Pedro Zuazua Madrid
Joaquín Sabina
volvió al escenario anoche en Madrid pero acortó una actuación que había
comenzado pletórica. Menguado de facultades por la emoción, fue una
indisposición, según fuentes cercanas al artista, lo que le impidió acometer
los bises con los que el cantante tenía previsto terminar su actuación. Era su
regreso en solitario a España tras cinco años.
Para comprender al Sabina que actuó en el Palacio de los Deportes de
la capital había que fijarse en su cara mientras interpretaba A mis cuarenta
y diez. Cuando entonó la parte que dice “de empezar a pensar en recogerse,
de sentar la cabeza, de resignarme a dictar testamento, perdón por la
tristeza”, lo hizo con tal convicción, que el público, acostumbrado a gritar
“¡no!” en ese punto, no tuvo nada que objetar. Con los ojos conmovidos por la
emoción, la mirada fija y una expresión entre el dolor y la felicidad, Sabina
resumía en un gesto todo lo sufrido, todo lo gozado y todo lo que queda por
venir. A mitad del concierto, tras un descanso, ya no estuvo tan pletórico.
Joaquín
Sabina, durante el concierto en el Barclaycard Center de Madrid. / Claudio Álvarez
Subió el de Úbeda al escenario vestido con traje turquesa, camiseta
negra, bombín y perilla larga y canosa. Dispuesto a aportar luz “en tiempos de
tormenta”. Y se encontró con que su público —el que ha crecido sentimentalmente
con sus letras— acepta con agrado que la pista se haya convertido en sus
conciertos en un patio de butacas. Las 15.000 personas que le aplaudían habían
agotado las entradas para el concierto en menos de una hora. Las del segundo
concierto, que se celebrará el martes, duraron 10 minutos.
Tocar en casa le supone más presión de la habitual. Ayer habló del
“miedo escénico” (recordó a Pastora Soler) y confesó haber sufrido un vahído en
las horas previas al concierto. Al citar el miedo escénico, algo cambió en su
cara. Y minutos después pedía perdón al público por no poder hacer “los bises
que estaban preparados”. Pero pareció más una sobredosis de emoción que otra
cosa. Hasta ese momento había llorado al menos tres veces. Luego vino el bajón
("la verdad es que no me encuentro muy bien") que dio paso al cierre
de su concierto. El representante del cantante ha asegurado el artista se
encuentra descansando en su casa.
Para cuando llegó ese inesperado final, habían pasado casi dos horas y
estaba claro que el show llegaba muy rodado tras su paso por Sudamérica.
Fueron 26 conciertos en 58 días. La gira, que agotó todas sus entradas, tendrá
su continuación en España en marzo y abril y dará lugar a un disco en directo
con el material grabado en el Luna Park de Buenos Aires.
Antes del cierre se había visto a un Sabina muy activo. Tocó las
primeras siete canciones de pie. Cantó con pasión cada “ahora que” del tema de
apertura e hizo un guiño a Madrid con Yo me bajo en Atocha. Demostró
que, aunque se haya ganado un cantante para la historia de la lengua española,
se ha perdido un gran humorista y también un digno pintor: suyos eran los
dibujos que aparecían en la pantalla trasera del escenario. Y que sigue siendo
el músico que mejor presenta a su banda: fue uno a uno, loando sus virtudes,
con ritmo y con rimas, con guiños y cariño. También dejó claro que es un
maestro de la captatio benevolentiae latina cuando aseguró que las
canciones de 19 días y 500 noches —”viejas verdes”, las llamó— no se
escuchaban en su casa porque allí sólo se pone “buena música”. Y recordó a
Dylan, con una versión de It ain´t me babe.
Sabina explicó la elección de 19 días y 500 noches haciendo
referencia al “último verano” de su juventud, que alargó hasta los 50. Habló
sin tapujos del ictus que sufrió e hizo un alegato contra el consumo de drogas.
El disco que da nombre a la gira era la culminación de una serie de álbumes —Mentiras
piadosas, Física y Química, Yo, mí, me contigo— que
coincidieron con una etapa de creación desenfrenada, de una vida de ritmo
complicado. Ayer, esas canciones, cantadas desde la perspectiva que da el
tiempo, parecieron adquirir un poso que solo da ver las cosas desde fuera. Al
finalizar el concierto, una chica se acercó a la sala de prensa y se dirigió a
los periodistas: “No seáis malos, ha sido un gran concierto y le ha podido la
emoción. Ha estado casi dos horas y eso hay que valorarlo”.
EP
El representante de Joaquín Sabina, José Navarro 'Berry', ha explicado
que el cantante se encuentra "muy bien" y ha dormido "toda la
noche" tras abandonar precipitadamente el escenario del concierto que
ofrecía este sábado en Madrid.
En declaraciones a Onda Cero, 'Berry' ha explicado que a Sabina
"le pesa mucho Madrid" y que, quizás, después de "estar sin
cantar dos meses, al terminar la gira en Sudamérica, debería haber ido a una
ciudad más pequeña". "Pero la idea era despedirse en Madrid y
Barcelona y terminar el año así", ha apuntado.
'Berry' ha recordado el ictus sufrido por Sabina, un episodio del que
"siempre queda un poso" y que "no es fácil de llevar",
según el representante. Aún así, ha dado fe de que "los días anteriores se
cuidó mucho, estuvo en su casa y no salió", además de haber empezado el concierto
"muy bien".
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/12/14/actualidad/1418511645_398835.html
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