Han participado en la rueda de prensa los comisarios generales de la exposición, Pablo Jiménez Burillo, Director del Área de Cultura de FUNDACIÓN MAPFRE, y Guy Cogeval, Presidente del Musée d’Orsay, así como el comisario científico de la muestra, Côme Fabre.
Que Monsieur Guy Cogeval venga a Madrid, siempre a la Fundación Mapfre, es un regalo y un honor. Esta vez llegó muy acatarrado, pero esa no es la noticia. En el encuentro con los periodistas, un joven Côme Fabre hizo su debut en la capital como destacado responsable de las colecciones del Museo d´Orsay y por la Fundación, Pablo Jiménez Burillo elaboró una ajustada y extensa explicación (es obvio que el tema lo entusiasma) sobre estas joyas que vienen a vestir el centro artístico madrileño.
En el momento de las preguntas de los periodistas, como suele pasar en esta Casa, alguien quería saber detalles "sobre las dificultades" que conllevó la organización de esta colección para su exhibición.
Se le respondió como se pudo, conscientes todos de que podría haberse inquirido algún tema más positivo y no los inonvenientes del proyecto.
A continuación, otro periodista indagó sobre las medidas que se estaban tomando en el Louvre y otros museos para aligerar el peso de la afluencia de visitantes. Y otra cuestión, algo confusa que nadie entendió del todo.
A las dos, Guy Cogeval contestó que la "segunda no la había entendido" y que para responder a la primera, sería más adecuado "preguntarle al director del Louvre y de paso sugerirle que limpiara el museo, que estaba sucísimo". Un escalofrío debió correr por los presentes que estaban atentos al contencioso.
Al llegar a la sala de la rueda de prensa, deslicé sigilosamente una rosa en el lugar que correspondía al asiento de Monsieur Cogeval. que cuando la vio, se la regaló a Jiménez Burillo. Cuando terminó todo me acerqué y le dije en un susurro, no muy segura de no provocar más malestar en este verdadero Júpiter tonante enfadado. " La rose était pour vous. Vous nous manquiez à Madrid". Inauguró- por fin- una sonrisa franca, me la agradeció (era de las últimas del invierno campestre antes de la poda) y tan campante, la dobló y se la metió en el bolsillo de su chaqueta marrón. Y se abrió paso a la exposición, con su elegancia habitual. ¡Menos mal!
FUNDACIÓN MAPFRE presentaba así el pasado viernes, 13 de
febrero, en Madrid, la exposición “El Canto del Cisne. Pinturas
académicas del Salón de París. Colecciones Musée D´Orsay”, que reúne una
selección de la mejor pintura académica francesa de la segunda mitad del siglo
XIX.
La muestra, la
primera de estas características que se acoge en España, está compuesta por más
de 80 obras de los principales artistas académicos como Ingres, Gérôme,
Cabanel, Bouguereau, Laurens, Henner, Meissonier o Baudry, pero también otros
pintores que, si bien no se suelen clasificar como académicos, se integraron
dentro del sistema expositivo del Salón
parisino del siglo XIX, y partieron de la tradición para explorar nuevos
horizontes, como Alma-Tadema, Gustave Moreau, Puvis de Chavannes o Courbet.
Se trata de "una magnífica oportunidad para comprender el estilo artístico
de estos pintores académicos que legaron una pintura que tiene su origen en la
exposición que se celebró en 1763 en el Salón Carré del Museo del Louvre, de
donde toman su nombre y que reflejaron en sus obras, espléndidas y refinadas,
su malestar hacia el mundo moderno y la
industrialización, así como su descontento por un mundo lleno de cambios, que a
su juicio iba acabando con las grandes convicciones inamovibles de la
tradición. A todas estas cuestiones respondieron con una vuelta al pasado, a lo
exótico y a lo lejano.
Es de todos conocido que la pintura académica se rige por unos principios
estéticos claros y tradicionales: la primacía del dibujo sobre el color, la
corrección en la composición y la importancia de los temas que se tratan, que
recogen grandes momentos de la historia, la mitología o la religión".
Alicia Perris
Alicia Perris
No hay comentarios:
Publicar un comentario