Una biografía novelada hace resurgir la figura del dictador, que
atrae al cine, la literatura y la televisión en un momento en el que algunos
ven similitudes con los años previos al fascismo
Benito Mussolini, durante la proclamación del “Imperio italiano” el
9 de mayo de 1936 en Roma. GEORGE RINHART GETTY IMAGES
DANIEL VERDÚ
Una pequeña burguesía desclasada, asustada por la percepción de una
invasión extranjera; un partido que invoca la antipolítica y recela de la
actividad del Parlamento en un clima de descomposición y crisis económica.
Mucho ruido: de sables y de los altavoces de la propaganda. Y, al final de las
escaleras del palacio del Quirinal, un hombre fuerte con una lista de ministros
bajo el brazo. Un siglo después, Italia mira hacia atrás en busca de algunas
respuestas mientras renace cierta fascinación por Benito Mussolini en las
librerías, la televisión y el cine. Un fenómeno cultural que coincide con un
resurgimiento de los partidos fascistas (CasaPound, Forza Nuova...) y un clima
en el que muchos perciben el aroma de la Italia que cocinó al monstruo entre
1919 y 1921. El regreso, más allá de la cuota de nostálgicos, se articula en
torno a una biografía novelada que ha despachado desde septiembre más de
100.000 copias y ha logrado desbancar algunas semanas a la del mismísimo
Francesco Totti en las listas de éxitos.
Portada de M. Il figlio del secolo, Antonio Scurati. EL PAÍS
M. Il figlio del secolo (Bompiani, 2018), la monumental obra de
Antonio Scurati —pensada como la primera parte de una trilogía de la que ya
está en marcha también una serie— asaltó las librerías hace cuatro meses. Sus
839 páginas y el acercamiento novelado a una figura sobre la que, en realidad,
quedaban pocos misterios por resolver no invitaban a la euforia comercial. Pero
su autor tenía clara la clave para una obra que se traducirá ahora a 20 idiomas
(en España la publicará Alfaguara) y ha copado las tertulias televisivas.
“Nadie había osado narrar la conquista del poder de Mussolini sin prejuicios,
un tabú impedía hacerlo. Se cumplían ya casi 100 años de la fundación del
fascismo y era justo que cayese, que se pudiese contar con la libertad
despiadada y desprejuiciada de la literatura. Siempre había sido un relato
basado en el prejuicio antifascista. La condena como mal absoluto venía antes
de cualquier discurso. Primero tenías que declararte antifascista. Y era
necesario, por supuesto: la República Italiana se funda sobre eso. Pero el
nuevo antifascismo, el nuevo relato formativo de una conciencia democrática no
puede basarse sobre un prejuicio ideológico. Debe ser equidistante, como hace
el arte y la literatura. La condena viene después de la lectura, no antes”,
afirma Scurati.
El autor estudió durante cinco años aquel periodo y construyó un
relato trepidante sobre el ascenso al poder de un exsocialista corroído por el
resentimiento y con las únicas armas de un periódico (Il Popolo d’Italia) y un
grupo de escuadrones que sembraron el terror en una sociedad desnortada. Todos
los pensamientos y reflexiones del joven Mussolini están basados en sus
discursos y artículos, en conversaciones verificadas por el autor. Hay
fragmentos de periódicos e informes oficiales. El relato está cosido a base de
retales historiográficos minúsculos de aquellos días. Pero, aún así, había un
riesgo en su mirada. “Me armé con procesos muy rigurosos. Cada personaje,
suceso, broma, cada discurso sería históricamente documentado o contrastado. No
me concedí la libertad de invención. Si hay una escena donde Mussolini
blasfema, hay al menos tres testimonios que lo confirman”, señala.
Pero en 2018 hubo más acercamientos al Duce. También se estrenó con
éxito la película Sono tornato, de Luca Miniero, basada en el filme que
parodiaba el retorno de Hitler a la Alemania contemporánea. En este caso, un
Mussolini desorientado aterrizaba en Roma y terminaba convertido en una
estrella televisiva. Antes de terminar el año, llegó a las librerías el Romanzo
di Benito (Utet, 2018), una obra sobre todos los falsos mitos alrededor del
dictador italiano construida por Pasquale Chessa. ¿Blanquear al monstruo?
Algunos, como la historiadora Donatella Di Cesare, piensan que
durante años Mussolini ha seguido gozando en Italia de una mirada benévola que
separaba sus logros de sus errores. “La narración en la inmediata posguerra y
en las décadas posteriores ha sido muy justificativa”, señala. Pero el nuevo
magnetismo del dictador, más allá de la emergencia de fenómenos fascistas para
millenials en Italia como CasaPound (con agresiones incluidas), se explica por
otros factores.
Portada de Il Romanzo di
Benito, de Pasquale Chessa.
El logro de Scurati
Paolo Mieli, exdirector de Il Corriere della Sera y ensayista,
apunta a tres motivos. “Primero, las coincidencias entre algunas cosas que
suceden hoy y en la época que precedía a la aparición de Mussolini: desorden,
desorientación y miedo. Se tiene la impresión de que esto nos ayudará a
entender el momento y la política actual. Además, Mussolini y Hitler siempre
han sido descritos como fenómenos horribles, pero nunca se logra entender cómo
el consenso pudo ser tan alto, también internacionalmente. El tercer elemento
se debe al libro de Scurati: una obra muy voluminosa, pero escrita como una
novela que permite acercarse a las partes más secretas y complejas de manera
comprensible. Hasta hoy los libros accesibles eran demasiado superficiales, y
los completos eran de difícil lectura”, señala.
Italia atraviesa una nebulosa democrática en la que su ministro del
Interior y líder del partido con más apoyos en todas las encuestas se viste de
policía, se fotografía con ultras del fútbol condenados y parafrasea todo el
tiempo a Mussolini con algunos de sus eslóganes. Se le oye a menudo el “Me ne
frego” [algo así como me la suda], “Io tiro dritto” [voy hacia adelante], “Chi
si ferma è perduto” [el que se para está perdido] o “Tanti nemici, tanto onore”
[tantos enemigos, tanto honor]. Pero, ¿hay similitudes reales entre ambos
periodos? Scurati cree que no habrá más mussolinis, pero señala: “Todo comenzó
con unos pocos profesionales de la violencia, artistas como Marinetti... pero
lo acompañó la pequeña burguesía que se sentía empobrecida, traicionada por la
política, disgustada por la corrupción, desconcertada por los juegos
parlamentarios… Las declaraciones de Gabriele D’Annunzio y Mussolini contra lo
que pasaba en el Parlamento recuerdan a lo que escuchamos ahora. Los líderes de
hoy hablan el mismo lenguaje”.
Hipérbole comercial
Emilio Gentile, uno de los mayores expertos y autor de más de una
decena de libros sobre aquel periodo, cree que todo esto suena a hipérbole
comercial. Gentile, que no ha leído el libro de Scurati, sostiene que carece de
sentido el parangón con la actualidad. “Todo esto es una moda que pasará. Hoy
existe este juego periodístico y publicitario de hablar de un retorno del
fascismo que no es absolutamente posible. Ni siquiera en otras formas como ‘el
fascismo eterno’ al que se refería Umberto Eco. Hablar de una vuelta a eso es
ridículo y sostenerlo continuamente quiere decir que el antifascismo es
continuamente derrotado. Y eso es mentira. El antifascismo ganó en 1945. Lo que
me choca como persona que estudia desde hace 50 años este tema es que Mussolini
no presenta ningún carácter misterioso. Fue extrovertido, escribió mucho sobre
sí mismo. No hay ninguna explicación para el parangón más allá que la de
acercarlo al modelo de hombres fuertes que van hoy en día por el mundo”.
Pero el nuevo magnetismo comercial de M., a la espera este año de
una serie de televisión (de los productores de The Young Pope) y los otros dos
capítulos de la trilogía, no ha terminado.
https://elpais.com/cultura/2019/01/19/actualidad/1547910645_012398.html
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