El filósofo francés
Bernard-Henri Lévy protagoniza la obra 'Looking for Europe', en la que
interpreta su propio papel: un intelectual consternado por la amenaza populista
ÁLEX VICENTE
Bernard-Henri Lévy (Beni
Saf, Argelia, 1948) se sube al escenario para predicar el europeísmo en tiempos
de incertidumbre para el continente. Lo hará protagonizando la obra Looking for
Europe, en la que el filósofo francés interpreta su propio papel: el de un
intelectual consternado por la amenaza populista que se dibuja en el horizonte.
A partir de marzo, la función pasará por 24 ciudades europeas. Entre ellas,
Valencia, Barcelona y Madrid. Lévy se explicó sobre este inusual proyecto
teatral en una entrevista en su domicilio en París.
Pregunta. ¿Por qué decidió
subirse al escenario?
Respuesta. Fue en junio de
2018, cuando interpreté una variación de esta obra, titulada Last Exit Before
Brexit (“Última salida antes del Brexit”), en Londres. Llegó un momento en que
entendí que debía implicarme personalmente en lo que estaba pasando, incluso en
el sentido físico.
P. En otras épocas recorrió zonas de conflicto. ¿Hoy ese conflicto
está en Europa?
R. Me he pasado la vida
movilizándome por pueblos en peligro: árabes, kurdos, ucranianos, israelís,
afganos… Pero no me había dado cuenta de que mi propia casa estaba en llamas. Y
debía regresar a ese hogar para intentar apagar el incendio. Esa casa se llama
Europa.
P. ¿Cuál es la causa del incendio?
R. Quienes gobernaban esa
casa han sido perezosos. No han hecho el trabajo que se esperaba de ellos. El
gran error de mi generación, incluyéndome a mí mismo, fue creer que Europa se
construiría de forma mecánica, que se haría sola. Nos equivocamos. Cuando los
hombres no se adueñan de la historia, esta se gira contra ellos como un chacal.
Y ese chacal hoy tiene el rostro de los populistas.
“El error de mi generación
fue creer que Europa se haría sola”
P. ¿Se siente cómodo bajo los focos?
R. No soy tan buen actor
como un profesional, pero lo hago con mi corazón y mi sinceridad. Sobre el
escenario se produce un efecto de verdad. Mi malestar, mi rabia y mi esperanza
son auténticos. Y, al serlo, se produce un mimetismo en el espectador, una
comunión que es mayor que si el protagonista fuera un profesional.
P. Quiere introducir variaciones en el texto para responder a la
actualidad política de cada país donde representará su obra. ¿De qué piensa
hablar en España?
R. De la llegada de Vox y
de la alianza entre la derecha y la extrema derecha, con la que la primera se
arriesga a perder el alma y las elecciones. También de Cataluña y de la locura
del independentismo. Y evocaré en el escenario a personajes como mi amigo Jorge
Semprún…
P. Para un votante de Vox, ¿qué importancia tiene Semprún?
R. Pienso recordarles a
esos votantes por qué simboliza la grandeza española. ¿Prefieren una España
provincializada y rancia o un país que regrese al esplendor que representa
Semprún?
P. Su obra se representará a pocas semanas de las elecciones
europeas. ¿Cuál es su pronóstico?
R. Nos arriesgamos a ver
desembarcar a un grupo eurófobo detrás de Salvini, Le Pen y Orbán. Por primera
vez puede producirse una llegada masiva de neofascistas al Parlamento europeo.
Pero mi apuesta es que eso no sucederá y que la línea demócrata ganará, aunque
sea por muy poco. Con mis medios de pobre escritor, quiero decirles a Le Pen,
Mélenchon y Salvini que no se saldrán con la suya.
P. ¿Qué le hace estar tan confiado?
“Si ganan los eurófobos,
veremos fermentos de guerra civil”
R. Los pueblos viven
momentos de grandeza y de mediocridad. Hoy Europa vive un momento de gran
mediocridad. Pero yo, por temperamento, siempre apuesto por la grandeza. Creo
que algo sucederá durante la campaña. Hay mucha gente que no se resigna a la
muerte de los valores democráticos y liberales, aunque estén desmotivados. Hay
que darles ánimo y decirles que no están solos.
P. ¿Y si se equivoca?
R. Entonces Europa se
hundirá en la crisis y el paro. Veremos fermentos de guerra civil en muchos
lugares. La democradura [híbrido de democracia y dictadura] podría convertirse
en el modelo dominante. Si me equivoco, significará que Putin, Trump y Erdogan,
los artificieros que aspiran a acabar con Europa, habrán ganado. Si les sumamos
el imperialismo comercial chino y el terrorismo islámico, la lista de enemigos
de Europa empieza a ser larga. Pero yo creo que podemos resistir…
P. ¿Cómo explica el auge del extremismo solo 70 años después del
Holocausto?
R. No es un problema de
memoria, porque esa memoria es más fuerte ahora que hace siete décadas, cuando
los supervivientes no hablaban. Yo creo que el fascismo es una pasión política
que se apodera de los humanos. Es un fenómeno irracional, cuyos resortes están
arraigados en cada uno de nosotros. Hace 70 años esos resortes quedaron
fracturados, pero ahora resurgen en el interior de ciertas personas. Hay que
decirles: “No pasarán”.
P. Desde el comienzo de su movilización, ha sido muy crítico con
los chalecos amarillos.
R. Sentí que, por muy
justas que fueran sus reivindicaciones, sus palabras estaban impregnadas de lo
peor de la ideología francesa: el racismo, la homofobia, el odio a los
intelectuales y, a veces, el antisemitismo. Hay que tener la memoria corta para
creer que todo movimiento social equivale al bien. Los movimientos sociales
también pueden ser fascistas. Y yo detecto en los chalecos amarillos tonos
fascistoides…
P. Ha denunciado “la indulgencia” del sistema político y mediático
con ese movimiento. ¿En qué sentido?
R. El sistema mediático ha
tratado este movimiento como si fuera una serie de Netflix. Nos hemos
despertado cada sábado preguntándonos: “¿Qué sucederá hoy?”. Lo bueno es que
las series televisivas no suelen durar más de 12 o 13 semanas. Podemos imaginar
que el movimiento toca a su fin…
P. ¿Qué balance hace del primer año y medio de Macron en el poder?
R. Ha sido un buen
presidente. Ha respetado sus promesas y se ha comportado como debe hacerlo un
jefe de Estado, poniendo en marcha los proyectos por los que fue elegido. La
política es el dominio del mal menor; todo es perfectible, claro. Pero, de
manera general, no lamento haber votado por Macron.
P. ¿Qué le diría a alguien que cree que Europa no sirve de nada?
R. A un español, por ejemplo,
le diría que, si el paro no está al 40%, es gracias a Europa. Si el franquismo
ha muerto y no volverá, a pesar de Vox, es gracias a Europa. Y, si no vivimos
en guerra los unos con los otros, es gracias a Europa.
https://elpais.com/cultura/2019/01/29/actualidad/1548784156_786812.html
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