15/09/2018 — 03/02/2019
Kazimir Malévich es uno de
los artistas más famosos del siglo XX. A mediados de la década de 1910 creó una
tendencia de arte abstracto que bautizó como “suprematismo” (del latín supremus
– lo más alto), y que no ha dejado de influir en pintores, arquitectos o
diseñadores de todo el mundo.
La exposición presentada en
Málaga se nutre de la colección de obras de Malévich pertenecientes al Museo
Estatal Ruso de San Petersburgo, la mayor y más completa de este maestro. El
conjunto de obras expuesto, incluyendo 16 piezas que se ven por primera vez en
España, revela la trayectoria creativa inicial de Malévich, la invención del
suprematismo como expresión innovadora de su percepción del mundo mediante un
lenguaje abstracto y, finalmente, el desarrollo y transformación del
suprematismo geométrico en formas figurativas que él llamó “supronaturalismo”.
En la búsqueda de su camino
en el arte, Malévich, como muchos de sus contemporáneos, se sintió
sucesivamente atraído por el impresionismo, la obra de Cézanne y el futurismo,
pero ninguna de estas etapas fue muy larga.
Ya en 1913, Malévich pinta
varias obras de carácter alógico que le llevan a la idea de crear la ópera bufa
Victoria sobre el sol (con música de Mijaíl Matiushin y libreto de Alexéi
Krucheniy).
En esta pieza se presentaba
la batalla de la gente del futuro contra los prejuicios burgueses, simbolizada
por la aparición de un telón donde el sol tiene la forma de un cuadrado negro
en lugar del habitual círculo rojo.
Este es el origen del
Cuadrado negro: una metáfora para una encarnación radicalmente nueva del arte
en tiempos modernos. Empezar de cero y cambiar totalmente el lenguaje expresivo
del arte: esa era la idea que guiaba el suprematismo de Malévich.
A finales de 1915, en la
entonces llamada Petrogrado, el Cuadrado Negro y el Cuadrado Rojo se
presentaron, junto con más de 30 obras suprematistas, en una exposición llamada
a ser un punto de inflexion en la historia del arte: “0,10. La última
exposición futurista”.
Después de la Revolución
rusa en octubre de 1917, Malévich se dedicó a reorganizar la educación
artística según los nuevos principios de la vanguardia. Como muchos de sus
contemporáneos, buscaba una manera de renovar el marco en que debía habitar el
hombre moderno cambiando la práctica de la arquitectura y el diseño.
Malévich y el suprematismo
A mediados de los años 20
Malévich, que no podía permanecer indiferente a una situación sociopolítica
cada vez más difícil, especialmente para un campesinado que fue despojado de
todo por el nuevo régimen, busca una salida expresiva a las dificultades que
encuentra su suprematismo pictórico para ser entendido en la sociedad
soviética.
Fiel a su idea de que el
artista debía reflejar la vida real, pero siempre de un modo artístico y no
naturalista, comenzará a pintar campesinos, obreros y, en general, obras
temáticas a partir del final de los años 20.
Sin traicionar el
suprematismo que había creado en la década anterior, lo transformó en una nueva
forma. Los personajes en las composiciones figurativas de esta nueva etapa no
tienen peso, no son retratos ni expresan acciones concretas. Los fondos no son
paisajes pintados; son abstractos, como en las composiciones suprematistas de
los años 10.
Basta comparar estas obras
con las producidas al mismo tiempo por los contemporáneos de Malévich que se
atuvieron a la norma del Realismo Socialista (como las de Samokhválov o Deineka
que este museo presenta en las salas contiguas), para entender la radical
diferencia que distingue a este artista.
Igual que antes, Malévich produce
imágenes universales cuyo sentido no descansa en la reproducción de la realidad
sino en una encarnación plástica sin referentes concretos.
Durante los últimos años de
su vida Malévich siguió replanteándose la cuestión de qué estilo usar. A juzgar
por el Retrato de la mujer del artista, el Autorretrato y otras obras
terminadas de este ciclo, Malévich volvía a marcar distancias con el realismo soviético, ahora recurriendo a
estilos del Renacimiento para crear imágenes elevadas e impersonales de sus contemporáneos.
Incluso llegó a escribir el
título Artista en el dorso de su Autorretrato, confirmando así la imagen
universal de un Creador.
https://www.coleccionmuseoruso.es/exposicion/exposicion-kazimir-malevich-malaga/
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