Barcelona
contará desde el mes de febrero de 2015 con un nuevo Museo de Culturas del
Mundo que ocupará los espacios de la Casa Nadal y de la Casa del Marqués de
Llió en la calle Montcada, frente al Museo Picasso, dos edificios históricos
que a lo largo de las últimas décadas ya han acogido otros centros museísticos,
como el Museo Textil y de la Indumentaria o la sede de las exposiciones
temporales del recientemente inaugurado Museo del Diseño de Barcelona. El Museo
presenta una parte muy importante del préstamo en comodato durante veinte años
al Ayuntamiento de Barcelona de una parte considerable de la colección de la
Fundación Folch, creada por el empresario Albert Folch y dirigida en la
actualidad por su hija Stela Folch: cerca de 2.400 objetos de arte representativo
de África, Asia, América y Oceanía, que se complementan con fondos del Museo
Etnológico de Barcelona y de destacadas colecciones privadas del país, como la
Fundación Arqueológica Clos y la Colección Arqueológica Duran Vall-llosera. El
Museo de Culturas del Mundo es una plataforma de difusión y conocimiento de la
creación artística de culturas de Asia, África, América y Oceanía que quiere
dar visibilidad al patrimonio que Barcelona y sus coleccionistas han reunido
desde finales de los años cuarenta: un testimonio de primera categoría sobre la
relación del hombre con el universo, sus creencias y sus rituales.
Una figura antropomorfa de
latón, del pueblo edo del Reino de Benín; un reimiro de la cultura rapa nui de la Isla de
Pascua, de madera tallada y obsidiana negra; una figura funeraria tau tau, de madera, algodón,
conchas y pelo, de las Islas Célebes, en Indonesia; una cabeza de piedra que
representa un Bodhisattva, de la antigua región de Gandhara,
Afganistán-Pakistán, y un vaso de cerámica policromada de la cultura mochica,
son piezas de una belleza excepcional, elaboradas con materiales diversos en
distintos lugares del planeta. Hablan de culturas y civilizaciones antiguas y
nos permiten introducirnos en un mundo de creencias y rituales. Llevan al
visitante a interrogarse sobre la creatividad de los hombres y su capacidad
para inventar mitos que expliquen el misterio de la vida. Son, en definitiva,
una invitación a la comprensión, a la tolerancia, al reconocimiento de la
diversidad cultural y al entendimiento entre los pueblos.
Con esta doble finalidad,
artística y social, cultural y educativa, nace el nuevo Museo de Culturas del
Mundo de Barcelona, un equipamiento dedicado al arte de África, Asia, América y
Oceanía. El contraste con el entorno gótico de los edificios que albergan las
piezas es un atractivo de la visita y tiene un significado simbólico: de
reconocimiento, fascinación y acercamiento.
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