jueves, 11 de octubre de 2018

LA EXPERIENCIA HOLÍSTICA DEL PIANO DE BENJAMIN GROSVENOR EN EL AUDITORIO NACIONAL DE MADRID, POR ALICIA PERRIS




23 Ciclo grandes Intérpretes. Auditorio Nacional de Música. Sala Sinfónica. 9 DE OCTUBRE DE 2018. Organiza Fundación Scherzo. Patrocina diario El País y colabora cadena Ser.



PROGRAMA

J. S. BACH: Suite Francesa nº 5 en Sol Mayor, BWV 816.
W. A. MOZART: Sonata nº 13 en Si bemol mayor, K. 333.
Pausa
F. CHOPIN: Barcarola, op. 60.
E. GRANADOS: Dos piezas de Goyescas: Los requiebros y La maja y el ruiseñor.
M. RAVEL: Gaspard de la Nuit.

Como una verdadera declaración de principios, el joven pianista exclama sobre su concepción
del instrumento: “Mi forma de entender el piano se inscribe en la tradición romántica” (Web
Tutti Magazine).

Efectivamente, tiene Grosvenor una capacidad para que su narrativa instrumental se inscriba
en un estilo conocido y reconocible, de factura tradicional, técnica brillante y limpia, y a la vez
cool, para usar un término que ya comienza a desgastarse pero que lo define a la perfección.

Grosvenor ganó la final de piano de BBC Young Musician Competition en 2004
con 11 años. Llegó después el reconocimiento internacional con los conciertos con orquestas
como la London Philharmonic, la RAI de Turín, la New York Philarmonic, Philarmonia
Orchestra, Gewandhaus de Leipzig, Tokyo Symphony, y sus presentaciones en el Royal Festival
Hall, el Barbican Centre, Victoria Hall de Singapur, The Frick Collection y en el Carnegie Hall,
entre otros famosos coliseos. Actuó con la BBC Symphony en la Primera Noche del BBC PROMS
en 2011 llenando el Royal Albert Hall y volvió a los BBC PROMS en 2012 junto con la Royal
Philharmonic Orchestra y Charles Dutoit, y en 2014 con la BBC Philharmonic y Gianandrea
Noseda.

Entre sus principales recitales destacan sus actuaciones en la Konzerthaus de Viena, Théâtre des Champs Elysées de París, Muziekgebouw de Ámsterdam, Carnegie Hall de New York, Konzerthaus de Berlín, Barbican Centre de Londres, Musashino Civic Cultural Hall de Tokio, los festivales de Lucerna, Gilmore y La Roque d’Antheron, en las Series Internacionales del Southbank Centre, así como su primera gira por Latinoamérica. En 2019 debutará con la Orquesta Nacional de España y regresará al Palau de la Música Catalana y un largo etcétera de éxitos, allí donde va.

 Grosvenor encarna la geografía del estar en el mundo británico, cuando desfila por el escenario hacia su maravilloso piano de gran cola, porque igual podría haber salido de unas de las bibliotecas del Ashmolean Museum de Oxford o formado parte del cast de la subversiva película “If”, de Lindsay Anderson. Muy British. Mezcla de contención y exuberancia condicionada en gran parte a la marca propia de cada uno de los compositores que interpretó en un Auditorio con demasiadas localidades sin ocupar. Otro misterio de los que nunca se descifran en la relación que el público español tiene con la música clásica,sul repertorio y las salas de concierto nacionales.

Poderosas ambas manos, una izquierda formidable que emerge donde menos se la espera con una sonoridad orquestal, una paleta de colores discretos en la sonata de Mozart, que cerró la primera parte de la velada. El segundo movimiento es un andante cantabile en mi bemol mayor que debuta con terceras en la mano derecha hasta llegar al tema más lírico del movimiento, con fluidas triadas quebradas en la mano izquierda. Tal vez demasiada la veladura acústica por momentos, por el generoso uso del pedal.
Grosvenor compone una Barcarola soñadora en la segunda sección del concierto. Esta producción de Chopin en fa sostenido mayor, Op. 60 es una pieza compuesta del otoño de 1845 al verano de 1846, que fue publicada en 1846 en Leipzig.  Una obra de completa madurez, en la que Chopin trabajó con dificultades. De hecho tuvo que abandonarla en varias ocasiones antes de acabarla, pero pese a ello es una composición fluida, grácil y de extraordinaria belleza. Su origen proviene de las canciones típicas venecianas de las góndolas.
Valiente el artista en la elección de unas piezas españolas que el foro maneja y conoce a la perfección. Goyescas, subtitulada Los majos enamorados, es una suite para piano de Enrique Granados, compuesta en 1911 y está considerada la obra maestra del compositor. Hace referencia a la obra de Goya, de quien Granados era un gran admirador. A pesar de eso, no existe un paralelismo concreto entre las piezas y un cuadro del pintor en particular. La obra recrea, muy adecuadamente en la versión que lleva a cabo Benjamín Grosvenor, atmósferas y climas de un fondo claramente arabizante e hispano.
El concierto finalizaba en principio con Gaspard de la Nuit: Trois Poèmes pour Piano d’après Aloysius Bertrand”, el escritor protosimbolista que fascinó a Charles Baudelaire. Se trata de una partitura para piano solo compuesta por Maurice Ravel en 1908, que nunca orquestó.
En los poemas de Bertrand hay una visión pintoresca y fantástica de la Edad Media. Ravel llevó a la música tres de esos poemas, los que componen este tríptico para piano. La elección del autor refleja su estado de ánimo en este periodo, en el que su padre, muy enfermo, se encontraba próximo a la muerte. Gran compromiso y desafío para un intérprete tan joven abordar partituras diferentes con un calado de exigencia técnica e interpretativa evidentes. Consigue sacarlo adelante, aunque a lo largo de su vida musical, seguramente hará otras- muy diferentes lecturas- del concierto del Auditorio.
EL público presente en la sala se rindió a la elegancia, la claridad técnica, la prolijidad de la digitación y la entrega de Benjamin Grosvenor, que se despidió de los aplausos de Madrid con dos encore: el Estudio op. 72 núm. 11 de Moszkowski (un compositor de carrera de fondo diaria para los estudiosos del piano) y una de las Piezas líricas de Grieg (Erotikk, de la op. 43). Las localidades de prensa, en el primer anfiteatro, centradísimas, un regalo fantástico.
Alicia Perris

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