En noviembre hay un centenar
de muestras a la vez
Álex Vicente París
'Ariel Phillips, 1979', retrato de Robert
Mapplethorpe. / FUNDACIÓN Robert Mapplethorpe
Toda la fotografía del planeta se dio cita hasta ayer bajo la bóveda
acristalada del Grand Palais, convertida durante unos días en una monumental
galería de imágenes. Paris Photo,
la mayor feria fotográfica del mundo, acaba de cerrar su 18ª edición convertida
en referencia para
el sector y lugar de encuentro para cada vez más aficionados. En
solo cinco días, casi 60.000 visitantes se han acercado a descubrir los
paisajes urbanos de Bruce Davidson y Lewis Baltz, los enigmáticos retratos de
Todd Hiro y Nicholas Nixon, las seductoras modelos de Richard Avedon y William
Klein o los enigmas visuales que plantean Hiroshi Sugimoto y Christopher
Williams. En 2010, la feria solo sumaba 35.000 asistentes.
Destinada inicialmente a un público minoritario de coleccionistas
especializados, la feria se ha terminado convirtiendo en cita ineludible de un
otoño cultural parisino marcado por una especial presencia fotográfica. “La
fotografía ocupa un lugar central en la cultura y en la sociedad de hoy, por lo
que resulta lógico que el público también aumente. Existe una necesidad
creciente de interrogarnos sobre nuestra relación con la imagen”, analiza el
director de Paris Photo, Julien Frydman. El mercado refleja este boom. En la
feria, un retrato de Diane Arbus, ese que protagoniza un chico armado con una
granada de juguete, fue vendido por 500.000 dólares por la galería Howard
Greenberg, una de las más excelsas de los pasillos del Grand Palais.
Durante esta edición, Paris Photo ha acogido a 143 galerías
de 35 países distintos, una decena más que hace un año, y ha
apostado por ampliar horizontes con un programa digno de un festival
fotográfico. Para empezar, a través de un puñado de exposiciones exclusivas,
como la que mostraba en primicia las nuevas adquisiciones del departamento
fotográfico del MoMA, que se ha abierto por primera vez a la fotografía
sudamericana, con nombres como Alfredo Cortina o Gerardo Barros. Pero también
conferencias a cargo de nombres como Paul Graham o Martha Rosler, un total de
250 fotógrafos invitados y visitantes tan célebres como Natalie Portman, Eric
Cantona, Audrey Tautou, Christian Lacroix o Isabelle Huppert, comisaria
invitada de una muestra sobre Robert Mapplethorpe en la galería Thaddaeus
Ropac. “A principios de los noventa, conocí a un pequeño grupo de
coleccionistas fotográficos en Nueva York. Entonces era una escena muy
minoritaria”, recordaba Huppert hace unos días. “Hoy, en cambio, el arte y la
fotografía ya seducen igual o más que el cine”.
La constelación de eventos del programa off, que aumenta año tras año,
también demuestra la creciente influencia de París en el mercado de la imagen.
Durante el fin de semana se han celebrado ferias paralelas como Fotofever
–que ha rendido homenaje a Gerard Malanga y al mítico estudio Harcourt–, el
Salón de la Fotografía –que ha celebrado la mirada humanista de Sabine Weiss– o
Polycopies, centrada en el pujante mercado del fotolibro, que también ha ganado
espacio en Paris Photo.
Para el francés Quentin Bajac, conservador fotográfico del MoMA, el
éxito de la feria ha contribuido a que París “se vuelva a convertir en capital
europea de la imagen”, estatus del que ya gozó en tiempos de Niépce y Daguerre.
El triunfo de Paris Photo no parece un fenómeno aislado. El Jeu de Paume, museo
público especializado en la imagen y dirigido por la catalana Marta Gili,
registra un incremento del visitantes del 70% en solo ocho años. Una
retrospectiva de la propia Arbus logró seducir a 330.000 personas en 2011. Y,
el año pasado, dos muestras sobre Robert Doisneau o Sebastiao Salgado superaron
las 100.000 entradas en la Maison Européenne de la Photographie.
El grueso del mercado sigue ubicado en Estados Unidos. La misma Paris
Photo ha abierto delegación en Los Angeles, donde celebra una feria paralela en
primavera desde hace dos ediciones. Pero la oferta institucional parisina no
parece contar con rivales de altura. La mencionada feria coincide con el Mois
de la Photo, bienal fotográfica iniciada en 1980. Durante el mes de noviembre,
más de cien exposiciones tienen lugar en los museos y galerías de la ciudad. En
su surtido programa destaca la retrospectiva de Gary Winogrand en el mismo Jeu
de Paume, una muestra sobre William Eggleston en la Fundación Cartier-Bresson y
otra sobre Roman Vishniac, gran cronista de la Europa askenazi, en el Museo del
Judaísmo. En otros puntos de la ciudad, Michel Houellebecq se revela como insospechado
retratista de la Francia profunda a través de una serie de desangeladas
instantáneas y el polifacético James Franco presenta su último trabajo
fotográfico, donde escenifica la mítica serie Untitled Film Stills de
Cindy Sherman metiéndose en la piel de la fotógrafa. Por su parte, fotógrafos
españoles como Alberto Garcia-Alix, Isabel Muñoz, Aitor Ortiz y Carlos Pérez
Siquier participan en un ciclo de fotografía mediterránea.
El Centro Pompidou
ha aportado la guinda sobre el pastel con la inauguración de un nuevo espacio
permanente dedicado a la fotografía. Su primera muestra recoge la obra del
fotógrafo surrealista Jacques-André Boiffard, colaborador de Man Ray y André
Breton, que en los años treinta abandonó la práctica artística y se convirtió
en médico especialista en radiología. El espacio está pensado para exponer el
majestuoso fondo fotográfico del Pompidou, formado por 40.000 imágenes y uno de
los tres primeros del mundo, pero del que el museo no hecho hasta ahora un
excesivo alarde. “El Pompidou se dota por fin de una galería fotográfica”,
celebró su presidente, Alain Seban, el día de la inauguración. “El contexto ha
cambiado desde 1977, cuando abrió el museo. Ahora la fotografía es plenamente
reconocida como una disciplina de pleno derecho entre las artes visuales”. Una
simple ojeada al saturado panorama parisino no hace más que confirmar sus
palabras.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/11/17/actualidad/1416250801_042624.html
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