INAUGURACIÓN AL PÚBLICO 23 DE MARZO, HASTA EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2019
Es un honor la invitación que recibo para asistir al vernissage de la muestra de Tut en el gran Hall de La Villette y al desayuno que nos aguarda en la gran instalación que recuerda las mismas que se hacían en hierro para las exposiciones universales.
Audio LIVE presentación muestra
Es un honor la invitación que recibo para asistir al vernissage de la muestra de Tut en el gran Hall de La Villette y al desayuno que nos aguarda en la gran instalación que recuerda las mismas que se hacían en hierro para las exposiciones universales.
Están los grandes responsables, que se escuchan en el audio, en inglés
y francés. La dedicación de los responsables de prensa y personal de acogida,
inmejorable, absolutamente francés.
Es el 21 de marzo de 2019 y
Ernest Hemingway, tiene razón de nuevo: en alguna parte de la ciudad luz, hay una
fiesta.
Hermosos días de primavera en París, a pesar de algunos pesares,
cíclicos y conocidos históricamente. Magníficas las vistas del Sena verdoso y
lento y Notre Dame. Menos turistas pero siempre el mismo ajetreo. Charlo con un
contertulio de una mesa vecina en la Brasserie
La Colombe, al lado de Place Vendôme. Me pone al día de la situación
general y de sus quejas, fundamentalmente las de alguien mayor, que vivió
tiempos mejores, también porque era joven y recién estrenado en amores, filias
y encantamientos. Ancianos estilosos- ¡ay!- que ya no entienden de qué va esto.
La librería Shakespeare and Company
sigue ahí, inefable, igual a sí misma.
El Hotel Lutetia,
restaurado con preciosismo y con una atención exquisita, recuerda tiempos
peores y estos son los mejores que hay.
Le Bon Marché, y su épicerie, sacan sus mejores galas también en la sección de libros y papelería.
En territorio judío, una muestra sobre Helena Rubinstein en el Mahj y otra sobre el arte robado por los
Nazis en la II Guerra Mundial en el Memorial
de la Shoah.
Los Nabis en el
Museo de Luxembourg, más arte contemporáneo en el Maillol,
óperas y ballets e Ivo Pogorelich en la Salle Gaveau, (con acreditación es
más fácil), con un programa melancólico y un punto sombrío. Pero grande,
imponente e imperial, como suele. Oceanía abriéndose paso en el Quai Branly.
Pero, sin dudas, la
exposición de Tutankhamen en La Villete es el acontecimiento de la
temporada. El mediático Zahi Hawass,
invitado, no podía estar ausente, aunque esta vez, más silencioso y contenido,
pero radiante.
Como se explica en el material de prensa, “En el marco del centenario del
descubrimiento de la tumba intacta de Tutankhamen (1922), hace casi un siglo,
se reavivó la pasión por Egipto y sus tesoros escondidos. Es un verdadero
placer colaborar en la vuelta histórica a París de todos estos objetos de una
gran rareza, que no dejarán de maravillar a varias generaciones”, declaró
Vincent Rondot, director del
departamento de Antigüedad Egipcias del Museo del Louvre.
Para los antiguos egipcios, la muerte marca también un nuevo
nacimiento. Esta segunda vida posterior no es sin embargo posible si el cuerpo
no se preserva y se somete a los ritos apropiados. De esta forma, este pueblo
levantó una serie de rituales, artefactos, imágenes y textos que se encuentran
en el interior en las paredes de las tumbas.
Los visitantes de la muestra seguirán el paso del faraón hacia la
eternidad y descubrirán la función de
cada objeto funerario en este peligroso viaje que traza el relato de uno de los
más importantes descubrimientos de la arqueología moderna.
Así se perpetuará la memoria del joven rey y de sus descubridores,
el niño egipcio que encontró el primer peldaño de la escalera que bajaba hacia
la tumba enterrada en el Valle de los
Reyes, Lord Carnarvon, el patrocinador y Howard Carter, el icónico
desvelador de los misterios de la antigüedad de Oriente Medio.
Desde que con seis años, aprendí a leer, la geografía y la
narrativa de estos acontecimientos de la arqueología y mitología clásicas y
egipcia, me fascinaron y me siguen alumbrando ideas, acompañando. Los 3 días
pasados en búsqueda de un imposible que sin embargo, en aquel momento fue real
(el préstamo de un “manuscrito” sobre la
danza en el antiguo país de Hachepsut) en la Escuela del Louvre, me siguen
pareciendo, como esta exposición y los viajes y encuentros que recuerdo de
Egipto, un enamoramiento sin remedio, un verdadero regalo. Por Maat.
Alicia Perris
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