Patricia Tubella Londres
La soprano Maria Callas, fotografiada en 1958 en
Londres. / rue des archives/agip/cordon press
El ingeniero de sonido transita cuidadosamente por la banda de
frecuencias que responde a la grabación de una Maria Callas en estado de
gracia, interpretando y haciendo suya la Toscade Puccini. Busca la más
mínima imperfección técnica en el registro de esta cinta que data de 1953, y la
eliminará con la misma precisión de un cirujano, aunque él prefiere equiparar
su trabajo al de un restaurador de museo: se trata de recuperar toda claridad y
los colores que la voz de la artista regaló en aquella legendaria sesión.
Reproducir con la mayor fidelidad posible los grandes momentos de la diva en su
versión original es la ambición del equipo de los estudios londinenses de Abbey
Road que ha remasterizado por primera vez su discografía al completo, en una
edición que sale al mercado el 23 de septiembre.
Transcurridas más de tres décadas y media desde su muerte, la cantante
grecoamericana (1923-1977) que definió o redefinió la ópera en el siglo XX,
sigue destacando entre los artistas clásicos que hoy venden más discos. La
Callas es ante todo un mito, del que nos han quedado sus grabaciones como legado
de una voz extensa e inclasificable y de esa entrega absoluta a sus personajes
con una intensidad dramática inédita hasta entonces en la escena operística.
El compendio que está a punto de lanzar Warner Classics recoge toda la
versatilidad de una soprano absoluta que podía cantarlo todo, a través del
repertorio completo de las óperas que la convirtieron en la estrella de su
tiempo y de una variada colección de arias, algunas interpretadas en recitales
pero nunca en el teatro.
Los 69 discos son el producto de la remasterización de todas sus
grabaciones originales entre 1949, con su carrera internacional ya propulsada a
raíz de La Gioconda de Ponchielli que cantó al aire libre en la arena de
Verona, y 1969. Cuatro años después comparecería por última vez en escena
cuando contaba 42 años y su vida pivotaba sólo en torno a Aristóteles Onassis,
el amor que quebró su carácter indomable y la apartó de los teatros, para luego
abandonarla por la viuda de John F. Kennedy. Para entonces, su voz se había
tornado más frágil y ya nunca tentó el regreso por la puerta grande. Por el
camino, una carrera fulgurante y fugaz que había alcanzado el pico de la
aclamación —aunque la rendición no fue unánime— y una fama derivada también de
su protagonismo en la crónica social, por la que paseó ese físico de cisne,
afilado a fuerza de dietas draconianas.
La Callas saboreaba un momento de esplendor cuando en 1953 grabó
aquella Tosca, bajo la batuta de Victor de Sabata y la producción de
Walter Legge, que se convirtió en una referencia de los discos de ópera. Los
ingenieros de sonido de Abbey Road creen, sin embargo, haber dado un paso más
gracias a los actuales avances tecnológicos. En el antiguo remaster de
la cinta original el oído experto percibe ligeros errores técnicos, como por
ejemplo ese amplificador que falla cuando la intérprete empieza a encarar el
aria Vissi D'arte. “Hasta hace pocos años, intentar arreglar este tipo
de fallos implicaba un enfoque muy primitivo y arriesgado. El software
de edición digital se ha vuelto tan sofisticado que hoy podemos corregirlos sin
tocar la voz de la cantante ni el sonido de la orquesta y coros de La Scala de
Milán”, explica Allan Ramsay, productor ejecutivo del proyecto.
El resultado es una grabación que califica de “más limpia” y que
rescata la claridad de la voz de la intérprete, su perfecta dicción y un mayor
cuerpo en la escala. “Está mucho más presente, suena más humana”, es el
veredicto de un reducido grupo de expertos en música clásica reunidos para la
presentación en los estudios del barrio de St John's Wood, la antigua casa
de los Beatles en Abbey Road. El equipo responsable de remasterizar 26 óperas
completas y 13 álbums de recitales de la Callas subraya para despejar
suspicacias que se ha limitado a eliminar las imperfecciones técnicas “sin
interferencias” en el aspecto musical. “El mejor modo de definir un remastering
de alta definición”, explica Ramsay, “es usando el ejemplo de la cámara digital
e imaginando la diferencia en claridad de imagen entre una de 1 megapixel y
otra de 12. Eso da una idea de la resolución que hoy somos capaces de
conseguir”.
El equipo de los estudios ha volcado en ello un año de trabajo o, como
lo define el productor, “un año de viaje a través de la voz de Maria Callas”,
incluidas todas sus imperfecciones pero sobre todo “aquellos momentos dorados
en los que estaba en la cima de sus facultades”.
La Divina, que murió sola en París a los 53 años, fue un fenómeno
irrepetible. Con las nuevas herramientas tecnológicas ni se pretende ni se
puede reconstruir a la diva, aunque al menos se aspira a recuperar “un
sonido lo más próximo posible a las sesiones reales” que dejaron grabadas para
la posteridad la expresión de su arte.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/08/25/actualidad/1408984738_942402.html
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