La muestra se concibe bajo el influjo del “Nuestro Norte es el Sur”, del
uruguayo Torres-García
Un visitante observa la
obra 'Miroir de la memorie', de Robet Matta. / JOSÉ JORDÁN (EL PAÍS)
Un asomo al arte iberoamericano de los últimos
cien años en 127 obras. Pero ¿qué es Iberoamérica? Es un concepto decimonónico
con una carga ideológica, geoestratégica, “muy poco cultural”. Pero que sirvió
en su momento para dar visibilidad a un continente cuya modernidad artística
había sido estigmatizada por la crítica anglosajona como una copia de la
original que irradiaban los centros hegemónicos culturales. “Por esa
visibilidad de conjunto hemos apostado por el término iberoamericano, sin
paternalismos, aun sabiendo las enormes diferencias que puede haber entre un
artista argentino y otro cubano, por ejemplo. Y por eso arrancamos la
exposición con Torres-García y su defensa del arte latinoamericano y su
particular reinterpretación de las vanguardias”, explica el crítico de arte
Fernando Castro, comisario de la muestra Arte Iberoamericano en la colección del IVAM,
inaugurada en Valencia.
La exposición, puesta en pie por la que ya es
exdirectora del museo, Consuelo Císcar, que dejó el cargo
a primeros del mes de abril, está bajo el influjo del artista
uruguayo Joaquín Torres-García (1874-1949). Él hizo célebre aquella frase de
“nuestro Norte es el Sur” que sintetizaba su mirada crítica hacia el arte
occidental y su propuesta de apropiación de los valores autóctonos, en su
búsqueda de las conexiones entre Europa y América. Sus obras constructivistas
abren el recorrido expositivo firmado por relevantes artistas latinoamericanos
de los últimos cien años, como el chileno Alberto Matta, el cubano Wifredo Lam,
los argentinos Horacio Coppola, Guillermo Kuitka o Alberto Greco, los
brasileños Eduardo Kac y Sebastián Salgado, o los mexicanos Alvarez Bravo o
Hermanos Mayo.
La panorámica no es exhaustiva, ni puedo serlo, ni
el propósito es antológico. La idea es poner en valor la colección de arte
latinoamericano que el Instituto Valenciano de Arte Moderno ha atesorado a lo
largo de sus 25 años que celebra este 2014.
Una de las intervenciones
de Alberto Greco. / JOSE
JORDÁN (EL PAÍS)
No en vano, “el IVAM fue el primer museo en España
en organizar exposiciones de artistas latinoamericanos de primera fila y en
comprar antes del boom, aunque no tuviera una línea de actuación
sistemática”, señala Castro. “Pero por su visión internacionalista apostaba a
mediados de los noventa por artistas como el brasileño
Cildo Meirelles, que después gana el premio Velázquez y lo llaman de
la Tate Modern o del Reina Sofía”.
En los años ochenta del pasado siglo, el interés
en España de los museos, de los coleccionistas y de las galerías por el arte
latinoamericano “era prácticamente nulo”, incide Castro. ¿Y por qué? “Creo que
nos pilló fuera de paso, en un momento en que había que hacerse europeos y
dimos la espalda al arte de América Latina. Hoy nos rasgamos todos las
vestiduras. Hemos perdido posibilidades para ser el país referencial y puente
entre América y Europa, aunque se intente recuperar terreno. Ahora hay patronos
latinoamericanos en centros como el Moma o el Reina Sofía, creadores y
curadores trabajan en los principales museos y la feria de arte contemporáneo
más importante de los países hispanohablantes es Miami Basel”, razona el
crítico.
El comisario de la exposición lamenta el nulo interés que había en España
en los años 80 por el arte latinoamericano. "Ahora todos se rasgan las
vestiduras", dice Castro
Doscientas sesenta y dos obras de 41 creadores
latinoamericanos conforman los fondos del museo, de los que se han seleccionado
127 piezas, entre pintura, fotografía, tipografía, escultura, vídeo, diseño e
instalación, para conformar la exposición del IVAM abierta hasta el 13 de
julio.
Alrededor de un 20% de las piezas expuestas son
inéditas. La muestra ha impulsado la investigación y documentación de todos los
fondos y la confección de un catálogo on-line, además de la
recuperación de diversas obras. El montaje renuncia a hacer pedagogía, si bien
tampoco rompe del todo el orden cronológico, para establecer asociaciones y
conexiones nacionales de todo tipo.
La representación de las máscaras primitivas
conviven con las máscaras cibernéticas de Kac; las visiones de los arquetipos
latinoamericanos de Martín Jiménez Chambi con la niña indígena de Jorge Pineda,
que denuncia la explotación sexual; el Buenos Aires borgiano fotografiado por
Coppola con el de la pintora y crítica Norah Borges, hermana del escritor y
compañera ultraísta del poeta Vicente Huidobro, presente en la muestra; los
impactantes retratos intimistas de Humberto Rivas y los fotomontajes
surrealistas de Grete Stern; los vídeos sobre torturas de Graciela Taquini en
el final del recorrido y el grito contra la violencia de Limber Vilorio, que se
puede apreciar en el vestíbulo del Instituto Valenciano de Arte Moderno.
Trato especial a Alberto Greco
Pero si hay un artista al que la exposición le
dedica un espacio preferencial es Alberto Greco (Buenos Aires, 1931-Barcelona,
1965). Visionario y pionero del performance y del arte
conceptual en España, puso en práctica un tipo de intervención que denominaba “vivo
dito o arte vivo”. “Es un artista a reivindicar, como ya hizo Quico
Rivas en el IVAM. Ahora que vuelve el performance... Hace 52 años,
se fue a un pequeño pueblo de Cuenca, cogió un burro y dijo que eso era arte.
Se fue a Roma y se retrató como una monja barbuda, con la barba hipsterque
ha puesto de moda en Eurovisión Conchita Wurst”, explica Castro, frente a los
cuadros y las fotos de las acciones de Greco, colgados en un fondo de la
rectangular sala de la Muralla, que alberga los vestigios de una antigua
fortificación árabe.
El comisario de la exposición, en cuyo montaje ha
participado la conservadora del museo Teresa Millet, concluyó tributando un
“homenaje” a los profesionales del IVAM que han construido la colección de arte
latinoamericano a través del tiempo.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/05/15/valencia/1400184322_796651.html
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