martes, 10 de abril de 2018

LA PRIMERA MUJER DE PICASSO, LA BAILARINA UCRANIA OLGA, NO ERA LA 'CASTRADORA' QUE DECÍA EL PINTOR


JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ
 Exposición sobre la bailarina Olga Khokhlova (1891-1955), a quien Picasso, su marido desde 1917, negó el divorcio para apartarla del reparto de bienes. No era 'violenta' ni tenía el 'carácter difícil' que aducía el artista. Fue él, proverbial machista y tacaño, quien la presentó en tono negativo en el arte y ante los demás. El pintor la engañó desde 1927 con Marie-Thérèse Walter, de 17 años.


Olga pensativa' dibujada por Picasso en 1923 MUSÉE NATIONAL PICASSO-PARIS DATION PABLO PICASSO, 1979 ©SUCCESSION PICASSO, 2017. CRÉDIT PHOTO : ©RMN-GRAND PALAIS (MUSÉE NATIONAL PICASSO-PARIS) / MATHIEU RABEAU

Cuando en 1935 el pintor Pablo Picasso (1881-1983), entonces ya un artista cotizado y en pleno desarrollo como creador sustancial, solicitó el divorcio de su primera esposa y musa, la bailarina Olga Khokhlova (1891-1955), adujo que solicitaba la separación por el "carácter difícil" de la mujer y las "escenas violentas" que protagonizaba, que llegaban a hacer la "vida imposible" al marido, "hasta el punto de impedirle trabajar o ver a sus amigos". Lo cierto es que el artista, que era un irredento mujeriego, acababa de dejar embarazada a su amante desde 1927, la joven de 17 años Marie-Thérèse Walter, y quería sacarse de encima —pagando lo menos posible: además de adúltero era muy tacaño— a Khokhlova, con quien se había casado en 1918. Años más tarde el pintor llamaría a la mujer "castradora", "acosadora" y otros epítetos igual de gruesos. Al negarse a repartir sus bienes con ella por vía judicial, el divorcio no se consumó legalmente hasta 1955 con la muerte de la mujer tras un cáncer. ¿Quién era y, sobre todo, cómo era Khokhlova, la bella bailarina nacida en Ucrania en 1891 que ha pasado a la historia por las descripciones, siempre tendenciosas, de su famosísimo marido, uno de los pintores más famosos de todos los tiempos? El misterio pretende ser resuelto por la exposición Olga Picasso, la primera organizada nunca dedicada a la mujer. Ahondar en la relación íntima entre Picasso y Olga, no solo primera esposa, sino también primera musa del pintor, es el objetivo de la muestra, organizada por el  Museo Picasso de París, donde permanecerá abierta el tres de septiembre para viajar luego a Moscú. Se casaron por el rito otodoxo ruso Más de 350 obras, entre pinturas, dibujos y fotografías, abarcan el periodo de casi veinte años de convivencia de la pareja. Se conocieron en Roma, hace ahora cien años —circunstancia que quiere aprovechar el museo—, viajaron juntos a Barcelona cuando ella dejó el elenco de un ballet para el que Picasso había trabajado como escenógrafo, se casaron por el rito ortodoxo ruso en 1918 y se establecieron en una casa en la rúe La Boetie. En 1921 tuvieron un hijo, Paulo, que sería inmortalizado en el cuadro El arlequín. Representada con frecuencia como una persona melancólica y triste en las descripciones y referencias del pintor malagueño, la exposición muestra una imagen muy distinta de la mujer, que pertenecía a una familia con estrechos vínculos con la nobleza de la Rusia Imperial y que tomó partido por los antibolcheviques tras la Revolución de 1917. Introdujo a Picasso en la alta sociedad Al contrario, Khokhlova era una persona vivaz y alegre, que introdujo a Picasso en la alta sociedad de París, las fiestas formales y todas las delicadezas sociales que acompañaban la vida de la clase alta en la capital francesa en los años veinte. Al artista le venían muy bien las nuevas relaciones para salir del círculo bohemio en el que se movía y buscar clientela para sus obras, cada vez más buscadas por los marchantes —fascinados por los periodos azul y rosa, el protocubismo y por cuadros tan rompedores como Las señoritas de Avignon, que señalaban un nuevo camino para la pintura moderna—. Películas de Olga extrovertida y sonriente La muestra del Museo Picasso también pone en evidencia la distancia que se da entre la mujer-musa y la imagen que Picasso plasma de ella en su obra gracias a unas películas caseras, filmadas a principio de los años treinta, que muestran a una Olga extrovertida y sonriente. La exposición propone un recorrido por las primeras obras inspiradas por Olga entre 1917 y el principio de los años veinte, un momento en el que "ocupa un lugar fundamental", llegando a ser "la figura femenina más representada" hasta que Picasso conoció a Walter, que pasó a ser su amante, en principio secreta, aunque no con demasiado empeño, ya que el artista alquiló para ella y los encuentros sexuales un apartamento muy cercano al domicilio familiar. Picasso dibujó a la bailarina Khokhlova de forma "más bien clásica" al comienzo de su relación, con un trazo realista y nada experimental. Con el nacimiento de Paul el artista pasó a representarla como una "figura universal" que idealiza la "maternidad". 'Arquetipo de mujer castradora' Durante esos años pintó escenas familiares "de una dulzura inédita" pero, a medida que la pareja comenzó a distanciarse aplicó, dicen desde el museo, una "metamorfosis" para convertir a Olga en "el arquetipo de la mujer castradora", triste y depresiva. El gran baúl de viaje que la bailarina guardó durante toda su vida y que preside una de las salas de la exposición arroja luz sobre su historia familiar: desde la desaparición de su padre y sus hermanos, que se alistaron en el contrarrevolucionario Ejército Blanco, hasta la pérdida de contacto con su familia y la caída de esta en la pobreza. Más de cien fotografías y numerosas cartas escritas en francés y en ruso fueron descubiertas en el interior del arcón por uno de los nietos de la bailarina y el pintor. Tonos grisáceos frente a paleta fresca Casi enfrentados en los muros del museo pueden observarse los retratos de Olga de finales de los años veinte, pintada en "tonos grisáceos" y posturas "a menudo inquietantes y brutales", y los que representan a Marie-Thérèse, donde aparece en posturas "más eróticas" y con una "paleta más fresca". El machismo y la mala uva del pintor, ambos proverbiales, explotan en algunas piezas que tienen un carácter cercano al insulto, como Gran desnudo en sofá rojo, donde Olga se derrite hasta convertirse en una figura monstruosa.

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