sábado, 14 de junio de 2014

GEORGES BRAQUE, ÍNTIMO Y DESCONOCIDO. LA EXPOSICIÓN REPASA LA TRAYECTORIA Y LA VIDA DE UNO DE LOS PADRES DEL CUBISMO



BEATRIZ RUCABADO Bilbao

Fauvista, cubista, paisajista, amigo de poetas, músicos e intelectuales... pero siempre Braque. Desde que conoció a Pablo Picasso en 1907, Georges Braque (1882-1963) se embarcó en un viaje de continua investigación artística que acabaría por convertirlo en una de las figuras más destacadas de la vanguardia de principios del siglo XX. Junto a Picasso empezó a explorar las posibilidades de la descomposición de los planos para consolidar el cubismo, tras la Primera Guerra Mundial profundizó en las naturalezas muertas y las canéforas, durante la ocupación nazi llenó sus obras de símbolos como calaveras y peces negros y tras la Segunda Guerra Mundial acometió series de billares, talleres y pájaros con los que continuó con sus reflexiones artísticas.
Cuando acaban de cumplirse cincuenta años de su muerte, el Museo Guggenheim Bilbao repasa ahora todas estas etapas creativas y las contextualiza con la faceta más personal y desconocida del artista en la exposición 'Georges Braque', una ambiciosa retrospectiva que, desde hoy y hasta el 21 de septiembre, reúne en la pinacoteca bilbaína, con el patrocinio de la Fundación BBVA, 250 piezas, entre obras y material fotográfico y documental en que Braque habla de su arte.


 'Naturaleza muerta con mantel rojo' (1934).

La exposición, organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y la Réunion des Musées Nationaux-Grand Palais, en colaboración con el Centre National d'Art et de Culture Georges Pompidou de París, reivindica así con un recorrido cronológico el papel en la Historia del Arte de un creador cuyo "estatuto de artista oficial de la Francia gaullista le ensombreció indudablemente a los ojos de la generación contestataria que le siguió", destaca la comisaria, Briggite Leale, quien presentó ayer la exposición junto al director del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, y el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo.
La muestra, que en versiones distintas ha podido verse también en París y Houston, reúne por primera vez en Bilbao una muestra del trabajo que Braque realizó en el mundo de las escenografías del ballet y muestra al público, por primera vez en mucho tiempo, el telón que realizó en 1924 para el ballet Salade.


'El viaducto de L'Estaque' (1908).

Formado en la Academia de Bellas Artes de París, Georges Braque (1882-1963) abrazó pronto el fauvismo tras descubrir las obras de artistas como Matisse y Derain, y así lo atestiguan sus primeros paisajes de L'Estaque, localidad del sur de Francia cercana a Marsella. Pero cuando en 1907 conoció a Pablo Picasso de la mano del poeta Guillaume Apollinaire, Braque se embarca en una nueva etapa pictórica en la que los planos sustituyen a los volúmenes y el espacio cobra especial importancia. Fue un cambio radical en un corto periodo de tiempo que la exposición pone de relieve mostrando en paredes enfrentadas de una misma sala varias de sus obras fauvistas y otras como El viaducto de L'Estaque de principios de 1908. Cuando Matisse contempló alguna de estas imágenes, en la galería Kahnweiler de París en 1908, habló de «pequeños cubos». Su expresión no tardó en convertirse en el nombre de las exploraciones artísticas que habían emprendido Braque y Picasso.
En 1912, durante unas vacaciones con Picasso, Braque empezó a experimentar con sus primeros papiers collés (papeles pegados), una de sus aportaciones más importantes al cubismo y una línea de investigación que le permitió profundizar en la relación entre forma y color. Tras la guerra, su obra se llenaría de naturalezas muertas y de la armonía de los cuerpos al estilo clásico, y después de 1945 retomó la investigación artística, con series sobre billares, pájaros que representan la libertad creativa y paisajes simplificados hasta convertirse casi en dos bandas.

http://www.elmundo.es/cultura/2014/06/13/5399fa3022601d16388b45a8.html

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