23 Ciclo grandes
Intérpretes. Auditorio Nacional de Música. Sala Sinfónica. 9 DE OCTUBRE DE
2018. Organiza Fundación Scherzo. Patrocina diario El País y colabora cadena
Ser.
PROGRAMA
J. S. BACH: Suite
Francesa nº 5 en Sol Mayor, BWV 816.
W. A. MOZART: Sonata
nº 13 en Si bemol mayor, K. 333.
Pausa
F. CHOPIN:
Barcarola, op. 60.
E. GRANADOS: Dos
piezas de Goyescas: Los requiebros y La maja y el ruiseñor.
M. RAVEL: Gaspard de
la Nuit.
Como una verdadera
declaración de principios, el joven pianista exclama sobre su concepción
del instrumento: “Mi
forma de entender el piano se inscribe en la tradición romántica” (Web
Tutti Magazine).
Efectivamente, tiene
Grosvenor una capacidad para que su narrativa instrumental se inscriba
en un estilo
conocido y reconocible, de factura tradicional, técnica brillante y limpia, y a
la vez
cool, para usar un
término que ya comienza a desgastarse pero que lo define a la perfección.
Grosvenor ganó la
final de piano de BBC Young Musician Competition en 2004
con 11 años. Llegó
después el reconocimiento internacional con los conciertos con orquestas
como la London
Philharmonic, la RAI de Turín, la New York Philarmonic, Philarmonia
Orchestra,
Gewandhaus de Leipzig, Tokyo Symphony, y sus presentaciones en el Royal
Festival
Hall, el Barbican
Centre, Victoria Hall de Singapur, The Frick Collection y en el Carnegie Hall,
entre otros famosos
coliseos. Actuó con la BBC Symphony en la Primera Noche del BBC PROMS
en 2011 llenando el
Royal Albert Hall y volvió a los BBC PROMS en 2012 junto con la Royal
Philharmonic
Orchestra y Charles Dutoit, y en 2014 con la BBC Philharmonic y Gianandrea
Noseda.
Entre sus principales recitales destacan sus actuaciones en la
Konzerthaus de Viena, Théâtre des Champs Elysées de París, Muziekgebouw de
Ámsterdam, Carnegie Hall de New York, Konzerthaus de Berlín, Barbican Centre de
Londres, Musashino Civic Cultural Hall de Tokio, los festivales de Lucerna,
Gilmore y La Roque d’Antheron, en las Series Internacionales del Southbank
Centre, así como su primera gira por Latinoamérica. En 2019 debutará con la
Orquesta Nacional de España y regresará al Palau de la Música Catalana y un
largo etcétera de éxitos, allí donde va.
Grosvenor encarna la
geografía del estar en el mundo británico, cuando desfila por el escenario
hacia su maravilloso piano de gran cola, porque igual podría haber salido de
unas de las bibliotecas del Ashmolean Museum de Oxford o formado parte del
cast de la subversiva película “If”, de Lindsay Anderson. Muy British. Mezcla
de contención y exuberancia condicionada en gran parte a la marca propia de
cada uno de los compositores que interpretó en un Auditorio con demasiadas
localidades sin ocupar. Otro misterio de los que nunca se descifran en la
relación que el público español tiene con la música clásica,sul repertorio y
las salas de concierto nacionales.
Poderosas ambas manos, una izquierda formidable que emerge donde
menos se la espera con una sonoridad orquestal, una paleta de colores discretos
en la sonata de Mozart, que cerró la primera parte de la velada. El segundo
movimiento es un andante cantabile en mi bemol mayor que debuta con terceras en
la mano derecha hasta llegar al tema más lírico del movimiento, con fluidas
triadas quebradas en la mano izquierda. Tal vez demasiada la veladura acústica
por momentos, por el generoso uso del pedal.
Grosvenor compone una Barcarola
soñadora en la segunda sección del concierto. Esta producción de Chopin en fa
sostenido mayor, Op. 60 es una pieza compuesta del otoño de 1845 al verano de
1846, que fue publicada en 1846 en Leipzig. Una obra de completa madurez, en la que Chopin
trabajó con dificultades. De hecho tuvo que abandonarla en varias ocasiones
antes de acabarla, pero pese a ello es una composición fluida, grácil y de
extraordinaria belleza. Su origen proviene de las canciones típicas venecianas
de las góndolas.
Valiente el artista en la
elección de unas piezas españolas que el foro maneja y conoce a la perfección. Goyescas,
subtitulada Los majos enamorados, es una suite para piano de Enrique Granados,
compuesta en 1911 y está considerada la obra maestra del compositor. Hace
referencia a la obra de Goya, de quien Granados era un gran admirador. A pesar
de eso, no existe un paralelismo concreto entre las piezas y un cuadro del
pintor en particular. La obra recrea, muy adecuadamente en la versión que lleva
a cabo Benjamín Grosvenor, atmósferas y climas de un fondo claramente
arabizante e hispano.
El concierto finalizaba en
principio con Gaspard de la Nuit: Trois Poèmes pour Piano d’après Aloysius
Bertrand”, el escritor protosimbolista que fascinó a Charles Baudelaire. Se
trata de una partitura para piano solo compuesta por Maurice Ravel en 1908, que
nunca orquestó.
En los poemas de Bertrand
hay una visión pintoresca y fantástica de la Edad Media. Ravel llevó a la
música tres de esos poemas, los que componen este tríptico para piano. La
elección del autor refleja su estado de ánimo en este periodo, en el que su
padre, muy enfermo, se encontraba próximo a la muerte. Gran compromiso y
desafío para un intérprete tan joven abordar partituras diferentes con un
calado de exigencia técnica e interpretativa evidentes. Consigue sacarlo
adelante, aunque a lo largo de su vida musical, seguramente hará otras- muy
diferentes lecturas- del concierto del Auditorio.
EL público presente en la
sala se rindió a la elegancia, la claridad técnica, la prolijidad de la
digitación y la entrega de Benjamin Grosvenor, que se despidió de los aplausos
de Madrid con dos encore: el Estudio op. 72 núm. 11 de Moszkowski (un
compositor de carrera de fondo diaria para los estudiosos del piano) y una de
las Piezas líricas de Grieg (Erotikk, de la op. 43). Las localidades de prensa,
en el primer anfiteatro, centradísimas, un regalo fantástico.
Alicia Perris
No hay comentarios:
Publicar un comentario