El lienzo 'La Habitación Azul' de Pablo Picasso. AP
PABLO
PARDO Washington
Desde hace 87 años, un fantasma vive en el barrio de Dupont Circle, en
Washington. Vive en la calle 21, junto a uno de los clubs más exclusivos de la
capital de Estados Unidos, el Cosmos, y cerca de uno de los restaurantes
favoritos de Barack Obama, Nora. Viste traje y pajarita, y lleva tres
anillos en los dedos. Pero, tras 60 años de pesquisas, nadie conoce su
identidad. Estos días está viajando por Asia, pero es solo cuestión de tiempo
que regrese a la mansión de piedra roja en la que vive desde 1927, rodeado de
cuadros de El Greco, Van Gogh, Renoir o Matisse, solo por citar a los más
conocidos.
El fantasma vive en un cuadro de Pablo Picasso, 'La
habitación azul'. Allí está, oculto tras una mujer desnuda que se está
lavando en una habitación que es en realidad el estudio del pintor. Fue
descubierto por primera vez en 1954. Pero solo ahora, y gracias al uso de rayos
infrarrojos, los investigadores han podido desentrañar de qué se trata. Según
ha informado la agencia de noticias Associated Press (AP), es la figura de un
hombre que apoya la cabeza en su mano. Sin embargo, nadie sabe su identidad.
¿Un marchante de arte?
¿Podría ser Ambrose Vollard, el marchante que organizó la
primera exposición de Picasso en París, en 1901, justo el año en el que el
pintor malagueño hizo 'La habitación azul'? Podría... Pero nadie sabe si es
así. "Nuestra audiencia está hambrienta por saber" la identidad del
misterioso personaje, ha declarado a Associated Press Dorothy Kosinski,
la directora de la Phillips Collection, el museo de Washington que tiene el
cuadro desde 1927. La responsable de la pinacoteca, que tiene una de las
colecciones privadas más importantes del mundo, ha calificado el trabajo de
"detectivesco". Pero, por ahora, no hay ninguna pista para ponerle
nombre al fantasma.
El cuadro oculto bajo 'La habitación azul'. AP
Un factor que podría cambiar las cosas es la creciente colaboración
entre museos, que permite comparar no solo las obras, sino también las
técnicas. De hecho, determinar con certeza la existencia del elegante fantasma
solo ha sido posible tras cinco años de investigaciones llevados a cabo
por cuatro instituciones diferentes: la National Gallery de la Institución
Smithsonianade Washington; el Museo Winterthur del estado de Delatare; la
Universidad de Cornell de Nueva York; y la propia Phillips Collection.
Los análisis no solo han 'destapado' a la figura. También han
permitido saber que ésta fue pintada inmediatamente antes que 'La habitación
azul'. El cuadro es uno de los primeros que Picasso pintó dentro de que se
conoce como su 'periodo azul', una fase caracterizada por obras
monocromáticas y de una profunda carga melancólica, que comenzó como reacción
al suicidio de su amigo, el poeta de Barcelona Carlos Casagemas.
Picasso dejó toda una obra en
paralelo
Picasso frecuentemente pintaba encima de sus cuadros. Solo en Estados
Unidos hay otras obras suyas que tienen restos de dibujos previos en Nueva York
y en Cleveland (Ohio). Así pues, el malagueño dejó toda una obra en paralelo,
oculta bajo sus pinturas. La suma de tecnología y de cooperación entre museos
puede destapar toda esa carrera, y enriquecer todavía más la obra del pintor.
En esa tarea detectivesca, la tecnología es fundamental. Las
sospechas de que detrás de 'La habitación azul' se escondía alguien comenzaron
prácticamente cuando la obra llegó a Washington. Al ojo experto de los
especialistas de la Phillips Collection resultaba extraño que hubiera unos
pocos brochazos en el cuadro que iban en dirección opuesta a los demás.
En 1954, ya se hablaba abiertamente de correcciones en la obra. Pero
no fue hasta hace apenas dos décadas cuando los rayos-X permitieron determinar
que efectivamente, había algo detrás de la mujer desnuda. Ahora ya sabemos que
ese algo es una persona. El 'quién' es lo que Picasso se niega a decirnos.
Genios chapuceros
En la
oscarizada película 'Amadeus', de Milos Forman, Mozart escribe sus obras
sin tachones: la música fluye de su cabeza directamente. Sin embargo, gracias
al uso de la tecnología--en muchos casos, creada inicialmente con objetivos
militares - hemos descubierto que los grandes genios eran tan 'chapuzas' como
el que más, que aprovechaban trabajos preexistentes y que usaban la técnica de
la prueba y el error más que la mayoría de sus colegas. Tal vez la mayor
enseñanza es que los genios no son los mejores, sino los que están
dispuestos a equivocarse y a corregirse más veces.
http://www.elmundo.es/cultura/2014/06/17/53a07b37e2704e0c6d8b4588.html
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