RUEDA DE PRENSA PARA PRESENTAR AÍDA EN EL TEATRO REAL
Con los directores generales Ignacio García-Belenguer y musical, Joan Matabosch del coliseo madrileño, estuvieron presentes Hugo de Ana, responsable de la escena y el maestro italiano Nicola Luisotti, a cargo del desarrollo musical de la producción.
Un invitado especial, famoso por haber cantado en muchísimos teatros, aunque no en el Real el rol de Radamés, príncipe egipcio, Pedro Lavirgen, tenor cordobés, que a sus 87 años, recordó anécdotas, se hizo fotos y espera seguramente ilusionado, el estreno de la ópera de Verdi a la que está invitado, el próximo 7 de marzo.
Ignacio García-Belenguer presentó el acto y Joan Matabosch, como siempre rebosante de energía, comentó una de las anécdotas que trajo en un papel, como un tesorito. Era, en efecto, la "reflexión" que en 1865, realizó el político liberal Manuel Silvela, en un artículo titulado "El Teatro Real y el Gobierno...El ministro... manda que solo de vez en cuando se ejecuten obras de Mozart y Weber. Condena al destierro al innovador Verdi y a otros peligrosos demócratas de la música. El ministro opina que, si al público le gustan, que se vaya a oirlos a Nápoles".
El Maestro Nicola Luisotti, en vísperas de las elecciones complicadas e imprevisibles en su país, no dejó pasar su turno de palabra para hacer declaraciones inteligentes sobre la música, los compositores, en este caso Giuseppe Verdi y la implicación de estos en los tiempos históricos y personales que les tocan vivir.
Y así, explicó: "Verdi era un hombre de su tiempo y en Aída no faltan las críticas a la religión, que parece estar siempre por encima de la política. Además, muestra esa rebelión por parte del pueblo inconformista con la situación. Sin olvidar el triángulo amoroso que protagonizan Aïda, Radamés y Amneris". Preciosa su digresión sobre los recuerdos, que "nunca recrean la realidad, sino que son un sueño: el recuerdo de los recuerdos, mejores o peores".
Le resultó evidente y natural al director musical encontrar similitudes entre la época actual poblada de emigrantes que recorren el planeta en busca de asilo, con su caso personal, por tener una sobrina inmigrante también originaria de Etiopía, que vive desde hace 10 años con su familia en Italia y no desea volver a su país de origen ("como Aída", expresó).
Tampoco tuvo cortapisas Hugo de Ana, el director de escena, al comentar, entre otras cosas, que "la marcha triunfal de Aída es tremendamente facha, tremendamente nazi".
La rueda de prensa fue una conjunción planetaria donde hubo de todo: mucha información sobre las Aídas, presentes y actuales, el compositor Verdi, su época y la nuestra, igual de atribulada y expectante sobre un futuro parpadeante e inseguro. Y la opinión valiente y sin titubeos de los responsables de esta producción- jugosa y completa- un nuevo desafío para el Teatro Real.
Alicia Perris
Información sobre la producción de Aída, Teatro Real de Madrid
Entre los días 7 y 25 de marzo se ofrecerán 17 funciones de Aida, recuperando la espectacular producción concebida por Hugo de Ana para la inauguración de la segunda temporada del ‘nuevo’ Teatro Real, en octubre de 1998. Las 8 funciones de entonces se unían a las 353 que tuvieron lugar en las temporadas anteriores al cierre del teatro, en 1925. Durante ese periodo el popular título verdiano fue el más representado en el Real, siendo Giuseppe Verdi el compositor preferido del público madrileño del siglo XIX.
Con los directores generales Ignacio García-Belenguer y musical, Joan Matabosch del coliseo madrileño, estuvieron presentes Hugo de Ana, responsable de la escena y el maestro italiano Nicola Luisotti, a cargo del desarrollo musical de la producción.
Un invitado especial, famoso por haber cantado en muchísimos teatros, aunque no en el Real el rol de Radamés, príncipe egipcio, Pedro Lavirgen, tenor cordobés, que a sus 87 años, recordó anécdotas, se hizo fotos y espera seguramente ilusionado, el estreno de la ópera de Verdi a la que está invitado, el próximo 7 de marzo.
Ignacio García-Belenguer presentó el acto y Joan Matabosch, como siempre rebosante de energía, comentó una de las anécdotas que trajo en un papel, como un tesorito. Era, en efecto, la "reflexión" que en 1865, realizó el político liberal Manuel Silvela, en un artículo titulado "El Teatro Real y el Gobierno...El ministro... manda que solo de vez en cuando se ejecuten obras de Mozart y Weber. Condena al destierro al innovador Verdi y a otros peligrosos demócratas de la música. El ministro opina que, si al público le gustan, que se vaya a oirlos a Nápoles".
El Maestro Nicola Luisotti, en vísperas de las elecciones complicadas e imprevisibles en su país, no dejó pasar su turno de palabra para hacer declaraciones inteligentes sobre la música, los compositores, en este caso Giuseppe Verdi y la implicación de estos en los tiempos históricos y personales que les tocan vivir.
Y así, explicó: "Verdi era un hombre de su tiempo y en Aída no faltan las críticas a la religión, que parece estar siempre por encima de la política. Además, muestra esa rebelión por parte del pueblo inconformista con la situación. Sin olvidar el triángulo amoroso que protagonizan Aïda, Radamés y Amneris". Preciosa su digresión sobre los recuerdos, que "nunca recrean la realidad, sino que son un sueño: el recuerdo de los recuerdos, mejores o peores".
Le resultó evidente y natural al director musical encontrar similitudes entre la época actual poblada de emigrantes que recorren el planeta en busca de asilo, con su caso personal, por tener una sobrina inmigrante también originaria de Etiopía, que vive desde hace 10 años con su familia en Italia y no desea volver a su país de origen ("como Aída", expresó).
Tampoco tuvo cortapisas Hugo de Ana, el director de escena, al comentar, entre otras cosas, que "la marcha triunfal de Aída es tremendamente facha, tremendamente nazi".
La rueda de prensa fue una conjunción planetaria donde hubo de todo: mucha información sobre las Aídas, presentes y actuales, el compositor Verdi, su época y la nuestra, igual de atribulada y expectante sobre un futuro parpadeante e inseguro. Y la opinión valiente y sin titubeos de los responsables de esta producción- jugosa y completa- un nuevo desafío para el Teatro Real.
Alicia Perris
Información sobre la producción de Aída, Teatro Real de Madrid
Entre los días 7 y 25 de marzo se ofrecerán 17 funciones de Aida, recuperando la espectacular producción concebida por Hugo de Ana para la inauguración de la segunda temporada del ‘nuevo’ Teatro Real, en octubre de 1998. Las 8 funciones de entonces se unían a las 353 que tuvieron lugar en las temporadas anteriores al cierre del teatro, en 1925. Durante ese periodo el popular título verdiano fue el más representado en el Real, siendo Giuseppe Verdi el compositor preferido del público madrileño del siglo XIX.
En esta temporada de
conmemoraciones ─el bicentenario de su fundación y los 20 años de la
reapertura─, el Teatro Real mira, pues, a su historia pasada y reciente a
través de la reposición de Aida, uniendo su ‘auto-homenaje’ a otro, más
simbólico, a Pedro Lavirgen (1930). Este gran tenor no pudo interpretar en el
Real a los personajes que lo distinguieron –como Radamès, que debutó en La
Scala de Milán- porque el apogeo de su brillante carrera trascurrió durante el
período en que el coliseo de la Plaza de Oriente fue sala de conciertos y las
óperas se representaban en el vecino Teatro de la Zarzuela.
Para la reposición de Aida,
Hugo de Ana, responsable de la dirección de escena, escenografía y figurines de
la ópera, ha revisado la producción original de 1998, actualizando algunos
elementos escenográficos y parte del vestuario, pero manteniendo la esencia
simbólica de la producción.
Dominada por una monumental
pirámide que sugiere la magnificencia del poder político y religioso, la
producción enfatiza, sin embargo, la profunda soledad de los poderosos que se
debaten entre sentimientos, dudas y contradicciones que no pueden compartir ni
mostrar.
Tres repartos se alternarán
en la interpretación de los papeles protagonistas de Aida, con Liudmyla Monastyrska,
Anna Pirozzi y Lianna Haroutounian en el rol titular; Violeta Urmana, Ekaterina
Semenchuk y Daniela Barcellona como Amneris; Gregory Kunde, Alfred Kim y Fabio
Sartori como Radamès; y Gabriele Viviani, George Gagnidze y Àngel Òdena, como
Amonasro. Estarán secundados por el resto del elenco y por el Coro y Orquesta
Titulares del Teatro Real, bajo la batuta de Nicola Luisotti, director asociado
del Teatro Real, que interpretará desde el foso su tercer título verdiano,
después de las alabadas versiones de Il trovatore y Rigoletto.
Con casi 300 artistas
─entre solistas, coro, bailarines, actores y orquesta─ y una escenografía
espectacular que reveló al público, en 1998, el potencial técnico y las enormes
dimensiones de la caja escénica del Teatro Real.
Tal y como expresaron los presentes en la rueda de prensa, Hugo de Ana, director de escena, Nicola Luisotti, director musical, Aída combina espacios de intimidad, tanto amorosos como conflictos entre personajes, con escenas y sentimientos colectivos, de grandes masas. Esto lo supo cuidar Verdi con extraordinario acierto, especialmente en el estreno del Teatro alla Scala, donde él estuvo presente.
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