SERGIO DEL MOLINO
Un fotograma del primer capítulo de 'Black Mirror'.
Mucho antes de que nos sentáramos a cenar y cortáramos los
turrones, Antonio García Ferreras, a modo de víspera navideña, alertó en un
programa de La Sexta columna de los peligros de las pantallas. Que lo hiciera
desde una pantalla convirtió la emisión en algo muy meta, como los personajes
de ficción que discuten con sus autores, como un actor que rompe la cuarta
pared y comenta la obra que está interpretando o como un tuitero quejándose en
varios tuits de la banalidad de las redes sociales. O como un binguero previniendo
contra la ludopatía.
Haciendo honor al formato del docudrama, las pantallas se
presentaron en el programa como un apocalipsis. Lo que ya contaba Black Mirror,
que las pantallas nos atontan, nos alienan, nos despojan de toda humanidad y nadie
sabe qué efectos devastadores van a tener sobre nuestros ojos, dedos y
cerebros. Si no tuviera tantas pantallas a mano para alienarme, me habría ido a
la cena de Nochebuena con mucha preocupación. Por suerte, me mandaron unos
vídeos por WhatsApp y olvidé enseguida el disgusto.
Al apocalipsis le pasa lo que a Pedro con el lobo: nos lo han
anunciado tantas veces y en tantos formatos, que cuando llegue de verdad nos va
a pillar jugando en la tablet. Algunos hemos aprendido que los verdaderos
apocalipsis no se anuncian con trompetas ni los narran locutores que manejan la
tensión dramática. Los apocalipsis verdaderos, los que de verdad asustan, son
siempre pequeños y suceden fuera de las pantallas, cuando se agotan las
baterías y las familias se miran a los ojos descubriendo que no tienen nada que
decirse. Todos los que están celebrando comilonas navideñas estos días saben
perfectamente de lo que hablo, como los divorciados saben que los matrimonios
no se quiebran con truenos, sino con crujidos levísimos.
Una prevención sincera debería alertarnos sobre esos fines del
mundo sutiles e íntimos cuyas señales casi nunca percibimos, pero tal vez la
función de las pantallas sea entretenernos con apocalipsis de mentira para
sobrellevar los de verdad.
https://elpais.com/cultura/2018/12/24/television/1545645819_718915.html
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