VOCES DEL REAL, 28 DE
OCTUBRE DE 2018
Gaetano Donizetti, Oberturas y escenas finales de Anna Bolena (Parte I) y Maria Stuarda (Parte
II).
Mariella Devia, soprano
José Miguel
Pérez-Sierra, director de orquesta, Orquesta Sinfónica de Madrid
Andrés Máspero, director del coro
Intermezzo
Elenco acompañante
Javier Franco. Rochefort de Anna
Bolena y Talbot de Maria Stuarda
Alejandro del Cerro. Percy en Anna Bolena
y Leicester en Maria Stuarda
Gerardo Bullón. Cecil en Maria
Stuarda
Emmanuel Faraldo. Hervey en Anna
Bolena
Sandra Ferrández. Smeton en Anna
Bolena y Anna Kennedy en Maria Estuarda
La tarde del domingo 26, dio comienzo al ciclo Voces del Real, con
el Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real, bajo la dirección musical del
maestro José Miguel Pérez Sierra. Junto a ellos, dieron la réplica a la diva de
Imperia, en diferentes escenas de las mencionadas óperas, las voces de los
tenores Alejandro del Cerro y Emmanuel Faraldo, los barítonos Javier Franco y
Gerardo Bullón y la soprano Sandra Ferrández. Los cantantes que escoltaron a la
soprano italiano lo hicieron con elegancia, talento, buena vocalidad, fraseo
elegante y generosidad, asumiendo a priori un rol secundario en una sesión que
se había pensado para el lucimiento casi exclusivo de Mariella.
Mariella Devia (pronúnciese Devía, con acento en la “i”) la famosa
soprano italiana, tras su despedida de las óperas escenificadas, ofreció un
concierto especial en el que dijo adiós al público de Madrid antes de su
retirada definitiva, aunque seguirá actuando en veladas musicales en distintas
salas de concierto y, también, dando
lecciones, “master classes”.
Para su última aparición en el escenario de la Plaza de Oriente,
Mariella Devia ha elegido un programa dedicado a Donizetti y a dos personajes
de referencia en su repertorio: María Stuarda y Anna Bolena, dos reinas, una
inglesa, la otra escocesa, con trayectorias inmersas en la intriga, de historia
controvertida, cuyo cruento final ha sido dibujado con magistral dramatismo por
el compositor de Bérgamo.
Anna Bolena astuta, protestante, pero descuidada al final, una
carta más para el Barba Azul real que tan bien retrató en su tiempo, Hans
Holbein el joven. María Estuardo, impetuosa, bella, inteligente, católica,
enfrentada casi toda su vida a una gobernante poderosa e implacable, Isabel I
de Inglaterra, sin hijos, sin maridos, luterana, pero con una voluntad
formidable de gobernar y de perpetuarse en el poder, aunque termine por
dejarlo, falta de descendencia propia, a Jacobo, hijo de la Estuardo, a quien
había decapitado. Son los roles de referencia, entre otros muchos, de los que
Devia hará algunas revisiones.
De hecho, faltó algo más de química entre la estrella y los jóvenes
cantantes españoles y argentino (Emmanuel Faraldo, tenor), que, al final de la
primera parte no saludaron con ella y al final, lo hicieron de una forma más
que discreta.
José Miguel Pérez-Sierra dirigió con solvencia, mejor la segunda
obertura que la primera y el resto de las escenas finales concertó bien, aunque
por momentos, hubiera podido dar más atención a los cantantes, concentrado en
su papel, como estaba, frente a los músicos y el Coro Intermezzo, que, como
suele, estuvo brillante y ajustado en la dirección del también argentino Andrés
Máspero.
Mariella Devia, de temperamento contenido, gran profesional,
meticulosa, pero accesible, sigue conservando a sus setenta años una perfecta
línea de canto, un fraseo delicado, un dominio de la coloratura y de control de
los recursos, que la convirtieron en una
de las intérpretes de referencia para las nuevas generaciones.
Con una carrera construida sobre el trabajo constante, apoyada en
la técnica y una cuidadosa elección del repertorio que la han cimentado, Devia
ha destacado especialmente en la interpretación de personajes con evidentes
exigencias dramáticas como Norma, Lucia de Lammermoor, Violetta Valery (La
traviata), Maria Stuarda o Anna Bolena.
El público que la vio cantar todavía guarda en su memoria la
extraordinaria construcción de su reina Isabel I de Inglaterra, en la
inauguración de la Temporada 2015-2016 del Teatro Real con Roberto Devereux y
su última invocación a la Luna, en Norma, otro mes de octubre, de 2016, en este
mismo escenario.
Vestida con dos elegantes atuendos largos, el primero en negro con
un cinturón ancho verde debajo del busto, dejaba entrever un pecho conservado.
El segundo, casi torero, en violeta con aplicaciones doradas en la parte
superior, permitía adivinar, con el generoso tajo trasero, unas piernas muy
bonitas.
Las cualidades vocales de Mariella Devia ya se han mencionado, pero
hay que destacar también su “fineza sul palcoscenico”, la delicadeza con que
gira la cabeza para mirar a sus compañeros, a lo lejos (con el director musical
en el medio), el movimiento de sus manos, el lucimiento que hace de la
vestimenta, encuadrada en un peinado corto que no busca disimular ni sus canas
ni su edad.
Los aplausos fueron tumultuosos, los “brava”, los gestos de afecto
del público, el apelativo de “maestra”, con que la obsequiaron los presentes,
que compartieron la sala con otra de las grandes, Teresa Berganza, que venía a disfrutar de otra cantante famosa de ópera
como ella, aunque no hubo bises.
Madrid despide a una grande del belcanto, esperando el momento, en
que, seguramente decida regresar.
Alicia Perris
Fotos: Julio Serrano
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