Para combatir el dramático
declive de estos polinizadores
BEATRIZ RÍOS
La UE prohíbe tres
insecticidas considerados peligrosos para las abejas.
El uso de neonicotinoides
sólo estará permitido en invernaderos
Europa salió este viernes
al rescate de sus abejas. Los Estados miembros de la UE acordaron prohibir de
manera casi total el uso de tres pesticidas neonicotinoides (clotianidina,
imidacloprid y tiametoxam), tras las advertencias de la Agencia Europea de
Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre sus riesgos para las abejas, principales
polinizadores, y para otros insectos.Los insecticidas derivados de la nicotina
protegen los cultivos de las plagas, por lo que son muy comunes en la
agricultura intensiva. Sin embargo, diversos estudios científicos han mostrado
que resultan perjudiciales para las abejas al afectar a su sistema nervioso
central. En algunos casos, les provoca la muerte pero también pérdida de
memoria, lo que les impide volver a la colmena.Se estima que tres tercios de
los alimentos en Europa dependen de la polinización y la UE es el segundo mayor
productor de miel del mundo. Pero la población de abejas no ha dejado de caer
en los últimos años, incluso hasta el 50% en algunos países.Debido a las
preocupantes cifras, en 2013, el ejecutivo comunitario ya aplicó medidas restrictivas
al uso de estas tres sustancias. Se vetaron en cultivos como el maíz, el
girasol, las semillas de aceite de colza, el trigo, la cebada y la avena,
aunque se permitió que siguieran empleándose en los que se cosechan antes de la
floración o no atraen tanto las abejas, como la patata o la remolacha
azucarera.En febrero de 2018, un nuevo informe de la Agencia Europea de
Seguridad Alimentaria alertaba del peligro no sólo para las abejas de miel,
sino también para los polinizadores silvestres.Los resultados del estudio
advertían, además, que el riesgo no se limitaba a los cultivos en los que se
utilizaban este tipo de pesticidas, sino que la contaminación se transmitía al
suelo y el agua, afectando a flores silvestres y cultivos posteriores. Son
estas conclusiones las que impulsaron la propuesta de la Comisión Europea para
ampliar la restricción del uso de estos pesticidas hasta llegar a la
prohibición casi absoluta aprobada. "Todo el uso al aire libre de las tres
sustancias será prohibido y los neonicotinoides en cuestión solo se permitirán
en invernaderos permanentes, donde no se produzca contacto con las
abejas", anunció la Comisión Europea. El ejecutivo adoptará en las
próximas semanas el reglamento, que comenzará a aplicarse a finales de año.El
Comisario de Sanidad y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, se mostró
"feliz" por el acuerdo: "La salud de las abejas sigue siendo de
vital importancia para mí, ya que afecta a la biodiversidad, la producción de
alimentos y el medio ambiente".De los neonicotinoides analizados por la
UE, sólo se ha salvado el acetamiprid, pues la EFSA consideró que la
utilización de esta sustancia constituía "un bajo riesgo para las
abejas".
España, a favor del veto. La decisión contó con el apoyo de 16
países (entre ellos España, Francia, Alemania y Reino Unido) y la oposición de
Rumanía, Hungría, República Checa y Dinamarca.Un centenar de organizaciones
enviaron esta semana una carta abierta a la ministra de Agricultura y Pesca,
Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, en la que solicitaban el
respaldo de España para ampliar las restricciones en la sesión. Nuestro país,
que votó a favor de la propuesta de prohibir estas tres sustancias, no decidió
su posición hasta última hora de la mañana ya que, según informaron fuentes
diplomáticas a Efe, existía preocupación sobre cómo conseguir el equilibrio
entre la protección del ecosistema y, a la vez, de la industria del azúcar y
remolacha española, principales usuarios de estos componentes.Por su parte, el
sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos
(COAG) considera que "se trata de una buena noticia para los apicultores,
pero es urgente que se busquen alternativas para los agricultores que se han
quedado sin productos que necesitan; que rápidamente haya en el mercado
herramientas eficaces y sostenibles", reclamó en conversación telefónica
una portavoz del sector apícola de la COAG."Vamos por buen camino y
estamos dando respuesta a los consumidores que demandan productos más
sostenibles, pero vamos a aplicar el mismo rasero a las importaciones. Está
bien que nos exijamos más, pero si vamos a permitir que entren productos de
fuera que han sido tratados con estos productos, nos perjudicamos a nosotros
mismos", añadió.Por su parte, los grandes agricultores europeos reunidos
en la organización Copa-Cogeca se mostraron críticos con la decisión, aunque
reconocieron la "evidencia" del impacto negativo que tienen estos
pesticidas en las abejas. "Estamos en desacuerdo porque no se ha
investigado más el impacto de pesticidas cuando se usan en las semillas
tratadas, como en el azúcar", dijo Joachim Rukwied, presidente de
Copa.También mostró su rechazo la empresa Bayer, fabricante de dos de los
insecticidas prohibidos, el imidacloprid y la clotianidina: "Es un día
triste para los agricultores y una mala noticia para Europa", señaló la
compañía en un comunicado. "Bayer sigue convencida de que las
restricciones no están justificadas, ya que los neonicotinoides son seguros
cuando se usan de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta", rezaba el
escrito, que advertía que "más allá de los costes para los agricultores
europeos, las restricciones existentes [desde 2013] ya han tenido consecuencias
imprevistas considerables", entre ellas, "un regreso a productos
químicos más antiguos y menos efectivos".Para proteger la salud de las
abejas, la compañía aboga por otros métodos como "aumentar las opciones de
alimentación de polinizadores, mejorar los hábitats naturales y un control más
eficiente del ácaro de la varroa".La decisión de prohibir su uso fue
acogida positivamente por parte de las organizaciones conservacionistas que
llevan tiempo reclamando el veto total al uso de estas sustancias. Es el caso
de Avaaz, una organización que se define como una comunidad ciudadana global:
"En 2011 lanzamos nuestra campaña para pedir su prohibición porque la
ciencia estaba determinando claramente que estos productos eran dañinos para
las abejas y para la biodiversidad. Ha sido un proceso lento pero por fin se ha
logrado", explica Luis Morago, director de la campaña sobre los
neonicotinoides.Sus esfuerzos, dice Morago, se han centrado sobre todo en
España e Italia, que es donde más oposición han encontrado entre los
agricultores para pedir la prohibición de estos productos. "Parte del
sector agrícola tradicional está muy preocupado por esta prohibición, pero
también queríamos dar voz a los agricultores que quieren pasar a un modelo
mucho más saludable y sostenible, así que nos hemos coordinado con asociaciones
de agricultores de toda Europa que estaban a favor de esa
prohibición"."Por supuesto, los agricultores queremos proteger
nuestros cultivos contra las plagas. Pero nosotros, más que nadie, comprendemos
la importancia de unos ecosistemas saludables y su papel en la agricultura
productiva. Esto implica la salud del suelo, del agua y de todo tipo de
insectos. La disminución de la vida silvestre y la degradación del suelo no
benefician a nadie", señalaban las asociaciones europeas de agricultores
que respaldan el veto a estos insecticidas en una carta difundida por Avaaz
esta semana."Creer que tenemos que elegir entre plagas generalizadas y el
uso de neonicotinoides también es falso. Desde que la UE implementó una
prohibición parcial en 2013, la mayoría de nosotros hemos dejado de usar estos
productos químicos en nuestros cultivos y estos están prosperando", añaden
los agricultores a favor de la prohibición, que defienden otros métodos más
sostenibles para controlar las plagas. Entre ellos, "la rotación de
cultivos y el control biológico, que es el uso de depredadores naturales para
mantener a raya a las plagas", así como "la aplicación de
insecticidas solamente cuando el número de plagas rebasa ciertos
niveles".Otros estudios recientes han alertado del impacto de estos
productos. Así, una investigación del Centro de Ecología e Hidrología de Reino
Unido publicada en 2016 tras analizar las poblaciones de 62 especies de abejas
y abejorros silvestres en ese país entre 1994 y 2011, concluyó que el declive
de estos polinizadores fue, de media, tres veces mayor en la especies que
regularmente se alimentaban de cultivos tratados con pesticidas neonicotinoides
que entre las que prefieren las flores.El estudio recordaba, no obstante, que
estos insecticidas no son la única causa del dramático declive de las abejas,
afectadas también por el cambio climático o la pérdida de su hábitat.Por ello,
la prohibición de pesticidas es sólo una de las propuestas que el Parlamento
Europeo hizo en enero para protegerlas. Se reclamó a la Comisión un plan de
acción para combatir su mortalidad, programas de cría para producir abejas
resistentes a especies invasoras como el avispón asiático, más investigación en
la materia o campañas de información para paliar los efectos sobre las
poblaciones durante la época de fumigación.
http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2018/04/27/5ae2e73c46163f5a208b45ea.html
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