domingo, 17 de agosto de 2014

LA ÚNICA SALA DE CONCIERTOS DEL SIGLO XIX, ABANDONADA A SU SUERTE. LOS FRESCOS DE LOS ZULOAGA SE DESCONCHAN POR LAS HUMEDADES EN EL EDIFICIO MONTANO


 
El salón Montano en torno a 1889. Ahora su lugar lo ocupa la tienda de decoración y muebles Rustika. MCyP

DANIEL MARTÍN Madrid

Las primeras actuaciones del tenor Francisco Granados, del pianista José Arriola o del violinista Enrique Iniesta, interpretaciones de artistas consolidados, como el guitarrista Daniel Fortea o el violonchelista Pau Casals, y estrenos de los compositores José Luis Lloret y Rogelio Villar. Estos son algunos de los nombres propios de un legado cultural que se cae a cachos en la calle San Bernardino 3, en pleno centro de Madrid.
Así lo explica en un informe de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio, formada por un grupo de expertos que denuncian las tropelías a las que se tiene que enfrentar buena parte de la herencia artística de la región por el desdén o la mala planificación de los encargados de gestionarla.
En este caso concreto el abandono del edificio Montano, escenario privilegiado de parte de la historia musical madrileña, que cuenta con unos frescos realizados por los hermanos Germán y Daniel Zuloaga, hijos del popular armero y damasquinador Eusebio Zuloaga, y la única sala de audiciones comercial del siglo XIX que se conserva.
El edificio está catalogado, según el Plan General de Ordenación Urbana de 1997, como «de protección integral», así como el interior del salón actual y antigua sala de conciertos. El exterior de la sala tiene también otorgada la protección exterior de su estructura.


Frescos de los hermanos Zuloaga, deteriorados por la humedad. MCyP

Pese a ello, la falta de un adecuado mantenimiento propició que en el año 2007 el Ayuntamiento de Madrid abriese un expediente para hacerse cargo de las obras de reparación, que afectaban sobre todo al patio interior. Esta no se llevó a cabo, ya que la propietaria del inmueble, descendiente del arquitecto Ricardo Montano, que lo construyó entre 1884 y 1890, se comprometió a ejecutarlas ella misma.
Sin embargo en 2009 las obras se paralizaron cuando estaban al 69% por impago y la reforma quedó inconclusa. En 2001 compró el edificio la fundación sin ánimo de lucro Afal Futuro, que se encargaba de la tutela de ancianos con Alzheimer, y otras enfermedades mentales, a los que presuntamente usurpaba sus bienes aprovechándose de su situación.
Es el caso de este inmueble, propiedad de María Jesús Moreno, que padece demencia y síndrome de Diógenes. Afal lo vendió después de, presuntamente, falsificar su testamento, por 2,9 millones, cuando su valor aproximado era de 7,7, a San Bernardino SL, una empresa creada ad hoc para su compra, según publicó El País el pasado mes de junio. La trama está siendo investigada por la Fiscalía de Madrid.
La situación de abandono ha provocado que se filtren humedades a los frescos situados en la habitación interior del salón, que se están viendo desconchados por la aparición de abombamientos y grietas. Parte de este lo ocupa la tienda de muebles y decoración Rustika, cuyos dueños se han encargado de conservar las pinturas desde que abriesen hace 45 años y que ahora, con el cambio de propiedad del inmueble, se ven obligados a trasladarse. Santiago, el dueño del negocio sólo quiere que los frescos «no caigan en el olvido».
MCyP pide que se impermeabilice por completo el patio y se completen «con urgencia» los trabajos antes de que se degraden aún más las pinturas, que necesitan ser restauradas. Su presidente, Vicente Patón, emitió el pasado mes de junio sendas solicitudes tanto al Área de Gobierno de las Artes, Deportes y Turismo del Ayuntamiento, como a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad, sin que a día de hoy haya obtenido respuesta.
«Están en una situación muy delicada; el local debería recuperarse como sala cultural o de conciertos. Tenemos miedo de que lo conviertan en un hotel o en una cafetería», explica Patón.
De sala de conciertos a escenario cinematográfico
La inauguración del salón como sala de audiciones ligada a la venta de instrumentos fue el 20 de mayo de 1890, con un recital de piano. Diez años más tarde fue el escenario elegido para acoger la primera junta de la Juventud Artística a la que acudieron literatos como Pío Baroja o Valle Inclán. En 1918 se dejó de utilizar como sala de audiciones sin que se conozcan las causas exactas, aunque como apunta el informe de MCyP, el florecimiento de otros nuevos espacios lo pudieron relegar a un segundo plano que propiciara su abandono. En los últimos tiempos, el edificio Montano ha sido testigo de rodajes cinematográficos como la última película de Torrente o Las Brujas de Zagarramurdi, de Álex de la Iglesia.

http://www.elmundo.es/madrid/2014/07/28/53d6b56fca4741071a8b45ad.html

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