La doble España de hoy no es la de nacionales y republicanos, de
derechas e izquierdas, o no solo, sino la de una generación que intenta vivir
en libertad
BERNA GONZÁLEZ
HARBOUR
Concentración en la Plaza Mayor de Salamanca por el asesinato de
Laura Luelmo. JMGARCIA EFE
Todos los crímenes impactan en nuestro imaginario colectivo y
contribuyen a moldear nuestra relación con el entorno. Así fue con las niñas de
Alcàsser, con Marta del Castillo o Diana Quer, pero el asesinato de Laura
Luelmo ejemplifica como ningún otro el choque de dos Españas que siguen
conviviendo con efectos tan nocivos que, como en este caso extremo, pueden
llegar a ser letales.
Laura Luelmo era una joven cualquiera, representante de una nueva
generación de mujeres que intenta abrirse paso en un mundo laboral que espera
sin fanfarrias ni bienvenidas a los jóvenes: tras estudiar Bellas Artes, fue
becaria, se especializó como profesora de Dibujo, sacó oposiciones a Magisterio,
pasó a la bolsa de empleo y este diciembre, a sus 26 años, iba a comenzar su
primera sustitución. Una vida común, tan prometedora e incipiente como la de
cualquiera que echa a andar, pero alcanzada por la sombra de una amenaza tan
aciaga como real. No ha tenido mala suerte, como quien se ve sacudido por un
árbol arrancado por un vendaval, un tiesto en la cabeza o un relámpago en el
monte, sino que ha tenido un mal vecino. Un asesino, en concreto.
Los testimonios y su rastro nos dejan el perfil de una mujer
activa, viajera, sonriente, emprendedora, corredora, independiente,
concienciada en el feminismo, usuaria de redes y portadora de tantas
características comunes hoy a tantos millones de hijas, nietas, hermanas,
amigas y compañeras que tenemos alrededor, ejemplo de una generación que
intenta avanzar limpia de lastres. Que quieren tomar decisiones, hacer su vida,
vivir solas o acompañadas, salir a correr o comprar y volver a casa sanas y
salvas.
Pero Laura llegó al lugar equivocado en el tiempo equivocado. Su
casa impoluta en el pueblo en el que se instaló estaba situada frente a un
vecino siniestro, asesino y ladrón, con 20 años de cárcel, que personaliza
también la España opuesta, la de un tipo de agresor que por desgracia se repite
con una rutina dramática y al que ni el temor a la ley ni la llegada de un
tiempo distinto en que la violencia contra la mujer está penada también socialmente
disuadieron de atacarla.
La doble España de hoy no es la de nacionales y republicanos, de
derechas e izquierdas, o no solo, sino la de una generación que intenta vivir
en libertad y unos seres empeñados en recordarnos que nunca, nunca, lo
logramos.
https://elpais.com/sociedad/2018/12/19/actualidad/1545252273_306950.html
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