'Habitación 202 del Hôtel du Pavot' (1970-1973). MNCARS
Dorothea Tanning, detrás de la puerta... Reina Sofía, hasta el 7 de
enero.
Como ocurre tantas veces en los relatos de las vidas de artistas,
Dorothea Tanning (1910-2012) quedó fascinada por la visita a la exposición
Fantastic art, Dada and Surrealism (MoMA, 1936), que tradujo como una
experiencia y como la constatación de que el camino por ella elegido era
compartido por muchos otros artistas. En resumen, revelación y rito de paso. En
julio de 1939, Tanning se embarcaba en el New Amsterdam desde Nueva York con
destino a París; su intención era buscar y encontrarse con el grupo de artistas
surrealistas. Este dato biográfico, del que da cuenta tanto la fundación que
lleva el nombre de la artista como Alyce Mahon en la exposición que ha
comisariado para el Museo Reina Sofía recién inaugurada, resulta cuanto menos
curioso. Lo primero que se podría pensar es que Tanning se equivocó de viaje o
de dirección al creer que encontraría a alguien en verano y en una Francia
amenazada por la inminencia de la guerra, por las tentativas de avance del
ejército alemán sobre su territorio y por los países vecinos, que asiste al
vaciado de la capital -hacia fuera y hacia dentro, creando refugios antiaéreos,
en particular en los lugares significados como potenciales objetivos, como el
Museo del Louvre-. Un verano más, y sumando la excepcionalidad del momento, el
grupo surrealista se fue de vacaciones al sur de Francia. La propia Mahon ha
dibujado ese mapa de localizaciones en su libro Surrealism and the politics of
Eros, 1938-1968 (2005). Marsella, Carcasón, Perpiñán... En Saint-Martin
d'Ardèche posan Leonora Carrington y Max Ernst ante Lee Miller, quien los
retrata con gesto mitad paternal, mitad protector. Se preparaban para el
conflicto bélico.Poco tiempo después era el grupo surrealista quien, de manera
escalada se instaló en Nueva York a partir de 1940-1941. "Breton y los
surrealistas, con sus armas y sus maletas, se fueron a Estados Unidos",
resumió el crítico Charles Estienne unos años más tarde. Se fueron con sus
armas, sus categorías, sus obsesiones y sus previsiones. Marcel Duchamp eligió
la imagen de cinco impactos de bala en un muro de piedra como cubierta para la
publicación que acompañó la exposición First papers of surrealism, inaugurada
el 14 de octubre de 1942 en una mansión en el 451 de Madison Avenue. Ese mismo
año, Max Ernst buscaba a Dorothea Tanning por la ciudad. De Tanning había visto
su autorretrato Birthday (1942, un lienzo en el que, acompañada por un animal
mitad águila mitad comadreja, la artista agarraba el pomo de una puerta blanca,
suspendiendo su gesto en la ambigüedad del abrir o el cerrar, que acelera a su
vez una visión de puertas multiplicadas, como si hubiera pintado el reflejo de
una habitación de espejos. Hablando de los surrealistas en general y de Max
Ernst en particular, en un artículo de 1966, Carola Giedion-Welcker apuntaba
que "aquellos que estaban dotados con lo maravilloso de la Alicia de Lewis
Carroll comprobaban una transformación de la realidad". Otra realidad que,
en primera instancia, cabría entenderla de orden psíquico-espacial. Esa Alicia
tras el espejo, en el cuadro de Tanning, es Dorothea atravesando puertas sin
descanso.Como un susurro que precede a la amenaza, ese "detrás de la
puerta, invisible, otra puerta" se hace imperiosa y paradójicamente
visible en su autorretrato de 1942, donde propone un juego infinito en el que
al abrir una puerta otro lugar (físico, psíquico metafórico) se cierra tras de
sí. Este juego de tensiones, apurándolo a la máxima funcionalidad y concisión
del espacio doméstico, lo había puesto sobre la mesa Marcel Duchamp con su 11,
Rue Larrey (1927), una puerta que daba a tres ámbitos: estudio, baño y habitación.
La puerta como artefacto surrealista, o como artefacto que contribuye a la
poética surrealista, o como atributo que define el surrealismo. El propio
Duchamp utilizó una puerta giratoria de cuatro hojas como dispositivo de
montaje en la Exposition Internationale du Surréalisme, celebrada en la Galería
Beaux-Arts de París, en enero de 1938. Se producía ahí la suspensión del acto
de entrar y salir, pues se anulaba la necesidad de abrir o cerrar, reduciendo
la experiencia del visitante a la simple circulación. De ahí a sacar al público
del espacio donde la realidad acontece solo había un paso, o una puerta que
como nuevo lienzo anunciaba la superestructura Étant donnés (1º la chute d'eau,
2º le gaz d' éclairage...), la obra en la que Duchamp trabajó entre 1946 y
1966. Precisamente, agua, luz, ilustraciones con temas burgueses sacadas de
revistas antiguas y la necesidad de circulación son los principales
ingredientes -sean materiales, sean nominativos- de Toy theater (1948), que
Dorothea Tanning realizó junto con Max Ernst y William Copley: un collage
escénico entre la broma y el cadáver exquisito pensado para el galerista Julien
Levy. Este teatro portátil, imitando los juegos de niños y mayores de finales
del siglo XIX, se compone de una pantalla escenario cuyo telón de fondo es un
retrato de Ernst. El espectáculo se nutre de varias piezas, concebidas como
rollos de imágenes que, en su desarrollo y despliegue, componen un relato
visual. Con el título en francés, donde cabe reconocer un guiño a Duchamp, Eau
Lumière Éléctrique et Opéra à tous les étages. Film documentaire de Dorothea,
Tanning bien podía dar por concluida su fase de iniciación. En una entrevista
con Carlo McCormick para la revista BOMB, en otoño de 1990, Tanning, cansada de
que se le redujera a mera «artista surrealista», afirmaba que el surrealismo no
era un movimiento más, como el expresionismo abstracto o el impresionismo, sino
que era un movimiento filosófico. Movimiento armado lo habían definido otros.
http://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/10/07/5bb787e846163f4e888b45f6.html
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