El salón Montano en torno a 1889. Ahora su lugar
lo ocupa la tienda de decoración y muebles Rustika. MCyP
DANIEL
MARTÍN Madrid
Las primeras actuaciones del tenor Francisco Granados, del
pianista José Arriola o del violinista Enrique Iniesta, interpretaciones de
artistas consolidados, como el guitarrista Daniel Fortea o el violonchelista Pau
Casals, y estrenos de los compositores José Luis Lloret y Rogelio Villar.
Estos son algunos de los nombres propios de un legado cultural que se cae a
cachos en la calle San Bernardino 3, en pleno centro de Madrid.
Así lo explica en un informe de la asociación Madrid Ciudadanía y
Patrimonio, formada por un grupo de expertos que denuncian las tropelías a
las que se tiene que enfrentar buena parte de la herencia artística de la
región por el desdén o la mala planificación de los encargados de gestionarla.
En este caso concreto el abandono del edificio Montano, escenario
privilegiado de parte de la historia musical madrileña, que cuenta con unos
frescos realizados por los hermanos Germán y Daniel Zuloaga, hijos del
popular armero y damasquinador Eusebio Zuloaga, y la única sala de audiciones
comercial del siglo XIX que se conserva.
El edificio está catalogado, según el Plan General de Ordenación
Urbana de 1997, como «de protección integral», así como el interior del
salón actual y antigua sala de conciertos. El exterior de la sala tiene también
otorgada la protección exterior de su estructura.
Frescos de los hermanos Zuloaga, deteriorados por
la humedad. MCyP
Pese a ello, la falta de un adecuado mantenimiento propició que en el
año 2007 el Ayuntamiento de Madrid abriese un expediente para hacerse
cargo de las obras de reparación, que afectaban sobre todo al patio interior.
Esta no se llevó a cabo, ya que la propietaria del inmueble, descendiente del
arquitecto Ricardo Montano, que lo construyó entre 1884 y 1890, se
comprometió a ejecutarlas ella misma.
Sin embargo en 2009 las obras se paralizaron cuando estaban al 69% por
impago y la reforma quedó inconclusa. En 2001 compró el edificio la fundación
sin ánimo de lucro Afal Futuro, que se encargaba de la tutela de
ancianos con Alzheimer, y otras enfermedades mentales, a los que presuntamente
usurpaba sus bienes aprovechándose de su situación.
Es el caso de este inmueble, propiedad de María Jesús Moreno,
que padece demencia y síndrome de Diógenes. Afal lo vendió después de,
presuntamente, falsificar su testamento, por 2,9 millones, cuando su valor
aproximado era de 7,7, a San Bernardino SL, una empresa creada ad hoc
para su compra, según publicó El País el pasado mes de junio. La trama
está siendo investigada por la Fiscalía de Madrid.
La situación de abandono ha provocado que se filtren humedades a
los frescos situados en la habitación interior del salón, que se están
viendo desconchados por la aparición de abombamientos y grietas. Parte de este
lo ocupa la tienda de muebles y decoración Rustika, cuyos dueños se han
encargado de conservar las pinturas desde que abriesen hace 45 años y que
ahora, con el cambio de propiedad del inmueble, se ven obligados a trasladarse.
Santiago, el dueño del negocio sólo quiere que los frescos «no caigan en el
olvido».
MCyP pide que se impermeabilice por completo el patio y se completen
«con urgencia» los trabajos antes de que se degraden aún más las pinturas, que
necesitan ser restauradas. Su presidente, Vicente Patón, emitió el pasado mes
de junio sendas solicitudes tanto al Área de Gobierno de las Artes, Deportes
y Turismo del Ayuntamiento, como a la Dirección General de Patrimonio Histórico
de la Comunidad, sin que a día de hoy haya obtenido respuesta.
«Están en una situación muy delicada; el local debería recuperarse
como sala cultural o de conciertos. Tenemos miedo de que lo conviertan en un
hotel o en una cafetería», explica Patón.
De
sala de conciertos a escenario cinematográfico
La
inauguración del salón como sala de audiciones ligada a la venta de
instrumentos fue el 20 de mayo de 1890, con un recital de piano. Diez años más
tarde fue el escenario elegido para acoger la primera junta de la Juventud
Artística a la que acudieron literatos como Pío Baroja o Valle Inclán.
En 1918 se dejó de utilizar como sala de audiciones sin que se conozcan las
causas exactas, aunque como apunta el informe de MCyP, el florecimiento de
otros nuevos espacios lo pudieron relegar a un segundo plano que propiciara su
abandono. En los últimos tiempos, el edificio Montano ha sido testigo de
rodajes cinematográficos como la última película de Torrente o Las
Brujas de Zagarramurdi, de Álex de la Iglesia.
http://www.elmundo.es/madrid/2014/07/28/53d6b56fca4741071a8b45ad.html
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