UN PERRO.
HOY ES EL DÍA DE BAUTIZAR A
SU NUEVO AMIGO RECIÉN ENCONTRADO EN LAS PLAYAS DE ALMERÍA.
MANUEL VILAS
Hace muchos años el turista
enamorado ya tuvo y amó a un perro. Y hoy es el día de bautizar a su nuevo
amigo recién encontrado en las playas de Almería. No puedo hacerlo, reflexiona.
No puede llamarlo como al perro que tuvo hace ya muchos años. Sería una falta
de respeto al pasado. Piensa en varios nombres. Le atrae llamarlo Fermín porque
le parece un nombre modesto y recogido. Hola Fermín, dice. Pero el perro ni se
inmuta. ¿Quién te habrá abandonado? Y el perro ahora le mira. Piensa en
llamarlo Abandonado, pero es demasiado pretencioso y generalista, pues al fin y
al cabo todos acabaremos siendo abandonados, unos antes, otros después. Podría
llamarlo Turista Segundo, dado que él es el Turista Primero. Turista Segundo
parece un nombre de guitarrista, y es muy largo. Podría llamarle Bob,en honor a
Bob Dylan. Pero no hay nada más triste que homenajear a un tipo que jamás se
entera de los homenajes que recibe.
Mientras le piensa un
nombre, le busca acomodo en su coche. Me llenarás el coche de pelos, dice. No
babees. ¿Echas de menos a tu familia? Cómo te llamaban ellos. Seguro que te
pusieron un nombre cursi. El perro le mira como asintiendo. Bien, hoy nos vamos
de Almería. Hoy nos vamos a Marbella, le dice el turista enamorado al perro sin
nombre. Ha reservado un hotel que admiten mascotas y que tiene una puntuación
de 8,1 en Booking. Ya no te puedes fiar de esas puntuaciones, le dice el
turista enamorado al perro, que va en el asiento de atrás y empieza a agitarse,
aunque también agradece el aire acondicionado renqueante y ruidoso del Opel
Manta de 30 años de antigüedad que conduce el turista enamorado. Es un buen
coche, amor mío. Se da cuenta de que urge un nombre. Lo de “amor mío” es
patético. Tan patético que el perro no le ha quedado más remedio que soltar un
angustioso ladrido. Pero qué nombre le pongo a este ser despreciado por los
hombres. Y por las mujeres. Incluso habrá sido despreciado por los niños. Y por
los abuelos. Cómo llamarte. No tienes aspecto de fiero. Pesarás unos 20 kilos.
Y menos mal que eres de pelo corto. Aunque raza me parece que no tienes mucha.
¿Tienes raza?, inquiere.
Imagino que la misma que yo. Comienza el viaje. El turista enamorado para en un
área de servicio que tiene MacDonal’s. Compra dos macmenús y los lleva hasta el
coche. Toma, uno es para ti, con patatas fritas y todo. El perro pone el coche
perdido. Babea, ladra y come. Da gusto verte comer así, dice el turista. Veo
que te ha encantado la Big Mac. Bien, me parece que MacDonald’s va a ser el río
Jordán y yo Juan el Bautista. Te voy a bautizar aquí mismo. Sujeta al perro por
el cuello, el perro se asusta, y vierte un poco de Cocacola por su cabeza. Te
llamarás MacDonald’s, y para abreviar y castellanizar tu nombre te llamaré
Madon. Es un buen nombre. Y tiene que ser palabra llana, no dejaré que nadie
convierta tu nombre en palabra aguda.
Madon y el turista
enamorado sonríen. Nos vamos, Madon. Marbella nos espera. Arranca el Opel
Manta, y se marchan ahítos de Cocacola, y por tanto felices.
https://elpais.com/cultura/2018/08/05/actualidad/1533478673_718163.html
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