Royal Philarmonic Orchestra. Pinchas Zukerman, violín y dirección. 2da Temporada 2013/2014. Jueves
24 de abril. Sala Sinfónica
Programa
…Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Concierto para Violín
en re mayor, op. 61 (1806)
…Johannes Brahms (1833-1897)
Sinfonía Núm. 4 en mi
menor, op.98 (1884-1885)
La velada con Pinchas Zukerman y la Royal
Philarmonic Orchestra fue organizada por La
Filarmònica Sociedad de Conciertos, que continúa con su labor pedagógica y
didáctica en lo musical, ofreciendo también al público joven, la posibilidad de
acceder a los conciertos y a la música nimbada por la excelencia.
El violinista y
director de orquesta israelí renovó el pasado jueves 24 de abril su vínculo con
el público madrileño, volviendo a lucirse en una espléndida y única noche en el
Auditorio Nacional, con el Concierto para violín en Re Mayor, op.61 (1806) de
Ludwig van Beethoven (1770-1827) y la Sinfonía núm. 4 en Mi menor op.98
(1884-1885), de Johannes Brahms (1833-1897).
La Royal Philarmonic
Orchestra lleva más de 65 años de grandes
éxitos en todo el mundo y a lo largo de su trayectoria ha tocado bajo la batuta
de los mejores maestros, teniendo como elemento central del calendario de
actuaciones, las que lleva a cabo en el Royal Festival Hall. El programa propuesto
esta vez se sustenta en compositores alemanes clásicos y en dos de sus
producciones más conocidas. El público disfrutó del reencuentro con música
familiar y Pinchas Zukerman tuvo un papel relevante en toda la ejecución.
Tanto en su faceta de
violinista como de director, pedagogo y músico de cámara, el maestro lidera el
“Pinchas Zukerman Performance Program” en la Manhattan School of Music y
continúa después de cuarenta años un desenvolvimiento musical que lo sitúa
entre los más grandes de su instrumento, con precedentes como Heifetz, Menuhin,
Oistrak o Stern. La noche del jueves el maestro estaba de excelente humor y talante,
relajado y disponible y eso se percibió inmediatamente. Desde el primer gesto
de batuta.
Se sabe que es amigo
íntimo de Daniel Baremboim e Itzhak Perlman, toca el violín “Dushkin” de
Guarnerius del Gesù (1742) y tiene un fraseo muy personal y un sonido rico,
lleno, con una técnica indiscutible y arrastra tras de sí una formación como la
RPO que podría haber tocado sola, porque su compenetración con el director es
total y no necesita de la gestualidad o la incidencia del movimiento corporal
del máximo responsable para conseguir una calidad y una homogeneidad tímbrica
conmovedoras.
El concierto de Beethoven
es portentoso, con un primer movimiento, Allegro ma non troppo, en donde se exalta el diálogo del instrumento
solista con la orquesta, que tiene unos primeros violines, un concertino y unos
instrumentos de viento muy por encima de la media a la que estamos
acostumbrados en las salas sinfónicas. Precioso el tercero, Rondo Allegro, con
ese modo mayor que irradia vitalidad y optimismo a toda la partitura. Contrastó
con la Cuarta Sinfonía en mi menor de Brahms, borrascosa y pasional, de gran
lucimiento para la orquesta, que dibuja un abanico cargado de sentimientos y
sonoridades contrapuestas y complementarias.
Después de las obras
en programa, una ovación por parte de los presentes y una propina, la
“Serenade” de Elgar, que culminó con más aplausos y bravi por parte de una
concurrencia entregada, cerró una noche de primavera vibrante de sonidos. Un
lujo.
Alicia
Perris
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