Inès de la Fressange
defiende en su último libro 'Les parisiens' su ascensión como símbolos de
sofisticación. “No son ostentosos y no les da miedo seguir la última moda”,
dice la modelo y diseñadora
ÁLEX VICENTE
Inès de la Fressange, en el
desfile de Chanel en París el 23 de enero. PASCAL LE SEGRETAIN GETTY
Tras la parisienne, llega
el turno de su equivalente masculino. Si la mujer francesa ha sido un icono del
estilo y la elegancia durante décadas, inspirando innumerables tendencias,
perfumes, libros y productos derivados, la moda empieza a abrazar al hombre
parisino como posible sucesor. La encargada de abrir la veda ha sido Inès de la
Fressange, experta en la teoría y la práctica de la elegancia a la francesa.
“Cuando iba a firmar libros
siempre me preguntaban si algún día escribiría algo sobre los hombres
parisinos. Yo sonreía educadamente, porque no creía que tuvieran ningún
interés, comparados con los ingleses o los italianos, que suelen llamar más la
atención”, confiesa De la Fressange (1957, Gassin). Pues ahora acaba de
publicar en Francia un nuevo volumen, Les parisiens (Flammarion), que vendría a
ser el doble masculino de aquel éxito editorial. La autora analiza la imagen de
un centenar de residentes en la capital francesa, además de proporcionar
consejos para que sus lectores potenciales mejoren su aspecto y recomendar
comerciantes parisienses donde abastecerse de la ropa necesaria para
conseguirlo.
Anton Terzian, estudiante,
un ejemplo de 'chic' parisino para Inés de la Fressange. EL PAÍS
La autora terminó
entendiendo que se equivocaba: los parisinos no hacían más que reproducir los
mismos preceptos que sus compañeras. De la Fressange hace una lista: “No son
ostentosos, no quieren aparentar que son ricos. Les gusta la comodidad y la
calidad de las materias. Quieren estar elegantes sin que parezca que han hecho
un sobreesfuerzo. Tienen la misma libertad que las parisinas y no les da miedo
no seguir la última moda. E, igual que ellas, no aspiran a imitar la página de
una revista, sino reflejar su identidad y su inteligencia a través de su forma
de vestir”.
De la Fressange no cree que
lleguen al mismo nivel que las mujeres francesas, pero tampoco les falta mucho.
“Ellas siguen estando más avanzadas, porque tienen muchos menos prejuicios. Los
hombres franceses siguen haciéndonos creer que no se preocupan por su aspecto.
Cuando te fijas bien, te das cuenta de que no es verdad”, asegura la autora, apuntando
a una atención mal disimulada a materias, cortes y colores.
De un tiempo a esta parte,
las campañas publicitarias empiezan a utilizar al hombre parisino como ejemplo
a seguir. Una imagen vintage de Alain Delon, entonces en el culmen de su
belleza —mucho antes de convertirse en votante del Frente Nacional—, reina en
las campañas de los perfumes masculinos de Dior. Por su parte, Guerlain acaba
de lanzar Le Frenchy, una fragancia de verbena y vetiver que se inspira, según
los argumentos del marketing, en un hombre “seductor y relajado”, “chic pero no
afectado”. En definitiva, “un héroe del siglo XXI sentado en la terraza de un
café”. Una imagen semificticia que no queda lejos de la que siempre ha
concernido a la parisienne.
Las insignias que utilizan
ese imaginario también se multiplican. Existen marcas como Garçon Français, Le
Chocolat des Français, Le Bonbon Français o incluso Le Beret Français, reciente
creación de la estilista japonesa Kiriko Sato, que reinventa en versión urbana
la boina tradicional que se solía llevar en la Francia profunda. Sin embargo,
la pionera fue Le Slip Français, una marca de ropa interior fabricada en
Francia al 100% y cuyas campañas están protagonizadas por modelos que no son
adonis inalcanzables, sino hombres que uno podría cruzarse en cualquier calle.
El actor francés Alain
Delon inunda con el estilo de su juventud las publicidades actuales de perfumes
de Dior. GETTY IMAGES
“Entonces podía parecer
chovinista reivindicar al hombre francés. En realidad, planteábamos un juego irónico
respecto a nuestra imagen y a los códigos visuales de los cincuenta y sesenta”,
explica su creador, Guillaume Gibault. Nada más parisino que tomarse a uno
mismo con un poco de sentido del humor.
https://elpais.com/elpais/2018/02/01/estilo/1517516077_443715.html
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