DARÍO PRIETO
Si Mozart concibió La flauta mágica a
partir de uno de los principios de la masonería, "el de llevar luz a la
oscuridad", la producción de esta obra cumbre del repertorio operístico
que llega este sábado al Teatro Real de Madrid se inspira hasta tal punto en
esta máxima que la ha transformado en aquel otro fundamento básico que define
el arte cinematográfico: "Dibujar con luz". En efecto, el espectáculo
diseñado escénicamente por el australiano Barrie Kosky y que se estrenó en la
Komische Oper de Berlín en 2012, elimina los elementos del escenario y los
sustituye por una gran pantalla sobre la que se van proyectando animaciones con
las que interactúan los cantantes. A medio camino entre el cine-magia de
Georges Méliès (De la tierra a la luna)
y aquel primer Disney provocador que hacía odas a los
estupefacientes en
forma de elefantes rosas (Dumbo).
La originalidad de la propuesta lleva a Joan Matabosch, director artístico
del Real, a invitar a los espectadores a que salgan de su zona de
confort y disfruten de una
experiencia audiovisual muy especial: "¡Dejaos llevar!", dijo ayer
durante la presentación del montaje, al que le toca abrir los actos de
conmemoración del bicentenario del Teatro Real,
después de la cancelación a última hora del recital que iba a ofrecer el tenor
alemán Jonas Kaufmann, aquejado de una sinusitis.
Eso no significa que la parte visual devore por completo la partitura de una de las piezas fundamentales
para los amantes de la ópera. Prueba de ello es que al frente
de la orquesta esté en el foso el director musical del coliseo madrileño, Ivor
Bolton, uno de cuyos fuertes es, precisamente, el catálogomozartiano. Bolton, cuya relación con La flauta mágica ha
tenido numerosos hitos a lo largo de su carrera, reconoció durante la
presentación que este montaje es su favorito, al "capturar brillantemente
esta idea de Mozart acerca de la Ilustración" y por su carácter
"rompedor". Para acompañar este despliegue técnico, Bolton ha
escogido una recreación fidedigna de la sonoridad de la época (finales del
siglo XVIII), sobre todo en lo referente a los vientos.
Para Matabosch, el motivo por el que esta producción funciona tan es
porque, "a pesar de resultar chocante en
cuanto al estilo que se le ha dado, resulta completamente armónica con lo que
hizo Mozart". Y ha subrayado la pertinencia de
"recodificar la obra en el mismo sentido que lo hizo el compositor".
En cuanto a los cantantes que participarán en la producción, se trata de
un reparto doble. Joel Prieto y Norman Reinhardt, darán vida y voz a Tamino,
mientras que Sophie Bevan y Sylvia Schwartz serán Pamina. Completan el reparto
Joan Martín-Royo y Gabriel Bermúdez (Papageno); Ana Durlovski y Kathryn Lewek
(La Reina de la Noche); Christof Fischesser y Rafal Siwek (Sarastro) y Ruth
Rosique (como Papagena). Muchos nombres españoles, hasta 16, lo cual ha llevado
a Matabosch a enorgullecerse por ello, aunque subrayando:"Ninguno de ellos está aquí por ser español, sino porque son
muy buenos cantantes".
http://www.elmundo.es/cultura/2016/01/14/5696c2ec46163f9e128b45a4.html
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