ELENA PITA
La actriz Isabella
Rossellini, en un momento de la obra 'Link-Link Circus'. DAVID RUANO
La actriz, hija de Ingrid
Bergman y Roberto Rossellini, habla de su última obra 'Link-Link Circus', de su
vida en el cine, de su pasión animalista y del peso del azar
Isabella Rossellini se
parece mucho a Isabella Rossellini, con su pelo negro oscuro siempre a lo
garçon, su piel blanca inmaculada y la nariz del padre colgada en su cara
redonda. En nada, sin embargo, se parece a la hija de dos iconos del cine,
icono ella misma. Habla con la sencillez de la elegancia innata. Viene a contarnos
de los pensamientos animales en el monólogo teatral que ha escrito y producido,
que interpreta junto a la perrita Pam y dirige a medias con Guido Torlonia
(Teatre Akademia, Barcelona): Link-Link Circus. El circo que siempre deseó: de
niña recogía animales perdidos, y los adiestraba y disfrazaba para sus juegos
hasta que un día su padre le abroncó porque su habitación era un hervidero de
pulgas que "saltaban felices como burbujas de agua San
Pellegrino".Todo empieza con un arbusto de rosas bautizadas Ingrid Bergman
en honor a su madre, que acababa de morir. "Entonces estaba escribiendo un
libro que titulé Some of me, planté las rosas y de pronto me di cuenta de que
una especie de pulgón se las comía. Descubrí que era un bicho protegido por las
hormigas, que se alimentan de sus secreciones, como el hombre protege y se
alimenta de las vacas; así que lo metí en la narración". Fue su bautismo
como escritora de historias animalistas, luego filmó una serie de cortos para
Sundance Channel y de ellos hizo una obra de teatro (Green Porno); y a aquel
tratado sobre el sexo de los animales le ha seguido esta otra pieza más casta y
sesuda, y aun así, ¿también cómica? "Todas mis historias sobre animales
tienen un mismo tono cómico pero desde una base científica, por algo he vuelto
a la universidad para hacer un máster sobre el comportamiento animal. Claro que
es más sencillo atraer a la gente hablando de sexo que de conciencia e
inteligencia, pero por eso actúo con un perro, para encantar a la audiencia,
porque antes que nada soy actriz. Quiero que la gente vaya de la risa a la
reflexión". Viene a decirnos que "hay una continuidad entre nuestra
cognición y la de los animales, link-link".
¿Qué es el surrealismo en
su vida?
Se me asocia al surrealismo
por las películas de David Lynch o porque me disfrazo de animal en mis
comedias, pero no le pondría etiqueta a mi trabajo. No busco un estilo
específico: me gusta lo divertido, simple y breve. Una vez un profesor de
Ciencias me dijo que no parecía la hija de Bergman y Rosselini sino de la
trinidad formada por Cicciolina, David Attenborough y Luis Buñuel.
En un recorrido por las
influencias que ha tenido en su vida y su carrera, dice a la primera:
"Roberto Benigni". Con él compartió su primer trabajo, un programa de
noticias cómicas en la RAI. Ella era corresponsal del showbiz en Nueva York, y
él crítico de películas que no había visto. "Roberto tuvo un éxito enorme,
pero yo no era propiamente una comediante ni una periodista. Cuando a los tres
años acabó, mientras pensaba qué hacer surgió mi trabajo como modelo". Fue
en una de esas entrevistas cuando conoció a Martin Scorsese, sintieron un
flechazo y se casaron. ¿Nunca le ofreció un papel? "Entonces no pensaba
ser actriz; además, sus primeras películas eran muy masculinas". ¿Le
molestaba que fuera usted modelo? "Digamos que no estaba por la labor de
ayudarme, no sabía nada de ese mundo, en el que yo empecé por hacer un favor a
un amigo italiano que tenía una agencia de modelos masculinos. Como es el único
trabajo en el que las mujeres cobran más, para atraer modelos femeninas me
pidió hacerme unas fotos con Bruce Weber. El editor internacional de Vogue las
vio y me propuso posar para Avedon. Nunca creí que aquello cambiaría mi
vida.Tercer y neurálgico eslabón: David Lynch.
¿Cómo le conoció y cómo fue
que le pidió el papel de Dorothy Vallens en Blue Velvet, que en principio era
para Helen Mirren?
No, él me pidió a mí que lo
hiciera. Yo estaba cenando con Martha De Laurentiis en un restaurante de su
marido, y David Lynch estaba sentado con otros familiares del productor, y como
se conocían, compartimos la mesa y cenamos juntos. Yo acababa de terminar una
película en la que trabajaba Mirren (Noches de sol), y él: "Oh, ¿no
tendrás su teléfono? Porque su agente no me responde y quiero convencerla".
Pero ¡cómo iba a dárselo! Al día siguiente me envió el guion a casa con una
nota: "Pensándolo bien, tal vez tú estés interesada en hacer la
película". Lo leí y era tan controvertido y original que le pedí hacer una
prueba. Le expliqué que quería interpretar a Dorothy como víctima del síndrome
de Estocolmo y aceptó.
Lo señala como su papel
favorito. ¿Cómo es posible?
Porque habla del abuso
contra las mujeres. Ahora sabemos que la mujer maltratada cree que lo merece,
pero entonces solo las feministas convencidas como yo éramos conscientes de
ello; el papel abordaba un asunto que nadie había contado en el cine. No me
hacía ninguna gracia aquel desnudo integral, pero David me contó que un día de
pequeño volvía del colegio con su hermano y vio una mujer desnuda caminando por
la calle; en lugar de sentirse atraído, se asustó muchísimo, empezó a llorar y
echó a correr, porque entendió que algo terrible le había ocurrido. Entonces
vino a mí la imagen de la niña de Vietnam, la célebre fotografía de Nick Ut,
con aquel gesto de desamparo. Y ese fue el gesto que hice.
Con su interpretación se
convirtió en icono y esposa del cineasta. ¿Es fácil vivir con el peso de una
influencia tan decisiva? "Fue una influencia muy buena. Yo entendí gracias
a mi padre qué es un autor: alguien que tiene un punto de vista muy diferente,
y lo que busca no es un estilo sino expresar algo que nadie ha dicho hasta
entonces. Para David ese algo es el misterio, y cuando le acusan de no tener
coherencia narrativa y de que sus películas no se entienden, él contesta: ¿y tú
entiendes la vida? Un día me lo explicó así: 'Cuando entras en una habitación
la atmósfera dicta tu comportamiento, y para mí lo interesante es capturar ese
misterio'".
https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2018/10/07/5bb7a56346163fc2718b45dc.html
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