martes, 26 de enero de 2016

"¡RESPONDE A MI TERNURA!" ÓPERA SANSON Y DALILA. PALAU DE LES ARTS

ÁLVARO DEL AMO

"Reponds a ma tendresse!", le ruega Dalila a Sansón en una trasposición lírica del boudoir parisino al relato bíblico, como si dos franceses de 1877, con su sensibilidad, su experiencia erótica y su estrategia de seducción jugaran a disfrazarse con el prestigio de figuras míticas del Antiguo Testamento. Un capricho o una concesión a la moda que configura la obra con una rigidez imposible de sortear: los amantes desgarrados por la traición y cómplices en una sensualidad incendiaria, tienen que resolver su conflicto en un contexto político y religioso ajeno y remoto, que la sutileza musical del refinado compositor intenta equilibrar, sin conseguirlo del todo. La ópera de Saint-Säens, como algunas de su compatriota Massenet, desde la perspectiva del espectador presente, remite a la ampulosidad, abrumada por el cartón piedra y perfumada de kitsch, de la película de Cecil B. De Mille sobre la misma pareja.
La puesta en escena de La Fura dels Baus subraya la opresión del pueblo hebreo con imágenes proyectadas, linternas sobre la cabeza de cada siervo, sin olvidar un cinturón explosivo. Los amantes debaten su drama en un difícil abrazo, amenazados por manos que simulan serpientes, sobre la alarma de una peana insegura. Las convenciones decimonónicas se agitan y manipulan sin romperse del todo, gracias a la coherencia de un estilo bien probado.


Un momento de la representación de 'Sansón y Dalila' en el Palau de les Arts, en Valencia 

El eje de la obra es Dalila, precursora de la figura literaria de la mujer fatal, un muy jugoso papel, del que la joven mezzosoprano armenia Varduhi Abrahamyan se apropia con autoridad. Una hembra de carácter, transida en la fragilidad de sus sentimientos heridos, cruel a la hora de manejar las tijeras de la venganza, y muy sabia en presentar ante las autoridades filisteas su papel de instrumento político cuando solo el despecho motiva sus actos. Gregory Kunde, algo áspero al comienzo, encontró la angustia de Sansón cuando se encuentra ante su obsesión; su "Te quiero, Dalila", más allá del propósito amoroso, es la confesión de un pecador, el grito de un reo y la certeza de que la muerte y el infierno nada son ante la inminencia del abrazo.
André Heyboer, como Sumo Sacerdote, Alejandro López como Abimélech, y los demás apechugan valientes con sus papeles, todos alcanzados por el frío dardo del tópico.
El coro, a tientas en la semioscuridad impuesta por Padrissa o en festivos retozos orgiásticos bajo luces parpadeantes, demostró su poder tanto como ejército invasor como cuando le tocaba lamentarse como masa de esclavos.Plácido Domingo, que ha sido un muy frecuente y óptimo protagonista, dirigió la excelente orquesta en un acto que mucho tenía de mutuo homenaje. Su flamante cumpleaños número 75 fue cálido, amistoso y merecidísimamente aplaudido.
'Sansón y Dalila'
Autor: Camille Saint-Säens/ Director musical: Plácido Domingo/ Dirección de escena: La Fura dels Baus - Carlus Padrissa/ Videocreación: Marc Molinos/ Reparto: Varduhi Abrahamyan, Gregoy Kunde, Alejandro López/ Producción de la Ópera de Roma/ Orquesta y Coro Titulares/ Escenario: Palau de les Arts de Valencia/ Fecha: 20 de enero.


http://www.elmundo.es/cultura/2016/01/22/56a13dee22601dc7358b46ae.html

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