El Mauritshuis de La Haya
acomete, desde hoy y hasta el 11 de marzo, un ambicioso proyecto de
investigación de esta enigmática y bellísima pintura
Es la «otra» Mona Lisa de
la Historia del Arte. Francia tiene la suya, pintada por Leonardo, en un altar
erigido en el Louvre parisino, donde es adorada cual moderno becerro de oro. Y
Holanda custodia celosamente a su Gioconda, retratada por Vermeer, en el
Mauritshuis de La Haya.
Ambas son damas
misteriosas. La leonardesca, más sobria (y fea); la veermeriana, más guapa y
seductora. Queremos saberlo todo sobre esta joven tan arrebatadora como
enigmática: quién es, por qué la pintó Vermeer, por qué lleva un turbante en la
cabeza y una perla en la oreja, por qué gira su cabeza, qué o quién llama su
atención... Nunca lo sabremos, pero el museo holandés se ha empeñado en
desentrañar algunos de los misterios que oculta esta obra maestra, de 44,5 por
39 centímetros, unos 350 años después de ser pintada.
Un escáner MACRO-XRF,
frente la pintura-AFP
Desde hoy y hasta el 11 de
marzo, el celebérrimo cuadro va a ser sometido a una exhaustiva investigación
con la tecnología más puntera del mercado. Cuando concluyan los trabajos y se
analice todo el material recogido, será uno de los cuadros mejor documentados
del planeta: el «Guernica» es otro de ellos.
No se trata de una
restauración, ni siquiera de una simple limpieza. «La joven de la perla» (h.
1665) se restauró por última vez en 1994 y su estado de conservación es bueno.
De momento, no necesita pasar por «quirófano». Durante los dos años que el
Mauritshuis cerró por obras, esta Madonna holandesa anduvo de gira, con otros
ilustres teloneros, por Japón, Estados Unidos e Italia. Nada que envidiar a la
«ambición rubia»: ambas tienen legiones de fans por todo el mundo.
Se ha instalado un recinto
de cristal en la sala dorada del Mauritshuis, donde se llevan a cabo los
estudios de «La joven de la perla» a vista del público-EFE
Trabajo a vista del público
El proyecto, que se ha
denominado «La joven en el punto de mira», es una iniciativa del Mauritshuis,
pero se han involucrado muchas instituciones, como el Rijksmuseum de Ámsterdam,
la National Gallery de Washington y las Universidades de Maastricht y Amberes,
entre otras. Ala cabeza del equipo, Abbie Vandivere, conservadora jefe de
pintura del museo holandés.
Los objetivos de la
investigación, según cuentan sus responsables a ABC, son: «¿Qué pasos dio
Vermeer para llegar a esta pintura? ¿Qué técnicas aplicó para crear sus sutiles
efectos ópticos? ¿Qué materiales usó y de dónde procedieron? ¿Cómo se veía
originalmente la pintura y qué cambios sufrió a lo largo de los siglos? Podemos
aprender más sobre Vermeer y su técnica de pintura, pero el misterio siempre
permanecerá». Gracias al espléndido uso del color y el magistral juego de
luces, el pintor dio vida a una imagen icónica que cautiva a todo aquél que la
ve. Es de esos cuadros que, cuando lo contemplas, cuesta dejar de mirar.
Vuelves una y otra vez la cabeza. Te atrapa.
En 2014, y tras dos años de
cierre, se inauguró la reforma y ampliación de una de las más señeras y
hermosas pinacotecas de Europa: el Mauritshuis. Es conocido como «el joyero»:
encierra exquisitas joyas en sus salas. Una de las estancias más nobles de la
galería real es la sala dorada. «La joven de la perla» abandona durante dos
semanas la sala 15 donde cuelga habitualmente (junto a otras obras maestras
como «Vista de Delft», también de Vermeer, o «El jilguero», de Carel Fabritius)
para instalarse allí.
Los especialistas
analizarán la obra en un estudio de cristal creado expresamente para la
ocasión, donde trabajarán a vista del público. «El Mauritshuis quiere ofrecer a
su público la experiencia única de presenciar la investigación científica sobre
este retrato de fama mundial. La investigación científica es una de las
principales actividades del museo. Nos gustaría involucrar al público en lo que
generalmente se hace a puertas cerradas en nuestro taller de restauración.
"La joven de la perla" es una de las obras más importantes de nuestra
colección y, por lo tanto, estamos ansiosos por mantenerla a la vista de
nuestra audiencia», comentan a ABC los responsables.
«La joven de la perla», de
Vermeer, será analizada milímetro a milímetro-FOTOGRAFÍA: © Ivo Hoekstra.
Mauritshuis, La Haya
Divina paleta
René Gerritsen ha
fotografiado esta obra con una cámara digital, con luz natural, ultravioleta,
reflectografía infrarroja y Rayos X. Sabemos que usó mucho blanco de plomo en
el cuello y el ojo de la joven, así como en la perla del pendiente. Decía Van
Gogh, que de colores sabía un rato, que «la paleta de este singular artista
[Vermeer] abarca el azul, el amarillo limón, el gris perla, el negro y el
blanco. Su combinación es algo en él tan característico como la armonía
existente en Velázquez entre negro, blanco, gris y rosa».
Desde hoy y hasta el
miércoles se empleará un escáner MACRO-XRF, prestado por el Rijksmuseum.
Gracias al espectómetro de fluorescencia, Annelies van Loon analizará la
composición química de los pigmentos empleados por Vermeer (el hierro en los
tierra, el mercurio en el bermellón).
Trasera del cuadro de
Vermeer, fotografiada por Vik Muniz - ABC
Investigaciones anteriores
desvelaron que la pintura de la ropa y el turbante de la joven contienen
potasio y calcio, que se degradan con el tiempo. El 1, 2 y 4 de marzo John
Delaney y Kate Dooley emplearán la luz infrarroja para analizar los pigmentos
negros, que contienen carbón. El 3 de marzo los mismos especialistas analizarán
el azul tan característico de Vermeer. En este caso la técnica empleada será la
espectroscopia de reflectancia. También estudiarán el aceite con el que mezcló
los pigmentos. El 1 y el 4 de marzo le tocará el turno a las capas traslúcidas:
esmaltes y barnices. Tom Callewaert y Joris Dik utilizarán una tomografía de
coherencia óptica. Se detendrán en las veladuras azules del turbante. En él
Vermeer sugirió volumen alternando áreas de luz y de sombra. El 3 de marzo
Mathijs van Hengstum y su equipo estudiarán el craquelado de la pintura. Las
pequeñas grietas son especialmente visibles en el rostro.
Los días 4 y 6 de marzo Emilien
Leonhardt trazará un perfil tridimensional de la superficie de la pintura con
un microscopio digital 3D Hirox, capaz de ampliar detalles hasta 7.000 veces.
El 7 y el 11 de marzo un equipo de la Universidad de Amberes examinará la
estructura cristalina de los pigmentos (como el lapislázuli molido empleado en
el turbante). Finalmente, investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft
examinarán el fondo oscuro del lienzo, sobre el que el pintor aplicó una fina
capa de un verde traslúcido.
«La joven de la perla», de
Vermeer. Detalle-MAURITSHUIS, LA HAYA
Una treintena de obras
Apenas se conservan una
treintena de obras del maestro de Delft. «La joven de la perla» fue adquirida
en 1881 por el coleccionista holandés Arnoldus Andries des Tombe por dos
florines en una subasta en La Haya. Tras su muerte, legó el cuadro y otros once
al Mauritshuis. En «Vermeer. La obra completa» (Taschen), Karl Schütz subraya
«la profunda fuerza emocional que emana de la obra» y cree que la enorme fama y
popularidad del cuadro «reside en el atractivo intemporal de la joven: su
mirada dirigida al espectador, el brillo húmedo de los ojos, los labios
entreabiertos, el giro de su cabeza, el exotismo del atuendo... Ese ideal de
belleza sigue vigente hoy».
En 2014 un astrónomo,
Vincent Icke, publicó un estudio en la revista «New Scientist», según el cual
lo que cuelga en el pendiente de la joven de Vermeer no es una perla, sino un
objeto de metal o de cristal. «Incluso antes de la publicación de Vincent Icke,
el Mauritshuis había determinado que la perla representada por Vermeer es
demasiado grande para ser una verdadera perla. Así que estamos totalmente de
acuerdo con él en que es una perla de imitación (que era bastante común en aquellos
días)», explican desde el museo holandés.
Historias no contadas
Tracey Chevalier, que
noveló «La joven de la perla», dice que «cada cuadro, cada mujer que pinta,
alberga tantos secretos, tantas historias latentes pero no contadas». Cada una
de ellas merecería una novela, una película. Son mujeres ensimismadas en la
intimidad de la alcoba: leen una carta, escriben, tocan música o simplemente
miran por la ventana. Y, nosotros, simples mirones, como Gay Talese en «El
motel del voyeur». Para Cioran, Vermeer era «el maestro de la intimidad y del
silencio».
«En la pintura flamenca y
holandesa del siglo XVII estaban muy extendidos los estudios de cabezas [tronie
es su denominación holandesa]. Aunque por su estructura y su encuadre se
asemejan a retratos, no reproducen a nadie en concreto. Tan solo plasman un
tipo o un rasgo del carácter», explica Karl Schütz. Han llegado hasta nosotros
cuatro de Vermeer: «La muchacha del sombrero rojo», «Muchacha con flauta»,
«Estudio de cabeza de mujer joven» y «La joven de la perla». Según los
responsables del Mauritshuis, «podría ser que Vermeer usara una persona
existente como modelo, pero no como un retrato». Sea como fuere, siempre
albergaremos el deseo de que la joven de la perla existiese realmente y no sólo
en la mente de Vermeer.
Scarlett Johansson, en la
piel de la joven de la perla - ABC
Musa inmortal
La obra completa. Taschen
ha publicado un hermoso libro XL (a la altura que merece la pintura de
Vermeer), que reúne la obra completa del pintor: una treintena de obras. Su
autor, Karl Schütz, especialista en pintura holandesa.
Novela. La escritora Tracy
Chevalier noveló en 1999 la historia de la joven de la perla (al igual que años
después haría Donna Tartt con su vecino de sala en el museo «El jilguero», de
Carel Fabritius). Ambos fueron best sellers.
Cine. En 2003 Peter Webber
llevó a la gran pantalla la historia de este mítico cuadro: Scarlett Johansson
se metió en la piel de la virginal modelo y Colin Firth en la del maestro de
Delft, obsesionado con retratar a la joven.
http://www.abc.es/cultura/arte/abci-joven-perla-vermeer-tras-misterios-esconde-mona-lisa-norte-201802260204_noticia.html
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