Viena, 1 ene (EFE).- Compases de vals, champán, confeti y muchos
aplausos se citaron hoy en la Musikverein de Viena para dar un elegante inicio
musical al 2015 con el 75º Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica vienesa.
La Sala Dorada arropó a Zubin Mehta (Bombay, 1936) con una cálida
ovación cuando el maestro indio subió por quinta vez en su vida al escenario vienés
y comenzó con gesto emocionado el tradicional recital.
Arrancaba así el concierto más famoso del mundo con los compases de un
programa dominado, como manda la tradición, por los valses de los Strauss, y
que tendría su broche con la popular Marcha Radetzky, la banda sonora del
inicio del año por excelencia.
El humor, los guiños al público y un ambiente distendido han sido
constantes en un concierto en el que hubo una lluvia de confeti al final de la
Polca de las Explosiones, y los filarmónicos han brindado con copas de champán
al final de otra de las piezas, Galope Champán, del conocido como el Strauss
danés, Hans Christian Lumbye.
Mehta no es un debutante en este reputado puesto: es el cuarto
director que más veces ha dirigido a la Filarmónica vienesa en el arranque del
año, en una ciudad que conoce bien pues fue aquí donde se formó y también donde
se estrenó como director.
En homenaje a la estrecha relación del maestro con la ciudad, la
orquesta le dedicó la primera parte del repertorio, que se inició con la
obertura titulada "Ein Morgen, ein Mittag, ein Abend in Wien" (Una
mañana, un mediodía, una noche en Viena) del compositor de operetas austríaco
Franz von Suppé.
Uno de los últimos valses escritos por Johan Strauss, "Cuentos de
Oriente", fue la segunda pieza de la mañana, a la que siguieron
composiciones vibrantes de los hermanos Joseph y Eduard Strauss.
Piezas llenas de energía como la "Polca Electromagnética", y
"Mit Dampf" (A todo gas) sirvieron en la segunda parte de homenaje al
200 aniversario de la Universidad Técnica, cuna de los ingenieros austríacos
desde los tiempos de los Strauss, y uno de los temas de este año junto a la
Universidad de Viena y el Ring, la avenida circular más famosa de la ciudad.
Para el anecdotario de la cita quedarán ciertos instrumentos
peculiares que los filarmónicos han sacado a relucir este año, como una carraca
o un pequeño silbato lleno de agua para imitar los gorjeos de los pájaros.
El ballet se ha incorporado con la "Polca de los
estudiantes", que el Ballet Estatal ha ejecutado en la sede de la
Universidad de Viena, una pieza inspirada en el popular himno académico
"Gaudeamus Igitur".
Y no hay Concierto de Año Nuevo sin Danubio Azul y Marcha Radeztky,
piezas que se tocan siempre fuera de programa y en forma de propina ante un
público entusiasmado en sus aplausos.
Llegados a este punto, otra tradición que ningún director se atreve a
incumplir y tampoco Mehta: falso inicio del Danubio Azul, interrumpido por los
cómplices aplausos del público, entonces el director se gira, finge enfado y
desea un ¡Feliz Año! con una sonrisa a la sala antes de retomar el vals más
famoso del mundo.
El punto culminante resultó, inevitablemente, la Marcha Radetzky, a la
que Mehta dio inicio con una leve señal de batuta desde una esquina del escenario.
La marcha es la última pieza de la cita siempre acompañada por las
palmas del público, dirigidas por el director, que para la ocasión da la
espalda a la orquesta y dirige su batuta a los presentes.
Mehta ha puesto orden en las palmas por zonas de la sala: primero las
galerías, para incorporar al patio en las partes más intensas con gestos
apasionados.
La sala dorada acogió a 700 espectadores, apenas una diminuta parte de
los que solicitan cada año una entrada en el sorteo que se realiza durante el
mes de enero, casi un año antes de cada gala.
El resto de aficionados a esta cita han podido seguir el concierto por
televisión, pues la señal se ha enviado a más de 90 países, incluyendo por
primera vez a Bahamas.
La realización austríaca se detuvo en algunas caras conocidas
presentes en la sala, como la esposa del director, Nancy Kobak, el tenor polaco
Piotr Beczala, o el presidente de Austria, Heinz Fischer.
Tampoco faltaron planos de las 30.000 flores que decoraban la sala en
colores naranjas y amarillos, en referencia a la tierra natal del director,
regalo de la ciudad italiana de San Remo.
Para el año 2016, el director designado por la orquesta es el letón
Mariss Jansons, quien se subirá por tercera vez al atril musical más mediático
del planeta, una cita en la que el propio Mehta o Daniel Baremboin han firmado
soberbias actuaciones.
http://www.diariovasco.com/agencias/201501/01/mehta-pone-elegancia-alegria-277968.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario