sábado, 13 de diciembre de 2014

JAVIER PORTO, EL FOTÓGRAFO Y AMIGO ESPAÑOL DE ANDY WARHOL



Durante años fue asistente personal y amigo del fotógrafo Mapplethorpe
Este le regaló por su cumpleaños, la posibilidad de inmortalizar esta sesión con su cámara
Warhol la había organizado para sacar a Grace Jones en su mítica revista 'Interview'



PILAR VIDAL
Su objetivo es testigo de momentos históricos y ha compartido escenario con los más grandes de la fotografía contemporánea. Javier Porto nació en Madrid en 1960, pero tuvo que emigrar con su cámara y su familia a Alemania. Hasta que en los años 80, animado por las noticias que le llegaban de que en su país se estaba abriendo una corriente de modernidad artística y política, decidió trasladarse de nuevo a la capital para, cámara en mano, inmortalizar a través de gestos, miradas y escenas, el movimiento social y cultural bautizado como 'la Movida'.
Su colección 'Los años vividos [1977-1987] ' ofrece una crónica apasionada del Madrid de aquellos años. La ciudad parecía vivir al compás de lo que ocurría en sus calles y garitos desde que se ponía el sol hasta el amanecer, ya libre de complejos tras varias décadas de dictadura y dispuesta a ponerse el mundo por montera. Porto ha inmortalizado los garitos más punteros y los personajes callejeros más variopintos. Protagonistas de la movida, hoy consagrados profesionales como Pedro Almodóvar, Alaska, Carmen Maura o Vicente Molina Foix fueron captados por su ojo privilegiado. Porto nunca fallaba a las exposiciones del galerista más moderno de la capital, Fernando Vijande.
Allí fue donde conoció a dos de sus maestros, los controvertidos Andy Warhol y Robert Mapplethorpe. Este último lo calificó de bad boy y quedó tan fascinado con su forma de ser, su belleza y su profesionalidad, que le ofreció marcharse con él a Nueva York como asistente personal. Allí, durante años se codeó con los artistas más icónicos del movimiento pop, que luego se han convertido en mitos. El sábado 28 de julio de 1984, Porto recibió un regalo muy especial de Mapplethorpe, su jefe. En su estudio del número 24 de Bond Street podría tomar fotos de los preliminares y el making-off de una sesión fotográfica que duró catorce horas y que había organizado Warhol. El resultado, la suite Grace, Andy, Keith, Robert y cía, que puede contemplarse por primera vez en Madrid, desde este viernes en la galería Estudio Gerardo Rueda (Plaza del Biombo, 6).
El fotógrafo madrileño supo aprovechar el regalo y consiguió inmortalizar el histórico momento en dos carretes de los que se han extraído una serie de 50 fotografías, que adquirió en 2011, José Luis Rueda para su colección personal.
GENIAL ENCUENTRO
Ahora se muestran como tributo coincidiendo con el XXV aniversario de la muerte de Mapplethorpe, genio de la fotografía contemporánea. El deseo de Warhol era inmortalizar a Grace Jones, reina de la música disco e icono gay de las noches de Manhattan, que había alcanzado el nº1 de las listas Billboard con su álbum Slave to the Rhythm. El reportaje se publicó en la mítica revista Interview, por entonces propiedad de Andy. La diosa de ébano fue pintada por el gran Keith Haring, descubierto por Warhol en el metro neoyorquino donde dibujaba con tizas, y cuya evolución del graffiti al arte pop le consagró como artista plástico de referencia mundial, a pesar de su temprana muerte a los 31 años.
Aquella reunión de genios es hoy un cotizado recuerdo. "Mapplethorpe le pidió a Javier que apagara los flashes para impedir que Warhol pudiera hacer fotos en condiciones óptimas. [Prueba de que estaban condenados a entenderse sólo en el nombre del arte pero existía una rivalidad de caracteres entre ellos]", asegura Pablo Sycet, comisario de la exposición. Pero el sueño neoyorquino de Porto se truncó. "Javier tuvo sus años de gloria a ambos lados del Atlántico, pero también ha sufrido en sus carnes la bajada a los infiernos, y hasta la desazón de un largo olvido que ahora parece que, al fin, termina", pronostica Sycet. Sus maestros y protagonistas de estas instantáneas murieron tres años después de esta sesión fotográfica.
Por aquel entonces, ni los museos ni las galerías, incluían la fotografía como parte de sus obras, por lo que era muy difícil para un artista subsistir del trabajo de su cámara. Javier desapareció y poco se supo de él, hasta que en 2006 Blanca Sánchez, coleccionista y agitadora cultural, ya desaparecida, le rescató para la exposición conmemorativa 'La movida' (2006), promovida por la Comunidad de Madrid. Sus instantáneas conjugan lo canalla con lo sublime. Ahora ha vuelto a disparar el flash de su cámara allá por donde va. Javier no se rinde y tiene material para armar una buena movida.

 http://www.elmundo.es/loc/2014/12/13/5481f3fde2704e0e318b456e.html

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