Cosmo emite la segunda
temporada de la serie sobre la prostitución en el Londres del siglo XVIII y ya
está confirmada una tercera
PATRICIA TUBELLA
Londres 29 SEP 2018 - 09:32 CEST
Dos prostíbulos del Londres
del siglo XVIII encarados en una guerra por el control del negocio libran una
nueva batalla en la segunda temporada de Harlots: cortesanas, drama británico
cuya narración se desarrolla desde el punto de vista de las trabajadoras del
sexo. La serie “no versa por una vez sobre los hombres, sino sobre cómo esas
mujeres increíbles son capaces de desafiar las ideas preconcebidas”, subraya
Samantha Morton, encarnación televisiva de una madame de la época que ve en el
comercio del cuerpo la única vía para sobrevivir y medrar. Cosmo emite la
segunda entrega los martes, está disponible también bajo demanda y se acaba de
anunciar que tendrá una tercera temporada.
La actriz inglesa (1977),
nominada al Oscar en dos ocasiones, retoma en la nueva entrega el papel de
Margaret Wells, la matriarca que ofertó a sus hijas al mejor postor y que ahora
va a acarrear con las consecuencias. El resentimiento de la mayor de las dos,
Charlotte (interpretada por Jessica Brown Findlay, de Downton Abbey), le conducirá
a fichar por el mucho más opulento burdel que regenta la gran rival de su
madre, Lydia Quigley (Lesley Manville). El cruce de rivalidades sobre el que ya
pivotaba la primera temporada se extremará hasta niveles muy peligrosos para
sus protagonistas.
Creada, producida y
dirigida por mujeres, Harlots: cortesanas traslada al espectador al Londres
georgiano, donde la prostitución, aunque ilegal, es uno de los sectores
comerciales de mayor auge. La originalidad de la propuesta reside en poner a
esas prostitutas en el centro del relato, mientras que su habitual papel de
comparsas en la ficción de época corresponde en este caso a los personajes
masculinos. Ellas son las protagonistas de una historia en la que, más allá de
las reyertas, traiciones e intercambios carnales de la trama, se expone su
condición de objeto de transacción en un entorno socioeconómico convulso.
Subrayar el poderío
femenino a partir de los resortes de la industria del sexo es un enfoque
controvertido, al que Morton —feminista declarada— contrapone el retrato que
brinda la serie sobre “unos tiempos desesperados que exigían medidas igualmente
desesperadas. ¿Qué otras opciones tenían esas mujeres? Incluso las señoras de
la mejor sociedad no eran propietarias de sí mismas, sino de sus maridos,
mientras que las prostitutas que trabajan de forma organizada para Margaret
Wells al menos sienten que tienen más poder y derechos”.
Su hija en la ficción no lo
ve del mismo modo. Y los nuevos capítulos revelan hasta qué punto Charlote va a
proyectar su rencor hacia la madre-madame, a quien además no perdona que
también arrastrara en su empresa a la hermana pequeña, Lucy (Eloise Smyth),
abocada a convertirse en la amante de un hombre influyente. “Margaret utiliza
sus contactos para aupar a Lucy en la sociedad inglesa, del mismo modo que
todavía hoy tantos padres envían a sus hijos a la 'escuela adecuada' para que
conozcan a las 'personas apropiadas", recalca Morton desde una de las
lecturas contemporáneas de Harlots sobre el arribismo social.
Inspirada en el libro
Harris´s List of Covent Garden Ladies (un directorio anual de las prostitutas
que trabajaban en el Londres del siglo XVIII), la serie escrita por Moira
Buffini invita a “ver la historia con perspectiva e incluso a sentir empatía
por esas mujeres”, en palabras de una actriz que tiene sus mejores duelos
televisivos frente a Lesley Manville, una de las grandes figuras del teatro
británico y también finalista el año pasado en los premios de la academia de
Hollywood.
A ese reparto de lujo,
Harlots: cortesanas suma la cuidada producción y un guion que tiene su fuerte
en los diálogos, amén de los ingredientes de la trama, que Morton resume en
“poder y dominación masculina, corrupción y avaricia. Es una historia muy
humana y, por encima de los atuendos de la época, su temática sigue siendo
universal”.
ALTA SOCIEDAD
Liv Tyler en 'Harlots'.
La actriz y modelo Liv
Tyler (Nueva York, 1977) se incorpora a la segunda temporada de Harlots de la
mano de una dama de la alta sociedad que es víctima del chantaje de la madame
Lydia Quigley. Su personaje de lady Fitzwilliam convertirá en principal
objetivo desentrañar los más oscuros secretos de la embaucadora.
La inolvidable doncella
Arwen de la saga de El señor de los anillos —quien reside desde hace años en el
Reino Unido por motivos familiares— describe su nuevo papel televisivo como el
de una mujer “atrapada en la jaula de la sociedad y de su estatus” y sometida
por su hermano, en contraste con “esas prostitutas que, a pesar de todas sus
privaciones, tienen un sentido de la libertad del que ella carece”.
https://elpais.com/cultura/2018/09/28/television/1538136839_842917.html
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