Modiano se dispone a leer su
discurso del Nobel, en Estocolmo. / ANDERS
WIKLUND (AP)
El novelista francés Patrick Modiano mezcló
este domingo por la tarde en Estocolmo en su discurso del
Nobel las grandes obsesiones que han marcado su vida y su obra:
la importancia de la historia y del presente, París y la ocupación nazi de
Francia durante la II Guerra Mundial, pero también también la timidez y la idea
de que el narrador debe ocupar un discreto segundo plano mientras encuentra su
propia voz. Modiano reivindicó el papel del escritor como testigo de su tiempo.
"Un novelista está marcado de forma indeleble por su fecha de nacimiento y
por su tiempo, incluso si no ha participado de forma directa en la acción
política, incluso si da la impresión de ser un solitario, atrincherado en lo
que llaman su torre de marfil", aseguró el autor francés durante su lectura
en la Academia sueca.
"Prisionero de su tiempo, un
narrador está marcado por la percepción de la época en la que ha nacido y en la
que vive", agregó el autor de novelas como Dora Bruder o El
lugar de la estrella, obras en la que la historia reciente de Francia,
sobre todo la II Guerra Mundial, tienen un papel esencial. Modiano se describió
a sí mismo como "un niño de la guerra, que debió su nacimiento al París de
la ocupación".
El novelista
se describió como un escritor del siglo XX, con una cierta nostalgia ante los
grandes narradores del siglo XIX por "aquel tiempo transcurría de una
forma más lenta que el de hoy y esta lentitud era esencial para el trabajo del
narrador, porque podía concentrar su energía y su atención".
"Pertenezco a una generación
intermedia y me despierta la curiosidad saber cómo las generaciones que me
siguen, que han nacido con Internet, los teléfonos móviles, el correo
electrónico y Twitter, se expresarán a través de la literatura en este mundo en
el que siempre estamos conectados y en el que las redes sociales comprometen
una parte de la intimidad y el secreto que era nuestro valor más preciado hasta
hace poco tiempo, porque da profundidad a las personas y es un gran tema
literario", afirmó sin dejarse llevar, sin embargo, por ningún tipo de
pesimismo. "Estoy convencido de que los escritores del futuro garantizarán
el relevo como hace cada generación desde Homero", afirmó el escritor que,
dijo, siempre ha tratado de "expresar en todas sus obras algo
intemporal". Modiano también se reconoció emparentado con pintores, como
Modigliani, así como con músicos "que practican un arte superior al de la
novela".
Publicado en España por Anagrama,
Seix Barral Alfaguara y Cabaret Voltaire, Modiano es autor de novelas cortas,
que en su mayor parte transcurren en París durante la II Guerra Mundial, como Villa
triste, la trilogía de la Ocupación o Un pedigrí. Cuando supo
que había ganado el Nobel, confesó haberse quedado totalmente desconcertado y
aseguró que siguió caminando. Este desconcierto quedó reflejado en su discurso
de Estocolmo: "El anuncio del premio me pareció irreal y quise saber por
qué había sido elegido. Ese día creo que nunca sentí de una forma tan fuerte
cómo un novelista es ciego ante su obra y cómo los lectores en realidad saben
mucho más que él".
"Un escritor, o por lo menos
un novelista, tiene muchas veces relaciones difíciles con la palabra. Y si
recuperamos la distinción escolar entre escrito y oral, un novelista siempre
estará más dotado para lo escrito. Tiene la costumbre de guardar silencio y, si
quiere entrar en un determinado ambiente, debe fundirse con la multitud",
dijo al principio de su discurso el autor de En el café de la juventud
perdida.
Modiano (Boulogne-Billancourt,
1945), un narrador preciso, de frases claras que fluyen casi sin el
lector se dé cuenta, hizo una maravillosa definición del trabajo de novelista:
"Curiosa actividad solitaria la de escribir. Uno atraviesa momentos de
desesperanza cuando se redactan las primeras páginas de una novela. Se enfrenta
cada día a la impresión de haber tomado el camino equivocado. La tentación de
volver atrás es grande y de tomar otro camino. Pero no hay que caer en ella
sino seguir el mismo camino. (...) Cuando uno está a punto de terminar un
libro, parece que este comienza a despegarse y que respira el aire de la
libertad, como los niños en clase, la víspera de las vacaciones de
verano".
"Pero la vocación del
novelista, ante la gran página en blanco del olvido, consiste en hacer resurgir
algunas palabras a mitad borradas, como icebergs perdidos a la deriva sobre el
océano", fueron las palabras con las que cerró su discurso.
El novelista es el decimoquinto
autor francés galardonado con el premio Nobel de Literatura. Recibirá su
recompensa el miércoles de manos del rey de Suecia junto a los otros laureados.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/12/07/actualidad/1417980440_490944.html
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