Javier Pérez Senz Barcelona
Cuando una soprano que anuncia su retirada del mundo de la ópera viene
a despedirse de un teatro en el que ha protagonizado veladas memorables, como
es el caso de la diva francesa Natalie Dessay, la gratitud y reconocimiento
deben ir por delante de cualquier consideración crítica. Ciertamente, los
contratiempos de salud han dejado huella en su portentosa voz (una afección en
las cuerdas vocales le obligó a cancelar sus actividades y someterse en dos
ocasiones a cirugía) pero la expresividad y la emoción del canto siguen
intactas, y con ellas cautivó de nuevo al público del Liceo en una velada
barroca consagrada a las mejores arias y escenas de la ópera Giulio Cesare,
de Georg Friedrich Haendel.
Natalie
Dessay, © Photo: Simon Fowler
Dessay, que en el coliseo lírico barcelonés ha protagonizado títulos
como Hamlet, Manon y Los cuentos de Hoffmann, ha escogido
bien a sus compañeros en esta última aventura barroca: la directora Emmanuelle
Haïm al frente de su excelente orquesta, Le Concert d’Astrée, y el contratenor
Christophe Dumaux en el papel estelar de Giulio Cesare, con quienes ha
interpretado el personaje de Cleopatra, primero en la Ópera de París, en 2011,
en un montaje escénico de Laurent Pelly y, después, en el Metropolitan Opera
House de Nueva York. Y con ellos se ha embarcado en esta gira que recala en el
Liceo.
Haïm respira con los cantantes. El cuidado en las dinámicas y los tempi
preside una dirección atenta a las necesidades de la voz. Dessay pasó apuros en
la emisión y el control del fiato, pero alcanzó momentos de magia
expresiva en sus grandes arias —la interpretación de Piangerò fue
sublime— y dio vida teatral a los recitativos de manera incisiva. La mayor
parte del programa corrío a cargo de Christophe Dumaux, excelente cantante que
convenció más por la musicalidad y buen gusto en las ornamentaciones que por el
volumen de su voz, muy bien manejada, pero con graves muy pálidos.
Natalie Dessay, soprano
Christophe Dumaux, contratenor.
Le Concert d’Astrée. Directora: Emmanuelle Haïm.
Gran Teatre del Liceu, 22 de noviembre de 2014
Le Concert d’Astrée tiene un sonido bello, suave y natural, sin
crispaciones, con el que Haïm, fundadora y alma del conjunto francés, recrea
magistralmente el virtuosismo, la transparencia y la tensión dramática que
anima el lenguaje operístico de Haendel. Brillaron la pureza y el limpio sonido
del concertino David Plantier, y la elegante finura del flautista Sébastien
Marq en las danzas de la Suite nº 3 de la Música acuática, aunque
en una sala tan grande como el Liceo, estas exquisiteces no son muy audibles
más allá de las primeras filas.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/11/23/catalunya/1416778427_442421.html
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