Durante años fue asistente
personal y amigo del fotógrafo Mapplethorpe
Este le regaló por su
cumpleaños, la posibilidad de inmortalizar esta sesión con su cámara
Warhol la había organizado
para sacar a Grace Jones en su mítica revista 'Interview'
PILAR
VIDAL
Su objetivo es testigo de momentos históricos y ha compartido
escenario con los más grandes de la fotografía contemporánea. Javier
Porto nació en Madrid en 1960, pero tuvo que emigrar con su cámara y su familia
a Alemania. Hasta que en los años 80, animado por las noticias que le
llegaban de que en su país se estaba abriendo una corriente de modernidad
artística y política, decidió trasladarse de nuevo a la capital para,
cámara en mano, inmortalizar a través de gestos, miradas y escenas, el
movimiento social y cultural bautizado como 'la Movida'.
Su colección 'Los años vividos [1977-1987] ' ofrece una crónica
apasionada del Madrid de aquellos años. La ciudad parecía vivir al compás
de lo que ocurría en sus calles y garitos desde que se ponía el sol
hasta el amanecer, ya libre de complejos tras varias décadas de dictadura y
dispuesta a ponerse el mundo por montera. Porto ha inmortalizado los
garitos más punteros y los personajes callejeros más variopintos. Protagonistas
de la movida, hoy consagrados profesionales como Pedro Almodóvar, Alaska,
Carmen Maura o Vicente Molina Foix fueron captados por su ojo privilegiado.
Porto nunca fallaba a las exposiciones del galerista más moderno de la capital,
Fernando Vijande.
Allí fue donde conoció a dos de sus maestros, los controvertidos Andy
Warhol y Robert Mapplethorpe. Este último lo calificó de bad boy y quedó
tan fascinado con su forma de ser, su belleza y su profesionalidad, que le
ofreció marcharse con él a Nueva York como asistente personal. Allí, durante
años se codeó con los artistas más icónicos del movimiento pop, que
luego se han convertido en mitos. El sábado 28 de julio de 1984, Porto recibió
un regalo muy especial de Mapplethorpe, su jefe. En su estudio del número 24 de
Bond Street podría tomar fotos de los preliminares y el making-off de
una sesión fotográfica que duró catorce horas y que había organizado
Warhol. El resultado, la suite Grace, Andy, Keith, Robert y cía, que
puede contemplarse por primera vez en Madrid, desde este viernes en la galería
Estudio Gerardo Rueda (Plaza del Biombo, 6).
El fotógrafo madrileño supo aprovechar el regalo y consiguió
inmortalizar el histórico momento en dos carretes de los que se han extraído
una serie de 50 fotografías, que adquirió en 2011, José Luis Rueda para
su colección personal.
GENIAL ENCUENTRO
Ahora se muestran como tributo coincidiendo con el XXV aniversario de
la muerte de Mapplethorpe, genio de la fotografía contemporánea. El deseo de
Warhol era inmortalizar a Grace Jones, reina de la música disco e icono gay
de las noches de Manhattan, que había alcanzado el nº1 de las listas
Billboard con su álbum Slave to the Rhythm. El reportaje se publicó en la
mítica revista Interview, por entonces propiedad de Andy. La diosa de ébano fue
pintada por el gran Keith Haring, descubierto por Warhol en el metro
neoyorquino donde dibujaba con tizas, y cuya evolución del graffiti al arte pop
le consagró como artista plástico de referencia mundial, a pesar de su temprana
muerte a los 31 años.
Aquella reunión de genios es hoy un cotizado recuerdo. "Mapplethorpe
le pidió a Javier que apagara los flashes para impedir que Warhol
pudiera hacer fotos en condiciones óptimas. [Prueba de que estaban condenados a
entenderse sólo en el nombre del arte pero existía una rivalidad de
caracteres entre ellos]", asegura Pablo Sycet, comisario de la
exposición. Pero el sueño neoyorquino de Porto se truncó. "Javier tuvo sus
años de gloria a ambos lados del Atlántico, pero también ha sufrido en
sus carnes la bajada a los infiernos, y hasta la desazón de un largo olvido que
ahora parece que, al fin, termina", pronostica Sycet. Sus maestros y
protagonistas de estas instantáneas murieron tres años después de esta
sesión fotográfica.
Por aquel entonces, ni los museos ni las galerías, incluían la
fotografía como parte de sus obras, por lo que era muy difícil para un artista
subsistir del trabajo de su cámara. Javier desapareció y poco se supo de él,
hasta que en 2006 Blanca Sánchez, coleccionista y agitadora cultural, ya
desaparecida, le rescató para la exposición conmemorativa 'La movida'
(2006), promovida por la Comunidad de Madrid. Sus instantáneas conjugan lo
canalla con lo sublime. Ahora ha vuelto a disparar el flash de su cámara
allá por donde va. Javier no se rinde y tiene material para armar una buena
movida.
http://www.elmundo.es/loc/2014/12/13/5481f3fde2704e0e318b456e.html
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