En el interior de la tumba
de Tutankamón MAITE VAQUERO y EMILIO AMADE
Detrás del muro de
Tutankamón
Las cámaras secretas que
esconde la tumba de Tutankamón
FRANCISCO CARRIÓNEl Cairo
A principios del pasado
abril una horda de periodistas desfiló por el Valle de los Reyes, en la sureña
Luxor, a la caza de Nicholas Reeves. El egiptólogo británico había publicado
meses antes una corazonada que hizo correr ríos de tinta: la existencia de dos
oquedades ocultas en los muros oeste y norte de la tumba de Tutankamón. Según
su tesis, uno de los espacios albergaría la cámara funeraria de la esquiva
Nefertiti. Desde aquel escaneado -el tercero al que fue sometida la sepultura
en cuestión de meses-, las autoridades egipcias optaron por el sigilo. El
revuelo mediático cesó abruptamente y, tras una polémica conferencia internacional
celebrada en El Cairo en mayo, no se volvió a hablar públicamente del asunto.
Hasta ahora. "La teoría fue esbozada por Reeves pero la tumba de
Tutankamón pertenece a Egipto", replica tajante el ministro de
Antigüedades egipcio Jaled al Anani en una entrevista exclusiva con EL MUNDO.
"El proyecto no ha sido cancelado pero prefiero tratar con instituciones
científicas.Nos llegó una propuesta seria desde Italia. El comité permanente la
estudió y ha sido aprobada", desvela Al Anani cuyo nombramiento coincidió
precisamente con el mutismo que ha sepultado la aventura de Reeves. Hasta
entonces, una nerviosa sucesión de ruedas de prensa y declaraciones públicas
había disparado las especulaciones entre la legión de forofos de la
egiptología.En conversación con este diario, Al Anani confirma que Reeves
-profesor de la universidad estadounidense de Arizona- y el equipo de National
Geographic que sufragaba los exámenes de la tumba han sido apartados del
proyecto. "La nueva propuesta procede del Centro Nacional de Investigación
de Italia. Comenzarán a trabajar muy pronto, a finales de febrero o principios
de marzo", augura el máximo responsable de las antigüedades del país
árabe. "La misión es idéntica a la que se ha desarrollado hasta ahora. Se
trata de escanear las paredes de la tumba. Hay que diferenciar entre la teoría
y la persona que la formuló. Estamos trabajando sobre la tesis de que puede
haber algo", detalla Al Anani. "El señor Reeves no está relacionado
con el nuevo proyecto y no está desarrollando ninguna investigación sobre la
tumba en estos momentos pero, como cualquier otro especialista, puede enviar
una solicitud y será examinada. Hasta ahora, no he recibido ninguna propuesta
de una institución que lleve el nombre de Reeves. Para nosotros resulta crucial
tratar con instituciones", argumenta el ministro. En los últimos días este
diario se ha puesto en contacto en varias ocasiones con el egiptólogo británico
sin obtener respuesta.El giro de 180 grados protagonizado por el Gobierno
egipcio, desde el desbordante entusiasmo inicial a la estricta cautela actual,
también ha alcanzado al objetivo de la exploración. "Tenemos que dejarle
tiempo a la ciencia y a sus métodos. Las expectativas o los sentimientos no
funcionan aquí. Mi esperanza es encontrar algo en la de Tutankamón y en
cualquier otra tumba de Egipto pero hay que distinguir entre esperanzas y
emociones. Es tan posible que existan esas cavidades como no hallar nada",
desliza el arqueólogo. Su escepticismo se ha llevado incluso por delante las
declaraciones públicas de su predecesor en el cargo, Mamduh al Damati, quien
aseguró estar "seguro al 90%" de que la sepultura del "faraón
niño" -hallada por Howard Carter en 1922- escondía otra cámara o tumba
detrás de sus actuales muros. "Debe preguntarle a él. Yo sólo soy
responsable de mis palabras pero creo que existe una diferencia entre lo que él
dijo y lo que se le entendió. Al Damati me comentó que jamás había dicho lo del
90% en esos términos. Simplemente se limitó a informar de que el especialista
del radar afirmaba que existía ese porcentaje de probabilidades de hallar
algo", apunta Al Anani.Su llamada a la prudencia afecta, además, al propio
calendario de la renovada iniciativa. "La investigación puede llevar años.
Carter necesitó diez campañas para hallar la tumba. Ni entonces hubo plazos ni
los habrá ahora". Y a la ilusión de localizar el descanso eterno de
Nefertiti, "Era -admite- un paso muy remoto. Yo soy un académico. Primero
tenemos que certificar que hay cavidad y, si existe, habrá que precisar si es
simplemente una oquedad o una tumba. En el segundo caso, lo siguiente sería
investigar a quién pudo pertenecer. Estamos aún en la primera pregunta".
Alarmado tal vez por el espectáculo que se ofreció hace un año, Al Anani
subraya: "los procedimientos científicos deben ser respetados y seguidos
con cuidado porque tenemos una credibilidad en el mundo". A su juicio, no
obstante, la campaña que alentó la teoría de Reeves no dañó la imagen del país.
"Se hizo lo adecuado. Cuando publicó su artículo, se le invitó a Egipto
para que pudiera comprobar su tesis examinado la tumba con técnicas no
invasivas. Yo estoy tan entusiasmado como mi predecesor con la posibilidad de localizar algo nuevo".
http://www.elmundo.es/ciencia/2017/02/10/589c9bf7ca4741f1318b4639.html
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