Celebran juntos, este miércoles 17, los 50 años
del argentino-judío como solista con la Filarmónica
Baremboin y Rattle conmemorarán juntos el primer
concierto del primero con la Filarmónica. EL MUNDO
ROSALÍA SÁNCHEZ Berlín
Barenboim tenía solamente 21 años y estaba
prácticamente al inicio de su carrera cuando tocó por primera vez como solista
de piano con la Orquesta Filarmónica de Berlín. Hacía sólo unos
meses que se había inaugurado la mítica Filharmonie y el intendente Wolfgang
Stresemann le invitó a interpretar, el 12 de junio de 1964, un concierto de
Bela Bartok bajo la batuta de Pierre Boulez. Fue un gran éxito. El diario
Tagespiegel quedó impresionado por el "temperamento espontáneo de la
actuación, en la que cada nota cobró una arrebatadora vida musical", y
Berlín ya no quiso despedirse nunca del músico argentino-israelí.
Desde que comenzaron los ensayos de aquel
recordado concierto, surgió además una relación muy especial entre el pianista
y la orquesta, relación que Barenboim califica hoy como una "maravillosa
amistad". Y esa amistad no ha hecho más que ahondar hasta profundidades musicales
insondables desde que Simon Rattle dirige la Filarmónica de
Berlín, debido a las chispas musicales que saltan en cuanto los dos maestros
ponen un pie en el escenario.
El programa elegido por ambos para conmemorar esta
tarde los 50 años de Barenboim como solista con la Filarmónica incluye el
concierto para piano nº1 de Brahms, precedido por 'La pregunta sin respuesta de
Charles Ives y la Metamorfosis' para 23 cuerdas solistas de Richard Strauss. El
pianista, saliendo del último ensayo, recordaba ayer que hubo un intento
anterior de viajar a Berlín, cuando en 1954 había tocado en Salzburgo, con 11
años, y Wilhelm Furtwänglerformuló la invitación. El entonces
director titular de la Filarmónica quedó tan impresionado que quiso organizar
un concierto en Berlín, "pero mi padre le dijo a Furtwängler que una
aparición en Alemania poco tiempo después del Holocausto era demasiado
pronto para una familia judía de Argentina, que se había mudado hacía
dos años a Israel".
Medio en broma, medio en serio, Barenboim
reprocha un comentario de Stresemann cuando, sólo unos años después de
aparecer por primera vez como solista de piano, llegó a Berlín también como
director y el intendente le aconsejó contra una doble carrera: "No podrás
mantenerte como pianista y como director. Tienes que decidir". "Yo le
dije que no podía decidir, que me gustaría probar ambos caminos, y así hemos
llegado hasta hoy", con 260 actuaciones conjuntas con la Filarmónica.
El aniversario ha dado lugar a un muy especial
cierre de temporada en Berlín, donde dos directores a los que la geoestrategia
musical berlinesa ha situado en posición de competidores han aceptado
encantados la suma de estrellatos. Tocaron juntos por primera vez en 2004, en
un concierto de la Filarmónica en Atenas y rivalizan en el conocimiento de la
orquesta. "Yo he conocido a más generaciones de filarmónicos",
presume Barenboim, a quien el sistema democrático que rige la orquesta mantiene
en el puesto no declarado de "presencia permanente".
http://www.elmundo.es/cultura/2014/06/18/53a09562268e3e013c8b456b.html
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