ENTREVISTA
Saimir Pirgu (Elbasan, el 23 de septiembre de 1981) es un tenor nacido en Albania. En 2014 el Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, le concedió la nacionalidad italiana y estudió canto en el Conservatorio di Música Claudio Monteverdi de Bolzano con Vito Maria Brunetti.
Ha estado actuando en teatros e instituciones musicales del mundo entero: Teatro alla Scala de Milán, Opéra National de Paris, Royal Opera House de Londres, Metropolitan Opera de Nueva York, Staatsoper de Viena, Gran Teatre del Liceu de Barcelona, Teatro Bolshoi de Moscú, Staatsoper y Deutsche Oper de Berlín, Festival de Salzburgo, Musikverein de Viena, Bayerische Rundfunk de Munich y Concertgebouw de Amsterdam y el Colón de Buenos Aires.
Es una oportunidad única cuando queda muy poco para su 36 cumpleaños (el próximo 23 de septiembre) poder hacer partícipes a todos los melómanos de esta charla con el tenor albanés.Una entrevista que podrán disfrutar todos los que han venido siguiendo la trayectoria de este cantante privilegiado y talentoso.
En la temporada 2017/18
llevará a cabo dos debuts notables: terminadas ya las actuaciones de La Traviata en
Buenos Aires, se producirá como Gabriele Adorno en Simon Boccanegra en el Teatro
San Carlo de Nápoles y en diciembre cantará su primer Pinkerton en una nueva
producción de Madama Butterfly en la Opera House de Zurich.
La entrevista
Antes que nada, me gustaría hacerle algunas preguntas sobre sus mentores, Luciano Pavarotti, Claudio Abbado y Vito María Brunetti.
Antes que nada, me gustaría hacerle algunas preguntas sobre sus mentores, Luciano Pavarotti, Claudio Abbado y Vito María Brunetti.
Son tres pilares en mi carrera: cuando solo tenía dieciocho años me admitieron en el Conservatorio di Musica di Bolzano (Italia), porque el Maestro Brunetti tenía interés en que estuviera en su clase. Creía en mí sin lugar a dudas y era muy consciente de mi edad, por lo que siempre estuvo muy atento justamente por ese motivo, en ayudarme en mi crecimiento musical de una forma natural. Gracias a sus enseñanzas, conseguí diplomarme en el Conservatorio en poco más de dos años y comenzar muy rápido mi andadura.
Con veinte años ya había
conseguido ganar los concursos internacionales “Enrico Caruso” de Milán y “Tito
Schipa” de Lecce y se propuso mi nombre al Maestro Abbado, que siempre estaba
pendiente de las novedades. Le atrajo aquel joven albanés que podía vestir la
ropa del Ferrando en la ópera de Da Ponte. Fue así como me convocó para una
audición y después, en febrero de 2014, canté con él “Così fan tutte” en
Ferrara, Modena y Reggio Emilia.
En abril del mismo año
debuté en la Staatsoper de Viena y en agosto en el Festival de Salzburgo, con
el visto bueno del Maestro Abbado para esta obra. Canté por consiguiente en
Salzburgo bajo la dirección de Philippe Jordan. Desde aquel momento se me
abrieron las puertas de todos los teatros. Con Abbado me sentí de una manera
especial, tenía una enorme intuición para seleccionar a los jóvenes, adoraba
trabajar con ellos y se encargaba de todo personalmente, transmitiéndoles el
don de la música.
Pavarotti para mí fue un
apoyo fundamental en el comienzo de mi trayectoria. Lo conocí en el periodo de
Bolzano. El Maestro estaba en Merano para unos tratamientos y tenía tiempo
libre. Le encantaba entonces pasarlo escuchando nuevas voces y me presenté a
verlo y desde aquel encuentro nació nuestra amistad. Estudié con él los títulos
más famosos del repertorio que todavía canto y sus consejos todavía me
acompañan. No fue solamente un gran Maestro sino también un amigo especial y un
excelente consejero.
Me considero muy afortunado
de haber podido iniciar mi carrera con dos grandes como Pavarotti y Abbado y
así, durante casi diez años, mi preocupación más evidente fue aprender lo más
posible para mantenerme en la línea del fantástico inicio y no desilusionar las
expectativas que ellos depositaron en mí.
¿Cómo escoge los roles que
canta?
Cada vez que introduzco un
nuevo papel en mi repertorio pongo mucha atención a la hora de valorar el
estado de mi voz en ese momento. El desarrollo vocal de cada cantante está en
constante movimiento, el mismo que tiene lugar en el cuerpo humano. Este proceso
es más rápido cuando se es joven, cuando los cambios vocales suceden cada dos o
tres meses, y luego se van estabilizando cuando se llega a la madurez. Siempre
experimenté poniéndome los cuidados necesarios, con roles nuevos para ampliar
mi repertorio. Rodolfo ha sido uno de mis mayores éxitos en los últimos años,
pero he tenido óptimos resultados además como Fausto en “La damnation de
Faust”, Romeo en “Roméo et Juliette”, Werther y Riccardo en “Un ballo in
maschera”.
Poco a poco se fueron
agregando otros papeles, entre los cuales Gabriele Adorno en Simon Boccanegra.
Es fundamental para un cantante joven probar cosas nuevas: si esto se hace con
conocimiento, de hecho, puede resultar de gran utilidad para delinear los
límites del propio repertorio y al mismo tiempo se pueden descubrir otros
personajes para desarrollar al máximo las propias capacidades vocales.
Incluir un nuevo papel
siempre ha seguido un esquema bien concreto para mí: primero hago el debut, a
continuación dejo madurar el rol, para volverlo a recuperar después de algunos
años. Este proceso me permite controlar el papel, hacerlo que crezca lentamente
y proponerlo luego bajo una luz siempre más conseguida. Es una técnica que siempre me ayudó muchísimo durante toda mi carrera.
¿Qué papeles prefiere,
dramáticos o cómicos?
No tengo una predilección
especial, intento siempre introducirme en el personaje que interpreto, sea el
que sea y dar lo mejor de mí mismo cada vez.
¿La posibilidad de cantar y
comprender tantas lenguas le da otra visión del mundo?
¡Por supuesto! Canto en
italiano, francés, alemán, ruso, polaco… y desde que era muy joven paso fuera
de casa unos trescientos días al año, hablo seis idiomas que he tenido que
aprender por necesidad, para relacionarme con personas de diferentes países.
Esto me ha permitido ver el mundo desde una perspectiva distinta y siempre
cambiante, acortar las distancias entre los países y con las personas, y
abrazar nuevas culturas para reforzar la comunicación con los que me rodean.
¿Usted cree que las voces
humanas cambian con los diferentes momentos que vivimos a través de los años,
la gente que conocemos, las pérdidas y las incorporaciones emocionales, la
familia, los amigos, las experiencias, los viajes o el amor?
La voz es el único instrumento
que no debemos tocar porque está dentro de nosotros, vive con nosotros, crece y
madura siguiendo el desarrollo del cuerpo humano. Es un instrumento muy
sensible y delicado que percibe las emociones, el cansancio, los estados de
salud de la persona. Es fundamental conocer la propia voz y aprender a
cuidarla. La verdadera dificultad que tenemos los artistas líricos es cómo
gestionar nuestra voz incluso en los momentos en que no se está en las mejores
condiciones. Por esta razón, es decisivo contar con una técnica vocal que no
solo ayude a conseguir una emisión correcta, sino también a sobrellevar una
actuación cuando se presentan situaciones difíciles para un cantante, que
siempre acechan como un peligro real.
¿Es diferente cantar en
Europa que hacerlo en otros continentes?
Para nosotros los artistas
no, debemos siempre ofrecer el máximo rendimiento en nuestra actuación. Lo que
varía son los públicos y en Europa, probablemente porque ahí nació la lírica,
tengo la sensación de que se está más preparado y educado desde pequeño a
disfrutar de la lírica y de la música clásica en general.
¿Cuándo va a cantar en el
Teatro Real?
Ya canté en el Real de
Madrid en dos producciones y también en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona,
pero es cierto que no acudo al Real desde hace un tiempo, sobre todo por la
dificultad de acoplar las actuaciones en mi agenda, pero estoy seguro de que
volveré próximamente en alguna producción apetecible.
¿Qué siente ahora que ha estado cantando con otra artista albanesa como Ermonela Jaho en la producción de Traviata en Buenos Aires? ¿Ya se conocían
anteriormente?
Ermonela y yo somos amigos
desde hace tiempo. Cantamos muchas veces juntos especialmente en La Traviata.
La primera ocasión fue en la Royal Opera House de Londres, después en Berlín,
en la Staatsoper de Viena y realizamos además varios conciertos juntos. La amistad que nos une así como el hecho
de tener los mismos orígenes, nos hace desenvolvernos de otra forma en el
escenario.
¿Cómo vive Usted el rol de
Alfredo? ¿Cómo se lo imagina, teniendo en cuenta el libreto y la partitura de
Verdi?
Verdi quiso crear con
Alfredo un personaje menos expuesto, caracterizado por su inocencia e
ingenuidad, un acompañante de Violetta, sin atribuirle demasiados instantes en
los que se pueda concentrar plenamente el público. Sin embargo, todo contribuye
a que Alfredo sea uno de los papeles más difíciles de interpretar, porque
aparte de la presencia escénica, necesita también una cualidad vocal importante
para afrontar una tesitura bastante central y un aria no excesivamente conocida
del gran público como otras. Alfredo defiende todo el tiempo duetti casi
siempre junto a Violetta y por esta razón es complicado para el tenor dejarse
ver y oír, distinguirse, permitiendo que los oyentes lo recuerden. Para tener
éxito en este rol se necesita un feeling particular y una sintonía con
Violetta, además de un exigente desempeño actoral y sobre todo vocal.
¿Se siente cómodo con la
“regia” que Franco Zeffirelli realizó en su día para Traviata, ahora en el Colón en las manos de Stefano Trespidi, Andrea
Miglio y el vestuario de Anna Biagiotti? ¿Son tan importantes estos
“allestimenti” para los cantantes?
Me encantan las puestas en escena
de Franco Zeffirelli, siempre me encuentro a gusto con sus propuestas y es un
honor poder formar parte de un proyecto con un maestro tan exquisito. Hay que
destacar, que, especialmente hoy en día, todas las producciones operísticas son
diferentes del resto y la contribución y las sugerencias del director de
escena, junto a las del director de orquesta, recobran una relevancia
preponderante para obtener el éxito del rol y de la ópera en general: es por
este motivo que una nueva producción lírica crea siempre mucha expectación por
parte de los artistas para intentar valorar cómo consiguen insertarse en ella.
Está claro que cada
cantante tiene un estilo propio de ejecución, pero, sobre todo en esta época,
es inabordable plantearse un rol de una forma repetitiva y egoísta, siguiendo
únicamente los gustos del artista. Los grandes teatros y en especial en los proyectos
actuales, reclaman de los participantes una evidente ductilidad y una
preparación musical y escénica que pueda responder con facilidad a las demandas
de los directores y los “registas”.
Cada Alfredo, como
cualquier otro personaje, es siempre diferente en distintos cantantes,
adaptándose también a cómo son las necesidades de la producción.
Ahora que Usted es ciudadano italiano, ¿qué recuerdos y sentimientos le inspira Albania?
He pasado la mitad de mi
vida en Italia, estudié canto en el Conservatorio Claudio Monteverdi de Bolzano
y vivo en Verona. Estoy orgulloso de que el Presidente de la República Italiana
me haya concedido la nacionalidad en 2014. Albania sin embargo siempre está
conmigo, soy y sigo siendo albanés por pertenencia y por carácter. Me siento
italiano por mi profesión, el canto, que también es mi vida. Albania es el
corazón, Italia el Arte.
Usted ganó premios muy significativos, ¿cuáles le gustaría conseguir en el futuro?
Estoy orgulloso de haber
recibido premios y reconocimientos importantes durante mis dieciséis años de
trayectoria, el último entre todos, la nominación a los Grammy Award 2017 por
la ópera King Roger, interpretada por vez primera en el Royal Opera House de
Londres. Pienso que estos premios han sido una consecuencia de lo que he estado
haciendo a lo largo de esos años. Aunque sea un honor recibirlos, no los he
deseado nunca y siempre llegaron como una sorpresa muy agradable. No sueño con
que me den otros premios. Lo interesante es creer siempre en lo que se está haciendo
y no dejar de insistir en nuestros objetivos. Un sueño que acaricio es poder
ofrecer todo aquello de que dispongo durante el mayor tiempo posible. Fantaseo
por lo tanto con una carrera larga, bien hecha, sana y con cordura.
¿Qué resultados se derivaron
de la edición de su álbum “Il mio canto” en la casa Opus Arte? ¿Está contento
con esa experiencia?
Fue una experiencia muy
fuerte, que me dio muchas satisfacciones. Estoy muy contento de haber podido
trabajar con la Orchestra del Maggio Fiorentino, única, para la realización de
mi último Album y por este motivo agradezco al Maestro Zubin Mehta que me
facilitó esta colaboración.
Es un CD de arias de ópera
propias de mi repertorio habitual, un proyecto al que me siento muy vinculado y
en el que me parecía justo expresar en la medida de lo posible mi estilo de
canto. No es una casualidad el título del album, “Il mio canto”. El CD,
producido por Opus Arte, recorre las más hermosas arias de tenor de toda la
vida, muchas de las cuales son habituales en mi repertorio y otras han
ingresado en él, con la Orchestra del Maggio Fiorentino bajo la batuta de la
directora Speranza Scappucci, que, además de ser una gran artista, es amiga mía
desde hace muchos años.
El lanzamiento del CD
también estuvo acompañado de una serie de conciertos que me hicieron viajar por
muchas ciudades del mundo, como Nueva York, Tokio, Florencia, París, Moscú,
Viena y Berlín.
¿Cuál es para Usted el rol
de la cultura y la música en nuestras civilizaciones repletas de odio, terror,
encrucijadas políticas y climáticas? Piensa Usted, como el Maestro Riccardo
Muti, que podríamos hacer mucho más y no hacemos nada en general? ¿Cómo pueden
contribuir los artistas a mejorar las cosas y cuál es su responsabilidad en
estos asuntos?
Pienso que el mundo entero
se encuentra actualmente en una crisis de civilización como nos enseña la
historia, y que en los años venideros la situación mejorará mucho. Soy muy
optimista en ese sentido, sobre todo si nos concentramos todos y cada vez más
sobre la calidad de los objetivos que la humanidad al completo debe llevar a
cabo y me refiero al arte en general: más calidad, renunciando cuando sea
necesario a la cantidad, conseguiremos preservar el patrimonio cultural creado
hasta ahora.
¿Cuáles son sus cantantes
favoritos de hoy en día?
Gheorghiu, D´Arcangelo,
Devia, Netrebko, Alagna, Kaufmann, Stoyanova, Garanca, Tézier.
No tengo ningún proyecto en
particular salvo continuar por mi camino, dejándome siempre guiar por la música
y por el instinto musical que me acompañó desde pequeño en este fantástico
mundo. Si pudiera expresar un deseo ya que se acerca mi cumpleaños, desearía que Dios me diera la salud para continuar a proporcionar arte con mi voz
el mayor tiempo posible.
Por Alicia Perris
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