Se reedita 'Suspense. Cómo se
escribe una novela de misterio' o esa 'cocina' donde la autora de 'Extraños en
un tren' desvela su proceso creativo. Y, a la vez, se vuelven a publicar todas
sus novelas. Un placer pantagruélico para los amantes de la literatura
Patricia Highsmith, escribiendo en su casa
de París en 1977. CORBIS
DANIEL VÁZQUEZ SALLÉS Barcelona
La publicación de la obra completa de un escritor
fallecido suele darse cuando se cumple un aniversario emblemático de su
nacimiento o de su muerte. Patricia Highsmith, autora conocida
mundialmente por su personalidad antitética, ha sucumbido a la tradición. En el
XX aniversario de su muerte, Anagrama, la editorial que fue fiel a la escritora
en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y
en la pobreza, acaba de inicar la reedicción de la obra completa de una autora
imprescindible. La novela negra vive una época dorada y para un devoto del
género, renegar de Patricia Highsmith es como ser católico y perjurar de Dios.
Desmontar a Highsmith se puede hacer a través de
sus novelas y de los personajes que la hicieron célebre, o a partir de un libro
que acaba de editar la editorial Círculo de Tiza titulado 'Suspense.
Cómo se escribe una novela de misterio', un ensayo escrito por la autora de
Fort Worth que trata de ahondar en el proceso de creación sin pretensiones de
adoctrinar. El camino que debe elegir cada escritor es personal e
intransferible.
'Suspense' no es un manual de instrucciones. Nos
lo advierte la autora en un prefacio en el que asegura que la profesión de
escritor es apasionante, precisamente, por la posibilidad de fracasar. Y con el
fracaso como posibilidad y sin la fórmula del éxito en el bolsillo, Highsmith
hace una disección sin concesiones de un oficio como escritora cultivado a lo
largo de 50 años.
Uno de los secretos para escribir un libro es
divertirse con la historia que se tiene entre las manos si luego el propósito
es lograr divertir a los lectores. El lector, persona de mentalidad activa a
pesar de su actitud pasiva, siempre busca que suceda algo y su función como
escritora es la de sorprender. Para demostrar sus postulados, Highsmith recurre
a sus maestros. Habla de Dostoievski y de 'Crimen y castigo',
y habla de Edgar Allan Poe y de sus 'Narraciones
extraordinarias'.
Asegura la autora de 'El grito de la lechuza' que
el germen de sus novelas siempre ha sido una imagen. El sacrificio de una
tortuga de agua, lanzada viva a un cazo de agua hirviendo, o de una tortuga de
mar, decapitada cuando trata de morder un cebo, le sirvió para escribir 'La
tortuga', un relato con un desenlace poco compasivo. El germen de las
novelas puede ser "pequeño o grande, sencillo o complejo, quieto o
móvil", escribe Highsmith, que aconseja llevar una libreta en el bolsillo
para anotar las experiencias que más tarde puedan servir para originar una gran
historia. Y en este punto cardinal, Highsmith resalta la necesidad del escritor
de rodearse de gente estimulante. Una vida inspiradora ayuda al optimismo, y
para mantener el pulso a lo largo del lapso que se necesita para escribir una
novela, el escritor tiene que ser, por lo menos, medianamente optimista.
Dependiendo de si se trataba de escribir un relato
breve, una novela corta o una novela larga, Highsmith necesitaba de seis
semanas a tres años. Y en este proceso largo o corto, dependiendo, como nos
dice, de las lunas que iluminan el camino, tienen que quedar resueltas todas
las cuestiones que ayudan o perjudican al relato. Preguntas de índole de si el
protagonista debe de ser un vencedor o un vencido, de si el tono debe de ser de
comedia o de tragedia, y, algo fundamental, qué tipo de acercamiento emocional
tendrá el narrador a la historia. Highsmith se decanta por el criminal
simpático, también conocido como "el héroe criminal". Y en cuanto al
ritmo narrativo, dependerá de la historia que tenga entre las manos en conexión
con la mente. Quienes hayan leído los libros de Patricia Highsmith, le darán la
razón cuando la autora asegura que le gustan los giros inesperados que
compliquen la vida del protagonista y que, de paso, signifiquen estirar al
máximo la credulidad del lector en el sentido de quebrar su sentido de la
lógica.
Son muy interesantes las opiniones que versa sobre
la importancia del narrador. Una vez tuvo la idea de entregarle las riendas de la
narración a un muerto, pero sólo fue una idea. Sea el protagonista, o uno de
los personajes o el escritor en el rol de mirón, ella siempre se decanta por dos
puntos de vista como conductores de la trama.
Escribir una novela significa perseverancia. Un primer
borrador, un segundo borrador... El escritor tiene que estar abierto a pulir
todas las esquirlas de la narración antes de que pase a imprenta. Se supone que
la calidad literaria es una cualidad intrínseca de su oficio como escritora,
una marca reconocible tras muchos años de relación con el público, pero los
relatos están muertos si no fluyen por la mente del lector. Como un río que
necesita de la lluvia para discurrir, el lector debe identificarse con la
historia y sus personajes para que circulen por su mente.
'Suspense. Cómo se escribe una novela' de misterio
es un libro entretenido y muy útil para enfrentarse con la inteligencia de Tom
Ripley a las obras reeditadas por Anagrama y englobadas en una
colección que permite recuperar a una autora que, como dijo Graham
Greene, "ha creado un mundo original, cerrado, irracional, opresivo,
donde no penetramos sino con un sentimiento personal de peligro y casi a pesar
nuestro, pues tenemos enfrente un placer mezclado con escalofrío".
http://www.elmundo.es/cultura/2015/02/27/54efbb01268e3e90238b4575.html