jueves, 14 de enero de 2016

MOZART, ENTRE MÉLIÈS Y DISNEY

 DARÍO PRIETO
 Si Mozart concibió La flauta mágica a partir de uno de los principios de la masonería, "el de llevar luz a la oscuridad", la producción de esta obra cumbre del repertorio operístico que llega este sábado al Teatro Real de Madrid se inspira hasta tal punto en esta máxima que la ha transformado en aquel otro fundamento básico que define el arte cinematográfico: "Dibujar con luz". En efecto, el espectáculo diseñado escénicamente por el australiano Barrie Kosky y que se estrenó en la Komische Oper de Berlín en 2012, elimina los elementos del escenario y los sustituye por una gran pantalla sobre la que se van proyectando animaciones con las que interactúan los cantantes. A medio camino entre el cine-magia de Georges Méliès (De la tierra a la luna) y aquel primer Disney provocador que hacía odas a los estupefacientes en forma de elefantes rosas (Dumbo).


La originalidad de la propuesta lleva a Joan Matabosch, director artístico del Real, a invitar a los espectadores a que salgan de su zona de confort y disfruten de una experiencia audiovisual muy especial: "¡Dejaos llevar!", dijo ayer durante la presentación del montaje, al que le toca abrir los actos de conmemoración del bicentenario del Teatro Real, después de la cancelación a última hora del recital que iba a ofrecer el tenor alemán Jonas Kaufmann, aquejado de una sinusitis.
Eso no significa que la parte visual devore por completo la partitura de una de las piezas fundamentales para los amantes de la ópera. Prueba de ello es que al frente de la orquesta esté en el foso el director musical del coliseo madrileño, Ivor Bolton, uno de cuyos fuertes es, precisamente, el catálogomozartiano. Bolton, cuya relación con La flauta mágica ha tenido numerosos hitos a lo largo de su carrera, reconoció durante la presentación que este montaje es su favorito, al "capturar brillantemente esta idea de Mozart acerca de la Ilustración" y por su carácter "rompedor". Para acompañar este despliegue técnico, Bolton ha escogido una recreación fidedigna de la sonoridad de la época (finales del siglo XVIII), sobre todo en lo referente a los vientos.
Para Matabosch, el motivo por el que esta producción funciona tan es porque, "a pesar de resultar chocante en cuanto al estilo que se le ha dado, resulta completamente armónica con lo que hizo Mozart". Y ha subrayado la pertinencia de "recodificar la obra en el mismo sentido que lo hizo el compositor".
En cuanto a los cantantes que participarán en la producción, se trata de un reparto doble. Joel Prieto y Norman Reinhardt, darán vida y voz a Tamino, mientras que Sophie Bevan y Sylvia Schwartz serán Pamina. Completan el reparto Joan Martín-Royo y Gabriel Bermúdez (Papageno); Ana Durlovski y Kathryn Lewek (La Reina de la Noche); Christof Fischesser y Rafal Siwek (Sarastro) y Ruth Rosique (como Papagena). Muchos nombres españoles, hasta 16, lo cual ha llevado a Matabosch a enorgullecerse por ello, aunque subrayando:"Ninguno de ellos está aquí por ser español, sino porque son muy buenos cantantes".


http://www.elmundo.es/cultura/2016/01/14/5696c2ec46163f9e128b45a4.html

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