Lola Pater
- Título original
- Lola Pater
- Año
- 2017
- Duración
- 95 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Nadir Moknèche
- Guion
- Nadir Moknèche
- Fotografía
- Jeanne Lapoirie
- Reparto
- Fanny Ardant, Tewfik Jallab, Nadia Kaci, Lucie Debay, Lubna Azabal,Véronique Dumont, Raphaëlle Lubansu
- Productora
- Coproducción Francia-Bélgica; Blue Monday Productions
- Género
- Drama | Familia. Transexualidad / transgénero
- Sinopsis
- Zino, de 27 años, hijo de inmigrantes argelinos, acaba de perder a su madre en París. Hijo único, fue ésta quien lo crió desde que su padre Farid se fuera, hace más de 20 años. Zino cree, por lo que su madre le decía, que su padre los abandonó y decide buscarlo. (FILMAFFINITY)
Estrenada en Brasil, a noviembre de 2017.
.PREESTRENO EN MADRID
Noticias previas o la otra versión de la presentación de Lola Pater en Madrid
Después de un primer encuentro la semana pasada ante los medios de “primer
orden”, cuya categoría y merecimiento para estar ahí esta vez han decidido los
responsables de la distribuidora de la película, según se informó desde
Actividades Culturales del Instituto Francé, otra anoche para el “gran público”
y la prensa que no casa en el lecho de Procusto de quien decide y administra la
información, escalonada, sesgada y encorsetada que entregan al lector o al
espectador los medios privilegiados y aupados de siempre. Poder dentro del
poder, vine siendo lo habitual, la manera de convertir en clasista, una
profesión naturalmente libre, como el periodismo. Listas de elegidos, listas
negras, el circo de siempre.
Entre los medios de la primera convocatoria y con derecho a la
primicia (El Mundo publica casualmente,
hoy 27 de junio, el visionado privadísimo de la cinta con su
protagonista de la semana pasada). Los “happy few” con derecho a noticia por
adelantado, viejos conocidos de todos, periódicos de gran tirada nacional, RTVE
y otros pocos elegidos a dedo. Estos “grandes” no siempre son garantes de una
información limpia de compromisos, chantajes, beneficios propios y/o el sesgo
que le adjudica la exclusividad contranatura de la preselección natural: darwinismo
periodístico, se le podría llamar a eso.
Pero la información que proporcionan no está asegurada por la
calidad de la escritura o la información, sino por la capacidad de colarse
entre los beneficiados. De esta manera, los Intereses y manipulaciones, están
servidos y se controla a la perfección el resultado de la compra y venta del
producto (una exposición, un concierto, una conferencia, una película, etc.)
que se quiere presentar a los usuarios convenientes para que sea un éxito
seguro. ¿Y la transparencia? ¿Y el acceso y el ejercicio igualitario a la información?
Fanny Ardant
Para todos los que la vieron en sus películas míticas, no siempre
famosas, como Le Colonel Chabert, con Dépardieu, las de Truffaut, El Marido de
la peluquera, con el delicioso Jean Rochefort, un maestro, fallecido este año, y tantas otras, la actriz francesa
representaba una mujer de bandera, acompañando a figuras míticas casi de su
generación, como Catherine Deneuve, que siempre representó otro modelo de cine
y de mujer.
La noche del 27, dejando hasta las flores del estampado de su
vestido del día anterior en el hotel, ofreció una presentación muy acotada, muy
recogida, a distancia del público, aunque este estuviera muy próximo, toda de
negro, como de procesión, aunque conservaba, eso sí, todos los anillos de los
que hacía inventario el periodista de El Mundo.
El traductor, resultó verdaderamente molesto, agregando, retocando
o acortando el discurso de la actriz, según le pareciera oportuno, todo
envuelto en una voz desagradable, chillona, que lo colocaba más a él que a la
protagonista en el papel principal.
El comienzo fue meloso y lisonjero por parte de la estrella,
recordando la valentía de los españoles para “contestar”, reclamar y protestar
por sus derechos. En la sala, algunos, complacidos, asintieron, rindiéndose al
halago, mientras otros se quedaron meditando sobre cuáles eran las
reclamaciones aludidas por parte del pueblo español, cuándo, cómo y en
referencia a qué temas. Porque la Señora Ardant debe saber muy bien que España
no es Francia, pero tampoco Argelia, país al que se refirió para expresar que,
una película como Lola Pater, donde un hombre se transforma en mujer, en
transexual, no podría estrenarse y se prohibiría.
Luego de la cinta, una relativamente breve ronda de preguntas,
lejos de la paciencia y fluidez con que, por ejemplo, Viggo Mortensen, hace
años, vino a presentar y a defender una película suya, sin cortapisas, con generosidad,
a pecho descubierto, hasta la madrugada.
La primera pregunta se la hizo un miembro del propio Instituto, lo
que dio pie a Ardant para presentar ya precocinado su propio discurso. A partir
de ahí, unas declaraciones suyas como la que “una película es como una botella
que se lanza en el mar, nunca se sabe dónde puede llegar”. Acabó defendiendo,
también, en una temática completamente diferente de la que exhibió en el
encuentro con periodistas seleccionados de postín de la semana anterior, “Que
uno más uno, más uno, al final suman muchos” (para cambiar el mundo, se supone).
Ante este discurso por demás edulcorado y bastante fuera de la
realidad actual internacional, brutal, fea, salvaje, estúpida en ocasiones, insolidaria
y cruel, alguien le comentó que su filosofía no parecía encajar muy bien con la
situación política del presente. Sin perder la sonrisa con la que llegó y se
fue, volvió y retomó el mismo discurso, siempre mediatizada por la inefable
traducción del ayudante ad hoc.
Faltó entre otros temas acuciantes del film, hablar sobre el hecho de la maternidad/paternidad en este caso, alrededor del cual gira toda la propuesta del cineasta y las relaciones de varias parejas, apenas dibujadas en la película. Y profundizar tal vez sobre la actitud de la gente al uso ante la evidencia de opciones de género alternativas.
Faltó entre otros temas acuciantes del film, hablar sobre el hecho de la maternidad/paternidad en este caso, alrededor del cual gira toda la propuesta del cineasta y las relaciones de varias parejas, apenas dibujadas en la película. Y profundizar tal vez sobre la actitud de la gente al uso ante la evidencia de opciones de género alternativas.
Así, finalmente, fue la misma película la que se vio las dos veces,
pero nos cambiaron el vestido de flores, la presentación, las fotos y los
comentarios sobre la obra, facilitados seguramente para que el “gran público” y
la prensa subsidiaria pudiera entender (previo pago de la entrada, abordable,
eso sí, 4 euros), sin problemas, lo que se vio en la película y de lo que se
estaba hablando después. À la prochaine.
Alicia Perris
Foto de Ardant en el Instituto Francés, Julio Serrano
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