La Universidad de Cambridge reveló que expertos internacionales creen haber
identificado dos piezas del artista italiano
Los bronces que podría haber hecho
Miguel Ángel Buonarroti.
Ha sido una atribución de ida y
vuelta, pero la nueva revelación, de confirmarse, reviste una enorme
importancia para la historia del arte. Dos hombres desnudos, alzando los brazos
triunfantes, a lomos de sendas panteras, podrían ser las únicas esculturas de
bronce que se conservan de Miguel Ángel
Buonarroti. Así se creyó durante mucho tiempo, pero a finales del
siglo XIX se rebatió la teoría, atribuyendo la autoría de las piezas a
distintos maestros, como Tiziano Aspetti, Jacopo Sansovino o Benvenuto Cellini.
Ahora, un equipo de expertos internacionales en la universidad de Cambridge ha
vuelto a atribuirlas al genio del Renacimiento. Hasta que se presente la
investigación completa en un congreso internacional el próximo 6 de julio, las dos figuras en
bronce estarán expuestas al público en el museo Fitzwilliam de
la localidad inglesa.
Fue un pequeño detalle en un dibujo
realizado por un aprendiz del maestro florentino, que se encuentra en el museo
Fabre de Montpellier, el que propició el giro histórico en la atribución de
estas esculturas de un metro de altura, que pertenecen a un coleccionista
privado británico. El aprendiz había copiado varios dibujos perdidos de su
maestro y, en la esquina de uno de ellos, reprodujo un musculoso joven montado
sobre una pantera.
Las piezas pertenecen a una colección privada de la que no se han
facilitado datos. Se sabe que en el siglo XIX estuvieron en manos del barón
Adolphe de Rotschild
El otoño pasado, Paul Joannides,
profesor emérito de Historia del Arte de la universidad de Cambridge, conectó
aquel pequeño detalle con las dos estatuas. La pose era similar, y el trazo se
parecía al que Miguel Ángel utilizaba en los bocetos de sus esculturas.
La hipótesis de Joannides se fue
comprobando en diversas investigaciones posteriores, incluido un escáner de
neutrones llevado a cabo en Suiza, que dató las esculturas en la primera década
del siglo XVI. Investigaciones de expertos en anatomía determinaron que cada
detalle de los cuerpos era puro Miguel Ángel, desde los músculos abdominales
hasta los ombligos, muy parecidos a los que talló en el mármol de su David. Las
estudios comparativos con sus pinturas, en concreto con los desnudos masculinos
de la Capilla Sixtina, también resultaron concluyentes. Todo ello convenció a
los expertos de que los bronces fueron realizados por Miguel Ángel entre 1506 y
1508.
“Hay que ser valiente para siquiera
plantearse que pudieran ser obras de un artista de la magnificencia, la fama y
la importancia de Miguel Ángel”, declaró Victoria Avery, conservadora del
Fitzwilliam, donde se encuentran las esculturas prestadas por su propietario,
cuyo nombre no se ha hecho público. “Decidimos ser muy cautos, muy cuidadosos y
metódicos. Nadie quiere ser desmentido y quedar como un idiota”.
El artista había utilizado antes el
bronce. Se sabe que en este metal realizó un David, de una escala algo menor
que el de mármol, para el jardín de un chateau francés, pero
su pista se perdió durante la Revolución. También realizó una estatua del papa Julio
II, que los rebeldes boloñeses fundieron para artillería. Por eso, por ser las
únicas piezas de bronce que se conservan del maestro, son tan importantes estos
dos guerreros, conocidos como los bronces de Rothschild, en honor al primer
propietario del que se tiene constancia, el barón Adolphe de Rothschild, nieto
del fundador de la dinastía de banqueros.
El punto de partida de la investigación comenzó el pasado otoño cuando el
profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Cambridge, Paul Joannides,
reparó en unos bocetos expuestos en el Musée Fabre, en Montpellie
Miguel Ángel acababa de terminar el
David y se disponía a embarcarse en las pinturas de la Capilla Sixtina. Choca
que un artista de un carácter tan ambicioso como su obra aceptara un encargo
tan aparentemente menor como dos ornamentos de bronce. Pero hay quien quiere
ver en estos dos guerreros de pose desgarbada, salvajes como las panteras que
montan, el inicio del manierismo.
Se cree que el barón Adolphe de Rothschild
compró a un rey de Nápoles los dos guerreros de bronce montados sobre panteras,
ahora atribuidos a Miguel Ángel, que se encontrarían junto a otros tesoros
borbónicos en el palacio real de Caserta, en Campania.
Después de la muerte sin
descendencia en 1900 de aquel nieto del fundador de la dinastía de banqueros,
Maurice de Rothschild heredó su fortuna, incluidas las dos estatuas, que
tardarían un siglo en volver a llamar la atención de los académicos. Durante el
siglo XIX se atribuía normalmente su autoría a Miguel Ángel, pero desde
entonces varios expertos han cuestionado dicha atribución.
A la muerte de Maurice de
Rothschild, en 1957, los bronces pasaron a manos de un coleccionista francés, y
poco se supo de ellos hasta que en 2002 salieron a subasta en Sotheby’s. Los
expertos de la casa asociaron su autoría a Cellini. Fue entonces cuando los
adquirió su actual propietario, un coleccionista británico cuyo nombre no se ha
hecho público.
En 2012 formaron parte de dos
importantes exposiciones: una dedicada a Willem van Tetrode, pupilo de Cellini
de origen holandés, en la Frick Collection neoyorquina, y otra, la gran
exposición de obras de bronce en la Royal Academy londinense, donde fueron atribuidas
al círculo de Miguel Ángel, pero no directamente al maestro.
Ahora se encuentran cedidas por su
propietario al museo Fitzwilliams de Cambridge, donde se podrán ver desde hoy y
hasta el 9 de agosto, en un reconocimiento a los historiadores de arte de la
universidad, que han llevado a cabo la investigación que los reconoce como los
únicos bronces que se conservan del gran maestro del Renacimiento. Desde que se
han hecho públicos los resultados de este análisis, las expectativas se han
disparado, como sucede con cualquier descubrimiento relacionado con Miguel
Ángel Buonarroti.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/02/actualidad/1422885109_082498.html
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