Émile Zola (2 de abril de 1840- 29 de septiembre de 1902), uno de
los más destacados escritores franceses y creador del naturalismo literario,
enhebró en sus novelas los personajes y episodios dramáticos de la sociedad de
la segunda mitad del siglo XIX. Y falleció en un episodio que muchos
consideraron sospechoso.
En su universo vital y literario, las apasionantes circunstancias
junto al Capitán Alfred Dreyfus, judío de origen alsaciano, por quien escribió
el “Yo acuso”, incendiario texto que lo defendía de la acusación de espionaje a
favor de Alemania, declarada falsa luego, aunque no le evitaron al principio, el
bochorno público y el destierro a la Isla del Diablo. El “J´accuse” fue
dirigido al presidente Félix Faure y publicado en L´Aurore, dividiendo también
a la prensa en adversarios y partidarios del militar.
Entresacadas de su famoso artículo condenatorio: “Yo acuso al
teniente coronel Paty de Clam—quiero suponer inconsciente— del error judicial,
y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones
descabelladas y culpables. Acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice,
al menos por debilidad, de una de las mayores iniquidades del siglo. Acuso al
general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de
Dreyfus, y no haberlas utilizado, haciéndose por lo tanto culpable del crimen
de lesa humanidad y de lesa justicia con un fin político y para salvar al
Estado Mayor comprometido…”. Pero, en una aseveración premonitoria también dejó
escrito: “La verdad está en camino y nadie la detendrá”.
Zola además debió emigrar a Londres, aunque finalmente fue
enterrado en el Panteón con honores de gran hombre de la patria. Dreyfus fue
rehabilitado en 1906, aunque se mezcló para siempre en los entresijos de un
nacionalismo y una razón de estado mal entendidos.
Actualización del “Caso
Dreyfus”, un museo
El presidente Macron anunció en 2018 que próximamente abrirá sus
puertas la casa de Zola, comprada por el escritor en 1878, con un espacio de más
de 300 m2, para recordar la epopeya compartida por estos dos hombres, Zola de
origen italiano y Dreyfus, judío. Así desaparecerán para siempre los prejuicios
racistas y antisemitas, según explicó Frédéric Potier, delegado
interministerial con un presupuesto al que aportó 5 millones de euros Pierre
Bergé, mecenas y cofundador de la Fundación cultural homónima junto al modista
Yves Saint-Laurent. Bergé había en su día salvado y restaurado la casa
solariega de Zola en Médan (Yvelines).
La vicepresidenta de la Asociación Casa Zola-Museo Dreyfus, Martine
Leblond-Zola, por su parte explicó ya en
una entrevista de 2015, que: “el objetivo de este proyecto es ilustrar y
conservar la Memoria, teniendo en cuenta que el contexto antisemita sigue vivo
en la actualidad, por lo cual existe la necesidad de elevar las conciencias,
sobre todo las de los jóvenes, en contra de las discriminaciones contra las minorías,
sean raciales, religiosas o sexuales”.
Alicia Perris
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