lunes, 23 de febrero de 2015

EL PÚBLICO, LORCA ENTRA EN LA DIMENSIÓN OPERÍSTICA



Mortier encargó a Mauricio Sotelo elaborar una partitura lírica para la obra lorquiana. El compositor empapó los pentagramas en flamenco y se apoyó en el libreto de Andrés Ibáñez. El Teatro Real acoge el martes (24) el estreno mundial del proyecto, con Pablo Heras-Casado en el foso y la presencia del cantaor Arcángel y el guitarrista Cañizares.

JOSÉ MARÍA VELÁZQUEZ-GAZTELU 


El cantaor Arcángel en una prueba de caracterización.

El público, la obra de teatro original de Federico García Lorca, con el subtítulo de Escenas de un drama en cinco actos, tiene mucho de juego: juego de imágenes, luces y sombras, juego en distintos planos de la realidad, juego de sorpresas visuales y conceptuales. En el parlamento de la Figura de cascabel, se lee: “Todo entre nosotros era un juego. Jugábamos. Y ahora yo serviré al emperador fingiendo la voz suya. Tú puedes tenderte detrás de aquel gran capitel. No te lo había dicho nunca. Allí hay una vaca que guisa la comida para los soldados”.
“Exactamente”, afirma el compositor Mauricio Sotelo, “en El público existe multiplicidad de capas con dos pilares: la libertad sexual, sobre todo la de la homosexualidad, y la máscara. Asimismo aparece algo importantísimo y teatral, el biombo, que sirve para la transformación de los personajes. Y precisamente, en el pasaje que acaba de citar, perteneciente al segundo cuadro, hay un juego o diálogo amoroso entre El director, Enrique, que es la figura principal, y el Hombre 1°, un desdoblamiento de Gonzalo, el amante de El director. En la ópera, este juego de los amantes sucede en el contexto de los tangos flamencos de Granada y se produce un contraste de los diferentes caracteres que nos puede ofrecer dicho estilo, que está cantado por voces de barítonos, y las falsetas, o intervalos de guitarra, las interpreta la orquesta. Tengo que confesar que es uno de los momentos en que mejor me lo he pasado mientras componía la obra. Esta pluralidad de estratos me va a permitir insertar uno de los elementos fundamentales, que es el flamenco”.
Todo comenzó cuando Mauricio Sotelo, estando en Salzburgo, recibe la noticia de que Gerard Mortier va a hacerse cargo de la dirección artística del Teatro Real y que piensa contar con él para un proyecto. A principios de 2010 ambos coinciden en Madrid y las palabras del gran propiciador de la música innovadora, visionario y lúcido, no tuvieron nada de sinuosas al confiarle a Sotelo la versión operística de la obra teatral de Federico García Lorca El público. “A Mortier le parecía”, comenta Sotelo, “un texto absolutamente fascinante, pero que no entendía. Y mi misión era desvelarlo, que tanto él como los espectadores pudieran entender -o como decía San Juan de la Cruz, ‘entender no entendiendo'- dicho texto”.
Duermevela creativa
El público, que según el autor del libreto, el también músico, crítico y escritor Andrés Ibáñez, es la obra más difícil y misteriosa de Lorca, fue redactada en 1930 en Cuba, cuando el poeta granadino estaba aún inmerso en el suntuoso mundo estético y espiritual que había inspirado recientemente su libro Poeta en Nueva York. El público bebe de esa fuente y continúa el estímulo creativo en los mismos términos, ese aliento donde la transgresión y la magia inauguran una nueva dimensión artística. Según Mauricio Sotelo, “estamos hablando de una propuesta surrealista, no sólo de inspiración, sino de sustancia onírica. Justo después de recibir el encargo de Mortier, y mientras dirigía mi concierto De oscura llama, sufrí un infarto agudo de miocardio en el que casi pierdo la vida y del que me salvé por pocos minutos. Con el obligado reposo y en un estado de duermevela, lo que hacía era leer El público y, literalmente, soñar con algunas de las secuencias musicales de la ópera”.

Mauricio Sotelo, que declaró en una ocasión “soy compositor, pero ante todo soy flamenco”, es el músico actual que mejor ha entendido este arte, profundizando en sus claves sonoras y en su universo expresivo. Conocedor de la diversidad rítmica y melódica, utiliza las formas flamencas con el respeto exquisito de un admirador devoto aunque también con la pasión volcánica de un enamorado sin reservas. Tenebrae Responsorio y Expulsión de la bestia triunfante, ambas con la intervención de Enrique Morente; De Amore. Una maschera di cenere, con Eva Durán y Marina Heredia; In pace, con Carmen Linares; Nadie, Epitafio y Por martinetes, con Esperanza Fernández; Sonetos del amor oscuro, con Miguel Poveda; Si después de morir... y De oscura llama, con Arcángel; Como llora el agua, con Juan Manuel Cañizares; o Muerte sin fin. Homenaje a Morente, asimismo con Arcángel, Cañizares, el actor Juan Diego y la bailaora Fuensanta la Moneta; son hitos significativos en la biografía profesional de Sotelo. Para él “uno de los elementos importantes en El público son los caballos: la fuerza de la naturaleza, el deseo erótico y la pulsión sexual. Estos tres caballos -número simbólico en el poeta de Granada y en todas las tradiciones herméticas de Occidente- están representados por dos cantaores, Arcángel y Jesús Méndez, y una figura muda, el bailaor Rubén Olmo, además del guitarrista Cañizares y el percusionista Agustín Diassera. Lo que busco es ese fondo arcaico, la raíz en el corazón del misterio de la obra de Lorca”.
Bajo el magisterio de Sellars
El estreno de la ópera El público tendrá lugar el martes 24 de febrero en el Teatro Real con un equipo artístico multicultural en el que aparecen el director de escena chicano Robert Castro, colaborador de Peter Sellars en otras producciones del Real, como Ainadamar o The Indian Queen, el escenógrafo alemán Alexander Polzin, el figurinista polaco Wojciech Dziedzic, el coreógrafo afroamericano Darrel Grand, más la Orquesta Klangforum de Viena, el Coro Titular del Teatro Real y ocho cantantes encabezados por los barítonos José Antonio López y Thomas Tatzi.
El granadino Pablo Heras-Casado, joven multigalardonado e internacional director de orquesta, con una brillantísima trayectoria profesional, ostenta la dirección musical de El público: “El hecho de combinar el lenguaje surrealista, la música de vanguardia y las estructuras operísticas con el flamenco, para mí es nuevo, aunque, paradójicamente, también natural, ya que por cultura y tradición el flamenco es algo muy cercano, ha estado presente en mi vida de forma constante y no es un factor extraño. ¿Que cuál es el tratamiento que le doy en El público? Pues es igual que uno venga del clasicismo, de la música contemporánea o antigua; lo importante es la música y ser buen músico, y Arcángel, Jesús Méndez, Rubén Olmo, Cañizares y Diassera son grandísimos músicos y, una vez establecidas unas pautas de diálogo, nos entendemos perfectamente”.
Así lo confirma Sotelo:“Creo que la presencia del flamenco, y más en esta obra incompleta y misteriosa de García Lorca, es absolutamente obligada”.

http://www.elcultural.es/revista/escenarios/El-publico-Lorca-entra-en-la-dimension-operistica/35980

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