El hijo de Carolina de
Mónaco y su mujer, Beatrice Borromeo, rompen moldes en la dinastía Grimaldi con
su vida rebelde y comprometida
Pierre Casiraghi navegando
en la Copa Del Rey de vela celebrada en Mallorca en agosto de 2017. CARLOS
ÁLVAREZ GETTY
MARÍA SALAS ORAÁ
El monegasco Pierre
Casiraghi comenzó a preocuparse por el medio ambiente cuando, participando en
las regatas de vela a las que es asiduo, se dio cuenta de que cada vez había
más plásticos y suciedad en el mar. Este año ha dado un paso más anunciando un
nuevo proyecto, el Malizia Ocean Challenge, para investigar la contaminación de
los océanos, contrarrestarla y concienciar sobre el problema.
Su velero de competición,
el Malizia, participará en la Vendée Globe, una de las regatas más famosas y
complicadas que consiste en dar la vuelta al mundo. Será en 2020 y a bordo irá
el regatista alemán Boris Herrmann, aunque el hijo de Carolina de Mónaco
también estará muy involucrado. Ya ha anunciado que la embarcación, equipada
por el grupo BMW, incluirá tecnología punta, en concreto, sensores electrónicos
para medir el nivel de dióxido de carbono, la sal y la temperatura del agua.
Navegará por el Océano Antártico, una zona muy complicada, de difícil acceso y
gran interés científico.
El equipo de BMW y del Team
Malizia de Casiraghi colaborarán para recopilar los datos que registren los
sensores y analizarlos. A la iniciativa se suman dos centros alemanes
especializados, el Instituto Max Planck de Meteorología de Hamburgo, y el
Centro de Investigación Oceánica GEOMAR Helmholtz, la mayor organización de
investigación del país.
En la otra pata del
proyecto, que consiste en concienciar a los escolares sobre el cuidado de los
océanos, participará directamente el propio Casiraghi, convencido de que las
generaciones más jóvenes tienen en sus manos cambiar el futuro del planeta.
Trabajará para que los niños se interesen por la protección de las aguas,
organizando conferencias y talleres en escuelas de seis países (Alemania,
Francia, Mónaco, Italia, Reino Unido y Estados Unidos).
Pierre Casiraghi y Beatrice
Borromeo en el baile de la rosa celebrado en marzo de 2018 en Mónaco.
GTRESONLINE
No es la primera vez que el
hijo de Carolina de Mónaco y nieto de Grace Kelly muestra abiertamente su
compromiso con la sostenibilidad. En una entrevista publicada en enero del año
pasado por L'Uomo Vogue en Italia, dijo estar "triste y preocupado por la
dirección tomada por Estados Unidos [con la elección de Donald Trump] por lo
que tiene que ver con el aire, los mares y el planeta en general".
Iniciativas como esta
—participa también activamente con otras causas, como enfermedades infantiles—
demuestran que Pierre Casiraghi, empresario, tiene una actitud diferente a la
tradicional vida monegasca de la familia Grimaldi, conocida por la continua
asistencia a fiestas y eventos y la sensación de vivir unas vacaciones eternas.
Su matrimonio con la periodista italiana Beatrice Borromeo en 2015 dejaba claro
que no sería el típico niño rico dedicado a vivir la vida privilegiada y cómoda
que se podría permitir.
Casiraghi se enamoró de
Borromeo, perteneciente a una familia noble muy poderosa en Italia, pero una
mujer trabajadora e independiente, que fue modelo y presentadora de televisión,
pero que sobre todo ha destacado como periodista del diario de izquierdas Il
Fatto Quotidiano (que dejó cuando se trasladó a Mónaco), y como directora de
varios documentales muy celebrados sobre la mafia. En Lady ‘Ndrangueta,
Borromeo dejó perplejos a millones de telespectadores por desvelar el poder
femenino en el crimen organizado. Aunque haya cambiado de vida, sigue
comprometida con su trabajo. "Lo importante es la familia, pero no dejaré
de investigar a la mafia", ha dicho recientemente en una entrevista con
Vanity Fair.
La joven, de 32 años, ha
declarado en multitud de ocasiones que quiere llevar una vida normal, la misma
que desea para sus dos hijos, Stefano (de un año y medio) y Francesco (de solo
dos meses). No tiene pelos en la lengua, y no ha tenido reparos en criticar
públicamente a Silvio Berlusconi o en declararse atea y de izquierdas. También
criticó la política italiana —comparó el país con el medievo— por no permitir
el matrimonio homosexual. Igual de transparente fue al hablar sobre la
maternidad. "Es difícil decir que es el día más hermoso de tu vida cuando
sufres como un perro", dijo en una entrevista en el diario italiano
Corriere della Sera sobre el nacimiento de su primer hijo.
Antes de casarse con Pierre
Casiraghi y entrar a formar parte de los Grimaldi, Borromeo contestó a través
de su perfil de Twitter a un artículo que publicó la edición estadounidense de
Vanity Fair sobre cómo sería la vida de los futuros hijos de la pareja, que
daba por hecho que irían a "un internado suizo exclusivo" y crecerían
entre botellas de champán. Ella no dudó en protestar públicamente y en dejar
clara que la voluntad del matrimonio Casiraghi-Borromeo está muy lejos de esa
idea: "¿Por qué querría criar a mis hijos como si fueran
gilipollas?".
https://elpais.com/elpais/2018/08/01/gente/1533118636_101977.html
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