sábado, 13 de octubre de 2018

DOROTHEA TANNING: PUERTAS QUE SON LUGARES QUE SON HISTORIAS ROCÍO ROBLES TARDÍO


'Habitación 202 del Hôtel du Pavot' (1970-1973). MNCARS

Dorothea Tanning, detrás de la puerta... Reina Sofía, hasta el 7 de enero.
Como ocurre tantas veces en los relatos de las vidas de artistas, Dorothea Tanning (1910-2012) quedó fascinada por la visita a la exposición Fantastic art, Dada and Surrealism (MoMA, 1936), que tradujo como una experiencia y como la constatación de que el camino por ella elegido era compartido por muchos otros artistas. En resumen, revelación y rito de paso. En julio de 1939, Tanning se embarcaba en el New Amsterdam desde Nueva York con destino a París; su intención era buscar y encontrarse con el grupo de artistas surrealistas. Este dato biográfico, del que da cuenta tanto la fundación que lleva el nombre de la artista como Alyce Mahon en la exposición que ha comisariado para el Museo Reina Sofía recién inaugurada, resulta cuanto menos curioso. Lo primero que se podría pensar es que Tanning se equivocó de viaje o de dirección al creer que encontraría a alguien en verano y en una Francia amenazada por la inminencia de la guerra, por las tentativas de avance del ejército alemán sobre su territorio y por los países vecinos, que asiste al vaciado de la capital -hacia fuera y hacia dentro, creando refugios antiaéreos, en particular en los lugares significados como potenciales objetivos, como el Museo del Louvre-. Un verano más, y sumando la excepcionalidad del momento, el grupo surrealista se fue de vacaciones al sur de Francia. La propia Mahon ha dibujado ese mapa de localizaciones en su libro Surrealism and the politics of Eros, 1938-1968 (2005). Marsella, Carcasón, Perpiñán... En Saint-Martin d'Ardèche posan Leonora Carrington y Max Ernst ante Lee Miller, quien los retrata con gesto mitad paternal, mitad protector. Se preparaban para el conflicto bélico.Poco tiempo después era el grupo surrealista quien, de manera escalada se instaló en Nueva York a partir de 1940-1941. "Breton y los surrealistas, con sus armas y sus maletas, se fueron a Estados Unidos", resumió el crítico Charles Estienne unos años más tarde. Se fueron con sus armas, sus categorías, sus obsesiones y sus previsiones. Marcel Duchamp eligió la imagen de cinco impactos de bala en un muro de piedra como cubierta para la publicación que acompañó la exposición First papers of surrealism, inaugurada el 14 de octubre de 1942 en una mansión en el 451 de Madison Avenue. Ese mismo año, Max Ernst buscaba a Dorothea Tanning por la ciudad. De Tanning había visto su autorretrato Birthday (1942, un lienzo en el que, acompañada por un animal mitad águila mitad comadreja, la artista agarraba el pomo de una puerta blanca, suspendiendo su gesto en la ambigüedad del abrir o el cerrar, que acelera a su vez una visión de puertas multiplicadas, como si hubiera pintado el reflejo de una habitación de espejos. Hablando de los surrealistas en general y de Max Ernst en particular, en un artículo de 1966, Carola Giedion-Welcker apuntaba que "aquellos que estaban dotados con lo maravilloso de la Alicia de Lewis Carroll comprobaban una transformación de la realidad". Otra realidad que, en primera instancia, cabría entenderla de orden psíquico-espacial. Esa Alicia tras el espejo, en el cuadro de Tanning, es Dorothea atravesando puertas sin descanso.Como un susurro que precede a la amenaza, ese "detrás de la puerta, invisible, otra puerta" se hace imperiosa y paradójicamente visible en su autorretrato de 1942, donde propone un juego infinito en el que al abrir una puerta otro lugar (físico, psíquico metafórico) se cierra tras de sí. Este juego de tensiones, apurándolo a la máxima funcionalidad y concisión del espacio doméstico, lo había puesto sobre la mesa Marcel Duchamp con su 11, Rue Larrey (1927), una puerta que daba a tres ámbitos: estudio, baño y habitación. La puerta como artefacto surrealista, o como artefacto que contribuye a la poética surrealista, o como atributo que define el surrealismo. El propio Duchamp utilizó una puerta giratoria de cuatro hojas como dispositivo de montaje en la Exposition Internationale du Surréalisme, celebrada en la Galería Beaux-Arts de París, en enero de 1938. Se producía ahí la suspensión del acto de entrar y salir, pues se anulaba la necesidad de abrir o cerrar, reduciendo la experiencia del visitante a la simple circulación. De ahí a sacar al público del espacio donde la realidad acontece solo había un paso, o una puerta que como nuevo lienzo anunciaba la superestructura Étant donnés (1º la chute d'eau, 2º le gaz d' éclairage...), la obra en la que Duchamp trabajó entre 1946 y 1966. Precisamente, agua, luz, ilustraciones con temas burgueses sacadas de revistas antiguas y la necesidad de circulación son los principales ingredientes -sean materiales, sean nominativos- de Toy theater (1948), que Dorothea Tanning realizó junto con Max Ernst y William Copley: un collage escénico entre la broma y el cadáver exquisito pensado para el galerista Julien Levy. Este teatro portátil, imitando los juegos de niños y mayores de finales del siglo XIX, se compone de una pantalla escenario cuyo telón de fondo es un retrato de Ernst. El espectáculo se nutre de varias piezas, concebidas como rollos de imágenes que, en su desarrollo y despliegue, componen un relato visual. Con el título en francés, donde cabe reconocer un guiño a Duchamp, Eau Lumière Éléctrique et Opéra à tous les étages. Film documentaire de Dorothea, Tanning bien podía dar por concluida su fase de iniciación. En una entrevista con Carlo McCormick para la revista BOMB, en otoño de 1990, Tanning, cansada de que se le redujera a mera «artista surrealista», afirmaba que el surrealismo no era un movimiento más, como el expresionismo abstracto o el impresionismo, sino que era un movimiento filosófico. Movimiento armado lo habían definido otros.

http://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/10/07/5bb787e846163f4e888b45f6.html

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