Los ‘chalecos amarillos’ causan daños que pueden llegar a un millón
ÁLEX VICENTE
Escultura de
François Rude dañada durante protestas en el Arco del Triunfo. CHRISTOPHE
ARCHAMBAULT (AFP)
El Arco de Triunfo volvió a abrir ayer sus puertas tras casi dos
semanas de cierre provocado por los desperfectos que tuvieron lugar durante la
manifestación de los chalecos amarillos del pasado 1 de diciembre en París. Los
daños han sido estimados en “varios centenares de miles de euros o incluso un
millón” por el presidente del Centro de Monumentos Nacionales, Philippe
Bélaval, a cargo de la gestión del Arco de Triunfo. Los primeros turistas que
volvieron a trepar ayer por las escaleras de este símbolo de París, visitado
por 1,5 millones de personas al año, apenas percibieron las marcas de
deterioro.
Los numerosos grafitis sobre las paredes exteriores e interiores
habían sido borrados, igual que las marcas de pinturas que los manifestantes
trazaron sobre el busto del rey Luis Felipe.
Los muebles y los cristales que
fueron destruidos también han sido sustituidos. Solo algunas obras fueron
retiradas de los espacios expositivos, para una restauración más lenta y
profunda. El busto de Bonaparte que los manifestantes vandalizaron fue retirado
y será sustituido por una obra del escultor neoclásico Antoine-Denis Chaudet,
prestado por la Fundación Napoleón. El caso más grave parece el moldeado de
yeso realizado a partir de La partidas de los voluntarios, también conocido
como La Marsellesa, reproducción de uno de los altorrelieves de las jambas del
monumento que firmó François Rude entre 1833 y 1836. Se trata de un detalle de
uno de sus grupos escultóricos, un rostro femenino con gorro frigio. Muchos la
han confundido con una Marianne, aunque en realidad fue un encargo realizado
durante la restauración monárquica, que quiso reapropiarse de ese símbolo de la
Revolución Francesa (como después haría el régimen de Vichy). La escultura,
ahora con un gran agujero en su ojo derecho, ha quedado expuesta detrás de una
protección transparente, que permitirá que los visitantes observen in situ cómo
avanza su restauración. Si se ha optado por esta solución es porque la obra es
demasiado frágil para ser desplazada, según los responsables del monumento.
El saqueo del Arco de Triunfo fue una de las imágenes más
impactantes de la protesta de comienzos de mes. El presidente Emmanuel Macron
acudió al monumento al día siguiente, de regreso del G20 en Buenos Aires.
“Ninguna causa justifica […]que el Arco de Triunfo sea mancillado de esta
manera”, dijo el jefe de Estado. Mientras, el primer ministro Édouard Philippe
expresaba su “conmoción por la puesta en entredicho de los símbolos de
Francia”, en referencia a los daños contra este monumento erigido a la gloria
del ejército napoleónico (1806-1836). Solo algunas voces que apoyan la causa de
los chalecos amarillos, como el escritor Édouard Louis, han relativizado los
desperfectos. “Nunca se habrá conocido la miseria si se piensa que hacer una
pintada en un monumento histórico es más grave que la imposibilidad de tener
atención médica, de vivir o alimentarse”, expresó en una tribuna. En total, 13
personas han sido imputadas por estas degradaciones del patrimonio francés.
Manifestación ante
el arco, el 1 de diciembre. A. E. (AFP)
No es la única repercusión de la protesta en el sector cultural.
Una veintena de museos cerraron el sábado pasado para evitar ser atacados
durante las manifestaciones en París: Louvre, De Orsay, Pompidou, Grand Palais,
Orangerie, Jeu de Paume o la Fundación Vuitton. Se sumaron al cierre 12
monumentos como la Torre Eiffel, el Panteón, Notre Dame, la Conciergerie o el
Palais Royal. También interrumpieron su programación la Ópera Garnier y la de
la Bastilla, además de la Sala Pleyel y los grandes recintos de conciertos como
el Bercy, igual que hicieron muchos teatros cercanos a los Campos Eliseos,
epicentro de la protesta de los chalecos amarillos.
https://elpais.com/cultura/2018/12/12/actualidad/1544649543_174393.html
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