Coproducción Centro Dramático Nacional - CDN y Taller 75
"VOLTAIRE/ROUSSEAU, LA DISPUTA".
Texto Jean -François Prévand
Dramaturgia, dirección y espacio escénico, Josep María Flotats
REPARTO
Josep Maria Flotats y Pere Ponce.
EQUIPO ARTÍSTICO
Mauro Armiño (Traducción), Paco Ariza (Iluminación), Renato Bianchi (Vestuario) y José Gómez (Ayudante de Dirección).
"L'adversité est sans doute un grand maître, mais ce maître se fait payer cher ses leçons et souvent le profit qu'on en retire ne vaut pas le prix qu'elles ont coûtées." J. J. Rousseau, "Les rèveries du promeneur solitaire".
Tal y como relata el programa de mano- casi un libro- "un panfleto anónimo acusa a Jean Jacques Rousseau por haber abandonado a sus cinco hijos. Rousseau insiste en que el gran Voltaire es el autor de esta abominación. Esto nos da la oportunidad de asistir a una gran escena doméstica, donde los dos filósofos enfrentan sus ideas acerca de Dios, la igualdad, la educación y el teatro. Dos maneras igualmente generosas pero muy distintas de concebir la sociedad".
Entusiasta hallazgo teatral a partir de la geografía vital y filosófica de dos de los más importantes pensadores del Siglo de las Luces, junto con Montesquieu y Diderot y la inmensa producción de La Enciclopedia. Entre todos, lograron cambiar el mundo, aunque el coste fue muy alto y sangriento. Desde 1789, año de la Revolución Francesa, el mundo nunca volvió a ser el que fue, en gran parte de los territorios del planeta.
Sensible, sentido enfoque el que nos trae el dramaturgo francés , tomando como punto de partida un encuentro en el château suizo, donde pasa amablemente los días, el autor de Candide y del Tratado de la Tolerancia.
"No me considero un autor dramático. Siempre he sido, ante todo actor. En vez de enfrentarme como la mayoría de mis colegas a las obras universales, decidí fabricar mi propio material, es decir, trabajar sobre textos no dramáticos ya existentes..." comenta Jean -François Prévand.
A partir de ciertas premisas muy conocidas de la vida y obra de los dos destacados escritores del Siglo XVIII, se va hilando una trama, por momento seria y aguda, filosa, en otros cómica desde la sonrisa, nunca desde la carcajada franca, porque estamos considerando cuestiones muy serias: la libertad, la educación, las sociedades, la política, la psicología, la naturaleza, la música, en una palabra: los vericuetos insondables del alma humana.
Pensado para un público informado y culto, aunque no necesariamente erudito, las actuaciones de Josep María Flotats, como un Voltaire que no afloja las riendas de la discusión y un Pere Ponce que traduce un Rousseau por momentos acorralado, triste y arrepentido, esta propuesta no puede dejar indiferente a nadie y es imprescindible en la escena teatral del invierno madrileño.
Josep María Flotats es en sí mismo toda una enciclopedia teatral, por su andadura, por su conocmiento, por su sensibilidad, siempre a flor de piel, por esa capacidad tan única e idiosincrática que tiene para transmitir, para comprometer a los espectadores, hasta en volverlos con delicadeza, sin presionarlos, en la trama dramática.
Su talento y sensibilidad y su personalidad irradian juventud y belleza, porque se ha convertido en una leyenda intemporal, acompañado por símbolos y mitos, que como él, también lo son. Ya sea defendiendo el texto de un Grünberg, como hizo recientemente en el Teatro Español, o un clásico francés del Siglo XVII (Molière está siempre presente en el texto y el clima de la obra también), su actitud es la misma: la seriedad de un trabajo hecho con infinita paciencia, con honestidad y afecto. Sus emociones se comunican a la perfección con las nuestras porque el suyo es un quehacer humano, muy humano.
Enorme también Pere Ponce, como Flotats, majestuosamente vestidos ambos con un vestuario ideado por Renato Bianchi, en el que se distingue a la legua el corte perfecto, la probada adaptación de los trajes al cuerpo de los actores. Excelente también la iluminación de Paco Ariza y el espacio escénico concebido por el propio Flotats. Exquisitos los muebles, el tapiz y la alfombra.
Y tantas referencias, tantas citas familiares, conocidas, arrancadas del fondo de la memoria del oyente, que bucea, allá en el arcano histórico de su aprendizaje, con un inmenso patrimonio literario, teatral, de experiencias vitales. Y además, la claridad para entretejer un texto clásico con conceptos más modernos, como "capitalismo", "alienación", curiosidades que divierten y movilizan aún más al público, atento y entregado.
Josep María Flotats dedica este espectáculo " Al gran maestro Ezio Frigerio, generoso y fiel amigo, con mi afecto y agradecimiento". Un creador universal de la escena del siglo XX.
Y obviamente a todos los espectadores, que cada noche, podrán tener una revelación en su compañía y la de un equipo formidable: la que permite rastrear los nuevos mimbres, a través de los viejos, la que pone al día y actualiza la realidad del corazón humano, siempre defectuoso y adolorido, siempre incompleto, siempre a la espera.
Alicia Perris
Tal y como relata el programa de mano- casi un libro- "un panfleto anónimo acusa a Jean Jacques Rousseau por haber abandonado a sus cinco hijos. Rousseau insiste en que el gran Voltaire es el autor de esta abominación. Esto nos da la oportunidad de asistir a una gran escena doméstica, donde los dos filósofos enfrentan sus ideas acerca de Dios, la igualdad, la educación y el teatro. Dos maneras igualmente generosas pero muy distintas de concebir la sociedad".
Entusiasta hallazgo teatral a partir de la geografía vital y filosófica de dos de los más importantes pensadores del Siglo de las Luces, junto con Montesquieu y Diderot y la inmensa producción de La Enciclopedia. Entre todos, lograron cambiar el mundo, aunque el coste fue muy alto y sangriento. Desde 1789, año de la Revolución Francesa, el mundo nunca volvió a ser el que fue, en gran parte de los territorios del planeta.
Sensible, sentido enfoque el que nos trae el dramaturgo francés , tomando como punto de partida un encuentro en el château suizo, donde pasa amablemente los días, el autor de Candide y del Tratado de la Tolerancia.
"No me considero un autor dramático. Siempre he sido, ante todo actor. En vez de enfrentarme como la mayoría de mis colegas a las obras universales, decidí fabricar mi propio material, es decir, trabajar sobre textos no dramáticos ya existentes..." comenta Jean -François Prévand.
A partir de ciertas premisas muy conocidas de la vida y obra de los dos destacados escritores del Siglo XVIII, se va hilando una trama, por momento seria y aguda, filosa, en otros cómica desde la sonrisa, nunca desde la carcajada franca, porque estamos considerando cuestiones muy serias: la libertad, la educación, las sociedades, la política, la psicología, la naturaleza, la música, en una palabra: los vericuetos insondables del alma humana.
Pensado para un público informado y culto, aunque no necesariamente erudito, las actuaciones de Josep María Flotats, como un Voltaire que no afloja las riendas de la discusión y un Pere Ponce que traduce un Rousseau por momentos acorralado, triste y arrepentido, esta propuesta no puede dejar indiferente a nadie y es imprescindible en la escena teatral del invierno madrileño.
Josep María Flotats es en sí mismo toda una enciclopedia teatral, por su andadura, por su conocmiento, por su sensibilidad, siempre a flor de piel, por esa capacidad tan única e idiosincrática que tiene para transmitir, para comprometer a los espectadores, hasta en volverlos con delicadeza, sin presionarlos, en la trama dramática.
Su talento y sensibilidad y su personalidad irradian juventud y belleza, porque se ha convertido en una leyenda intemporal, acompañado por símbolos y mitos, que como él, también lo son. Ya sea defendiendo el texto de un Grünberg, como hizo recientemente en el Teatro Español, o un clásico francés del Siglo XVII (Molière está siempre presente en el texto y el clima de la obra también), su actitud es la misma: la seriedad de un trabajo hecho con infinita paciencia, con honestidad y afecto. Sus emociones se comunican a la perfección con las nuestras porque el suyo es un quehacer humano, muy humano.
Enorme también Pere Ponce, como Flotats, majestuosamente vestidos ambos con un vestuario ideado por Renato Bianchi, en el que se distingue a la legua el corte perfecto, la probada adaptación de los trajes al cuerpo de los actores. Excelente también la iluminación de Paco Ariza y el espacio escénico concebido por el propio Flotats. Exquisitos los muebles, el tapiz y la alfombra.
Y tantas referencias, tantas citas familiares, conocidas, arrancadas del fondo de la memoria del oyente, que bucea, allá en el arcano histórico de su aprendizaje, con un inmenso patrimonio literario, teatral, de experiencias vitales. Y además, la claridad para entretejer un texto clásico con conceptos más modernos, como "capitalismo", "alienación", curiosidades que divierten y movilizan aún más al público, atento y entregado.
Josep María Flotats dedica este espectáculo " Al gran maestro Ezio Frigerio, generoso y fiel amigo, con mi afecto y agradecimiento". Un creador universal de la escena del siglo XX.
Y obviamente a todos los espectadores, que cada noche, podrán tener una revelación en su compañía y la de un equipo formidable: la que permite rastrear los nuevos mimbres, a través de los viejos, la que pone al día y actualiza la realidad del corazón humano, siempre defectuoso y adolorido, siempre incompleto, siempre a la espera.
Alicia Perris
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