viernes, 6 de febrero de 2015

ALDO CICCOLINI, PIANISTA. SUS VERSIONES DE LOS CLÁSICOS FRANCESES DEL XIX Y XX SON UN MODELO DE INTERPRETACIÓN



Aldo Ciccolini, pianista francoitaliano.

El pianista y reputado profesor de su instrumento Aldo Ciccolini (Nápoles, 1925) murió el pasado sábado en su casa de París a los 89 años. En todos los diccionarios de prestigio su biografía se encabeza como "pianista francés de origen italiano". Nacido en una familia con refinados gustos musicales y verdaderos melómanos amantes de la ópera, desarrolló una carrera precoz: a los nueve años, obtuvo una beca especial para estudiar en el Conservatorio de Nápoles con Paolo Denza, el legendario mentor del teclado que había trabajado entre 1921 y 1922 con Ferruccio Busoni en Alemania. Denza transmitió a una primera generación de alumnos entre los que estaban Ciccolini y Paolo Spagnolo (1930-2012) tres elementos conscientes que llegaron a ser también parte consustancial de su estilo: riguroso seguimiento del texto musical, capacidad del sentido constructivo de la interpretación y los pormenores de una técnica cristalina y depurada.
Ciccolini hizo bandera de esta manera profunda y escolástica de abordar al piano, y profundizó en la interpretación de Liszt, en la que llegó a convertirse en un maestro. Especialmente estudiado es su registro discográfico de Années de pèlerinage y Harmonies poètiques et religieuses.
El debú oficial de Ciccolini fue su interpretación del Concierto en fa menor para piano y orquesta de Chopin en el Teatro San Carlo de su ciudad natal a los 16 años. Muy joven obtiene una plaza de profesor auxiliar en el prestigioso centro napolitano. Después, en 1948 se alza con el premio de Academia de San Cecilia de Roma y un año más tarde un jurado del que formaba parte Ernesto Halffter le declara ganador del concurso Margarite Long-Jacques Thibaud, lo que decidió su destino vital y profesional, puesto que fijó para siempre su residencia en París y obtuvo la ciudadanía francesa en 1969. Su cátedra en el Conservatorio Nacional de Música y Danza de la capital francesa se hizo mítica y ansiada por los futuros concertistas. Durante décadas profundizó en el repertorio francés con especial empeño en Fauré, Saint-Saëns, Ravel, Debussy y Satie. De este último grabó la integral de sus obras para piano.
Entre sus muchas presentaciones en teatros y auditorios españoles pueden señalarse las del Auditorio Nacional de Madrid (en 1989, 1990 y 2000) En 1982 formó parte del jurado del VII Concurso de Piano Paloma O'Shea en Santander, junto a Sergio Dorenski, Nikita Magalov y Xavier Montsalvatge, entre otros. Fue solista en grandes orquestas sinfónicas, con las interpretó a Juan Sebastian Bach, Domenico Scarlatti, Serguei Rachmaninov, Edgard Grieg, Mozart, Beethoven, Schumann o Borodin bajo la dirección de directores históricos de su tiempo como André Cluytens, Pierre Monteux, Charles Münch o Wilhelm Furtwängler. Ya en 1989 Enrique Franco calificaba la pianística de Ciccolini como “poderío de los medios técnicos y calculada pero efectiva expresividad", y en 2000, a tenor del concierto inaugural de la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid, el crítico apuntaba la estrecha colaboración del gran pianista con la nueva orquesta y su director José Ramón Encinar en el complejo Concierto en do menor de Beethoven.
Ciccolini recibió en 1972 el premio de la Academia del Disco francesa, y su interpretación de los conciertos de Ravel le valió un indiscutido premio de la Academia Charles Cros en 1976.


http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/04/actualidad/1423088777_300609.html

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