El editor gana el Nacional
de Ensayo por ‘La lucha por la desigualdad’, "inteligente indagación en
las raíces" de la temática, según el jurado
CARLES GELI
Voltaire, el intelectual
comprometido con la justicia y la verdad, el gran combatiente por el progreso y
adalid contra la infamia, daba préstamos al 20% “e intentaba que no se los
devolvieran para así poder quedarse con el aval; y arrugaba la nariz a que los
niños de campesinos fueran a escuela porque entonces, decía, ¿quién trabajaría
la tierra?”. La anécdota, con toda su retranca y el enciclopédico conocimiento
histórico que comporta, define bien la personalidad del veterano editor Gonzalo
Pontón (Barcelona, 1944). Y, a su vez, la esencia última de su primer y único
libro, La lucha por la desigualdad(Pasado & Presente), por el que acaba de
recibir los 20.000 euros del premio Nacional de Ensayo que otorga el ministerio
de Educación, Cultura y Deporte.
La tesis de las 780 páginas
del libro, galardonado por “la fluidez y erudición de la prosa, por su
inteligente indagación en las raíces de la desigualdad y por su tratamiento de
la Ilustración desde una perspectiva novedosa y actual”, según el jurado, las
resume el siempre cáustico Pontón en una sola frase: “Las desigualdades
sociales de hoy arrancan a finales del XVIII y, tristemente, hablando de ellas
hablo de ahora mismo; sufrimos la misma desigualdad que entonces”.
Básicamente, todo arranca
en Inglaterra, cuando los terratenientes, “los mismos que ya controlaban el
Parlamento”, argumentan que “para que el pueblo progrese convienen grandes
instalaciones agrarias y no la profusión de pequeñas y parceladas tierras que
dan un limitado alquiler y apenas subsistencia individual; con las nuevas
leyes, millón y medio de campesinos deben abandonarlas y se convierten en mano
de obra barata... Y así, entre cuatro, montan la revolución industrial,
pagando, claro, cuatro reales porque se basó en el algodón, producto salido de
la tierra, cultivado por esclavos y con un carbón para la maquinaria de vapor
que provenía de la propia tierra... Ahí se produce una destroza social”, asegura
el autor. ¿No había desigualdad social en la Edad Media, por ejemplo? “La
desigualdad siempre ha existido, pero hasta entonces era muy estática; en ese
instante dará un salto enorme”…………….
EL NACIONALISMO COMO
‘ZANAHORIA’
Entre las diversas
zanahorias (culturales, religiosas...) con las que desde el XVIII las élites
distraen al pueblo, Gonzalo Pontón cita la de las nacionalidades. “El
movimiento nacionalista, en cuanto separatista, crea desigualdades, las
promociona: ‘Nosotros solos lo haremos; somos diferentes; con nosotros esto
será Jauja...’ y la gente lo compra, cree cosas muy poco racionales... Se juega
con la fuerza emocional de la gente, es auténtica manipulación de
sentimientos”, defiende. “Ahora estamos con que la República Catalana lo
resolverá todo... Visto lo visto, quiero pensar que muchos políticos deben,
además, vivir autoengañados. Los dirigentes que tenemos, tipo Oriol Junqueras,
¿son muy idiotas o muy astutos? Estos días estoy con esta angustia”, dice
sardónico. Y, como editor, le preocupan las palabras. “Rajoy y Puigdemont
hablan de democracia. ¿Es la misma palabra? ¿Vale para todo? Es el lenguaje
propio de la casta: muy distinto del del pueblo”.
https://elpais.com/cultura/2017/11/13/actualidad/1510573180_331868.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario