Una empleada trabaja en el
centro de distribución de Amazon en Phoenix. / RALPH FRESO (REUTERS)
Ya la empleó en 2010, cuando Macmillan intentó
cambiar las reglas del juego. Y todo indica que Amazon ha decidido
volver a tirar de la conocida como “opción nuclear”. Ante la oposición de la
más pequeña de las Cinco Grandes Editoriales de EE UU (Hachette Group
Book, filial del grupo francés Hachette) a aceptar que Amazon
aumente su margen de beneficios a su costa, el gigante del comercio online ha
decidido suprimir el botón de “encargar por adelantado con un solo clic”. No
solo eso. Además, ha impuesto en la venta de sus libros electrónicos plazos de
entrega de “tres a cinco semanas”.
La traducción económica para Hachette —o cualquier
gran editorial— del comportamiento abusivo de Amazon —considerado por la hoy
juez del Tribunal Supremo de EE UU Sonia Sotomayor como un monopsonio, que a
diferencia del monopolio se centra en lo que el vendedor compra y no en lo que
vende— es catastrófica y obliga a la editorial de turno a planificar a ciegas.
Cuando Amazon ofrece en su página a los futuros compradores la opción de
encargar por adelantado, Hachette puede ajustar su tirada a la demanda
prevista. Ahora está sin brújula.
El pulso entre Amazon y Hachette es todavía más
enconado y las negociaciones económicas —de las que no ha trascendido
prácticamente nada excepto que Amazon las ha aventurado largas— se hacen más
urgentes si se tiene en cuenta que uno de los libros de Hachette afectados es
el nuevo volumen de la superventas británica J. K. Rowling, The
silkworm (El gusano de seda), que sale a la venta el próximo día 19,
publicado bajo el seudónimo de Robert Galbraith.
El objetivo final de Amazon es forzar la mano de
Hachette para que le dé mejores términos económicos en la venta de sus libros
electrónicos, mercado controlado en un 90% por la compañía fundada por Jeff
Bezos en 1994. En el caso de Macmillan, la “opción nuclear” fue ejercida solo
durante unos días, pero de haberse prolongado la situación, la editorial podría
haberse arruinado.
Fuentes de la industria del libro aseguran que los
editores normalmente dan a las librerías unos descuentos de entre el 47% y el
53% en ventas al por mayor para que estas puedan tener más margen de beneficio
y atraer a más clientes. Sin comentarios por parte de Amazon ni de Hachette, lo
que se sospecha es que la primera está exigiendo de la segunda descuentos aún
mayores que esos.
La presidenta de la Asociación de Representantes
de Autores (AAR, siglas en inglés), Gail Hochman, asegura que su grupo “deplora
cualquier intento de cualquier parte que busque perjudicar y castigar a autores
inocentes —y sus inocentes lectores— con el fin de ganar posiciones en una
disputa de negocios”. “Creemos que tales acciones equivalen a tomar rehenes
para conseguir concesiones y no tienen defensa”.
En opinión de Hochman, lo que está haciendo Amazon
es “una táctica brutal y manipuladora que, irónicamente, proviene de una
compañía que proclama que su objetivo es satisfacer totalmente las necesidades
de lectura y deseos de sus clientes”.
La batalla que ahora libran a puerta cerrada
Amazon y Hachette viene de lejos y se remonta a unos años atrás, cuando las Cinco Grandes
(Harper Collins; Pearson; Simon & Schuster; Macmillan y Hachette) se
aliaron entre ellas para hacer contratos de agencia o minoristas para
comercializar libros electrónicos. El momento no fue elegido en vano, ya que
coincidió con el lanzamiento por parte de Apple de su tienda iBooks. Entonces,
Amazon aceptó las reglas que le impusieron sus contrincantes, lo que significó
un aumento del precio que deseaban los editores y autores (la cuota de mercado
de Amazon pasó del 90% a menos del 70% y los precios aumentaron cerca del 20%)
y decidió centrarse en editar sus propios libros a un precio muy bajo. Tras
claudicar le llegó el momento de la revancha y le pasó factura a Macmillan.
Editores de todo el mundo contemplan inquietos y
sin casi información el desarrollo de la pelea, porque consideran que “todos
son Hachette ahora”. En la reciente BookExpo America de Manhattan, fueron
varios los autores que se quejaron de la actitud de la que es una de las más
poderosas corporaciones de Estados Unidos. En su opinión, “Amazon quiere
controlar la venta de libros, la compra e incluso la publicación, lo que puede
convertirse en una tragedia nacional”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/02/actualidad/1401731563_075404.html
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