P.
UNAMUNO Madrid
Antonio Gómez Rufo (Madrid, 1954) acostumbra en
sus novelas históricas a valerse del pasado para dar un salto en el tiempo y
hablar sobre el presente. Su último trabajo, La camarera de Bach, publicado por
Planeta, se retrotrae a mediados del siglo XVIII con el fin de "escribir
acerca de la crisis económica actual en Europa y en España", reconoce
abiertamente.
La analogía le venía servida por el contexto europeo a la altura de
1750, año de la muerte de Johann Sebastian Bach, a quien entra a servir la
inolvidable protagonista de la novela, Madlene Findelkind. "Inglaterra,
tras la Revolución Industrial, era la Alemania de hoy, la potencia que impone
su criterio", pormenoriza Gómez Rufo. "El pueblo francés está harto
de la aristocracia y sus movimientos intelectuales alumbran la 'Enciclopedia' y
ponen las bases para la Revolución de 1789".
"La desaparición de Bach [a manos por cierto de un cirujano
ocular, John Taylor, que también se llevó por delante al otro gran genio
musical de la época, Haendel] marca el fin de una manera feudal de entender el
mundo. Y, por último, surgen las primeras feministas", continúa el
escritor. Unas pocas mujeres que como Madlene deciden rebelarse contra su rol
ancestral y esquivar, a través de los libros, el destino que se empeña en
condenarlas a ser toda la vida simples criadas... o algo peor.
Madame de Pompadour, poderosa amante del rey Luis
XV, compartía esos ideales, pero su posición era muy diferente de la de una
camarera adolescente que acaba en prisión por una denuncia falsa y a los pocos
días se ha convertido en una piltrafa humana a la que ni siquiera se acercan
los carceleros por miedo a la peste.
"La vida de las mujeres de la época, las que pertenecían al
pueblo llano, era bien triste", sostiene el abogado y novelista, que se
remite a las descripciones carcelarias de los maestros con quienes algunos se
empeñan en relacionar La camarera de Bach, a saber, Alejandro Dumas y Víctor
Hugo. "La comparación con 'Los Miserables' me azora. Un respeto
para don Víctor", comenta divertido.
La lectura profunda de la novela incita, en palabras del autor, a que "la
gente de hoy salga también a la calle, se rebele contra la situación y no
se quede en casa resignada ante este fin de ciclo que tanto se parece al que se
vivió a mediados del XVIII".
Desde que colgó la toga, que vistió apenas dos años y le "daba
urticaria", y una vez concluidos su labor político-cultural en tiempos de Tierno
Galván, Gómez Rufo dedica sus noches -de 11 de la noche a 6 de la mañana- a
imaginar peripecias como la de Madlene, la criada que llegará a ser duquesa y
vive una relación apasionada y prolongada en el tiempo, aunque intermitente,
con Johann Christoph Friedrich Bach, uno de los hijos músicos de Johann
Sebastian.
Armada únicamente con su coraje y un físico agraciado, Madlene
Findelkind recorre (y tiene que terminar abandonando) las principales capitales
europeas hasta recalar en Madrid, donde el hilo de 'La camarera de Bach' se
trenza con el del libro que Gómez Rufo dedicó en 2005 a los sucesos de 1808, 'El
secreto del rey cautivo'.
Durante su estancia en París, la ya duquesa de Losenstein entabla
contacto con los popes de la Ilustración, de Diderot a Montesquieu,
que no en todos los casos están dispuestos a prestar apoyo a sus pretensiones
de abrir una escuela en la que enseñará a leer y escribir a sirvientas y
tenderas.
A Antonio Gómez Rufo le encanta !embarcarse en aventuras absurdas! como
el "corto berlanguiano" que filmó hace un par de años, titulado
'El aprovechamiento industrial de los cadáveres', o la obra de teatro que
pretende estrenar en diciembre en Madrid, para la que ensaya con las actrices
tres tardes por semana.
Desencantado del mundo editorial, que aboca a los libros nuevos a
"desaparecer al cabo de dos meses", el autor de 22 novelas
(con ésta) está enfrascado en la que lleva deseando escribir "desde los 20
años". "Mis noches son para ella", remata con una sonrisa.
http://www.elmundo.es/cultura/2014/11/17/546908cc268e3e5b1c8b456b.html
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