El nuevo barrio de Ratatouille, en el parque Walt
Disney Studios, en Disneyland París. / Cathy Dubuisson
París cuenta con 20 arrondissements, los distritos que, desde
su expansión en 1860, subdividen el caracoleado mapa de la capital francesa.
Desde este mes, la ciudad contará con un vigésimo primero arrondissement.
Por lo menos, eso sostienen los responsables de Disneyland París, que acaban de
construir una pequeña porción de la capital en el parque de atracciones. El
motivo es la inauguración de la 60ª atracción del reino mágico, una virguería
en tres dimensiones, con sensaciones olfativas y efectos térmicos, que nos
invita a recorrer, a bordo de un ratmobile sin raíles, todos los
rincones del mítico restaurante Gusteau de Ratatouille. </CF> La
atracción nos permite sumergirnos en el universo en el que transcurre la
película, ganadora del Oscar al mejor filme de animación en 2007.
Javier Belloso
Los aficionados a deambular por las calles de París identificarán de inmediato
su arquitectura de edificios decimonónicos de muros inclinados, tejados de
pizarra y fachadas en color crema. La atracción parte de un considerable
desafío: reproducir París a solo media hora de su geografía real. Para evitar
que la comparación desmerezca, el parque ha optado por dibujar un París
correspondiente a la visión fantaseada del universo Disney: colores saturados,
líneas torcidas y contornos limpios, “sin grafitis en las fachadas”, como
ironiza la directora artística de la atracción, Beth Clapperton, quien ha
querido reproducir “el París clásico y atemporal” de las películas de la
factoría. Sin tráfico desbordado, huelgas de transporte público ni camareros
malhumorados a la vista. Entre sus fuentes de inspiración figuran la Place des
Vosges y la Place Dauphine, pero también el perímetro de los Grands Boulevards
que atraviesan la rive droite y el ambiente que circunda la Ópera
Garnier.
Mesas del bistró Chez Remy, que complementa la
nueva propuesta junto a una tienda de 'souvenirs'.
La nueva atracción se fundamenta en un espectacular sistema de
proyección 3D, creado para la ocasión por los estudios Pixar para
transportarnos a la dimensión paralela de Remy, la rata más sibarita del
continente. Durante un cuarto de hora, seremos perseguidos por el chef Skinner,
pero también recibiremos la inestimable ayuda de su pinche Linguini.
Visitaremos una ajetreada cocina donde el chef hace gala de su legendaria
excelencia y sentiremos el calor de los fogones, pero también el frío de la
despensa, en la que incluso llegaremos a husmear los olores de los alimentos.
Al terminar la aventura, la experiencia se completa con otros dos elementos
habituales del turismo en la capital francesa: una tienda de souvenirs y
un bistró</CF> parisiense, donde se pueden degustar algunos clásicos de
su repertorio gastronómico, como la propia ratatouille (pisto de
verduras salteadas), el steak frites (bistec con patatas fritas) o el baba
au rhum (bizcocho borracho, remojado en ron y acompañado de nata montada).
Información
» Disneyland París (901 51 55 55; www.disneylandparis.es).
Entrada suelta de un día desde 64,80 adultos y 59,20 niños. Hasta el 12 de
noviembre hay ofertas de una noche y un día gratis, y niños gratis, en paquetes
con alojamiento. Por ejemplo, cuatro noches de hotel con desayuno y cinco días
de entradas a los dos parques para dos adultos y dos niños, en septiembre,
desde 996 euros.
Un equipo de imagineers(ingenieros de la imaginación en la
neolengua Disney) ha trabajado durante cinco años para convertir en realidad
este nuevo rincón del parque Walt Disney Studios. Si no se ha escatimado en
detalles es porque Disney es consciente de la importancia de estas nuevas
atracciones que complementan una oferta en constante evolución.
Cuando en 1992 el entonces llamado Eurodisney abrió sus puertas,
contaba con una treintena de atracciones, número que se ha duplicado en veinte
años. Su perpetua ampliación permite seducir a nuevos visitantes e incitar a
los que ya han pasado por el parque a repetir. En 2002 abrió el parque Walt
Disney Studios, contiguo al primero (Disneyland). Desde 2009, el complejo ha
invertido 500 millones de euros en la creación de nuevas atracciones y
espectáculos, así como en la renovación de su impresionante parque hotelero
(con más de 8.000 camas). “El objetivo es tener un producto actualizado y
cumplir con las expectativas del visitante, que son muy altas”, explican desde la
sede madrileña de Disney. Visto lo visto, funciona. Desde 1992, el parque ha
acumulado 250 millones de visitas.
15 millones de visitantes
Érase una vez un reino mágico que atraía a más visitantes anuales que
la Torre Eiffel y el Louvre. Si Disneyland París fuera un cuento de hadas,
seguramente empezaría así. Por él pasan cada año cerca de 15 millones de
visitantes llegados de todo el mundo, que han convertido el complejo en la
primera destinación turística en Europa. Cuesta creer que tuviera inicios francamente
complicados. En Francia, la llegada de Disney fue percibida con suspicacia. A
las reticencias de parte de la sociedad francesa —“Chernóbil cultural”, lo
llamó la directora teatral Ariane Mnouchkine, portavoz oficiosa de la
resistencia al proyecto—, se sumaron resultados económicos decepcionantes
durante los primeros años, hasta el punto de que el riesgo de quiebra se
insinuó en el horizonte. Desde mediados de la década pasada, la tendencia se ha
invertido.
Interior de la atracción que representa la
despensa del restaurante Gusteau y donde los visitantes, montados en un
'ratmobile' huelen los olores de los alimentos y sienten el frío de la nevera.
Ratatouille también permite que el complejo realce su pedigrí europeo, lejos de
aquel mensaje inicial de una experiencia all-american. Sus responsables
han presentado la atracción como “un homenaje a Francia” y reafirman que este
es un parque europeo, en oposición a los otros cuatro que existen en el mundo
(California, Florida, Tokio y Hong Kong, a los que se sumará Shanghái en 2015).
Parece terminado el periodo de “digestión sociológica”, como lo calificó uno de
los primeros directores generales de Eurodisney, Philippe Bourguignon. Un
informe del Gobierno francés, encargado con ocasión del 20º aniversario del
parque en 2012, determinó que Disneyland París habría inyectado 50.000 millones
de euros de valor añadido a la economía francesa desde su inauguración.
http://elviajero.elpais.com/elviajero/2014/08/21/actualidad/1408623940_530733.html
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